Selena de quince años:
Los ojos de la hermosa niña de cabellera castaña rojiza y mirada tormentosa, estaba repleta de lágrimas que empañaban su campo de visión, tanto así que amenazaban con nublarse por completo.
La desesperación se había apoderado de ella, mientras los nervios y el estrés, revolvían sus intestinos a tal punto que tenía ganas de vomitar.
Pero ella no lo haría, no vomitaria, no cuando aún tenía un claro y crucial trabajo que hacer.
Quitar la notable mancha de sangre del colchón.
Ella no había matado a nadie ni nada
Alexander de ocho años:Jamás había sido el niño perfecto, ni de cerca lograba asemejarse a los conceptos arcaicos con los que se suponía, debía estar relacionado un niño.Alexander amaba el ruido, amaba la música, el ruido de la ciudad en su momento de mayor esplendor y adoraba escuchar a las personas hablar a su alrededor.El caos que acompañaba el ruido, los sonidos, eso es lo que tanto le gustaba al niño de mirada esmeralda y cabello color sol, puesto que eso era lo único que le permitía ahogar la nube brumosa de pensamientos que hostigaban su mente a diario.Pero para su suerte, en el orfanato dónde vivía, le resultaba
Por primera vez en toda su vida, Selena durmió plácidamente toda la noche, sin sentir la más mínima inquietud, o temor en toda la noche.Incluso, sus sueños, fueron agradables y acogedores, como si le permitieran tener aquella agradable victoria, al menos por una noche.Un pequeño alivio a su alma atormentada, permitiéndole respirar algo de paz.Para el momento en que su mirada gris tormenta se abrió ante el mundo, un cálido y gentil rayo de sol se filtraba por la ventana medio abierta del dormitorio, besando la piel desnuda de su brazo.Somnolienta y algo dormida, Selena se sentó en la cama, recostando su espalda contra el cómodo respaldar de esta, mientras tiraba de las sá
Alexander:El millonario de mirada esmeralda y cabello dorado como el sol, observó el rostro de la hermosa mujer frente a él, sentada en su cama, medio desnuda, vistiendo su camisa.Las palabras que Selena acababa de pronunciar se deslizaron al interior de su mente, calando hasta lo más profundo de esta para generar una nueva ola de sentimientos y emociones que se retorcían en su interior.Aquella atractiva mujer, destrozada por la pésima vida que le tocó afrontar, le ofrecía algo simple y fácil, pero a su vez, algo que nadie le había propuesto jamás.Cuidarse mutuamente, velar por la seguridad el uno del otro. Al oír aquellas palabras, todo el cuerpo de Alexander Murth se tensó, mientras las pulsaciones cardíacas comenzaban a acelerarse en el medio de su pecho.La hermosa mujer frente a él acababa de decir las palabras que serían su salvación, la salvación de su imperio, del trabajo de sus sueños.Sin embargo, él no podía dejar de sentir una extraña sensación en su ser, como si de alguna forma él estuviera forzando las cosas, empujándola al peligro.—No tienes que hacerlo si no quieres, Selena—dijo él, sin poder evitar pensar en la cercanía de sus cuerpos, y en lo delicioso que era sentir el calor de las piernas desnudas de Selena contra él.Capítulo 11: Deseo y pasión.
El millonario no podía comprar, no luego de todas las veces que él había llevado a una bella dama a la cama. Aún así, le resultaba imposible no pensar en la hermosa mujer durmiendo desnuda a su lado, con una mano recostada plácidamente sobre su pecho. Alexander se había debatido seriamente si debía moverse para apartarse de su tacto, o simplemente, lo mejor sería que él pasará la noche en el sillón, igual que la noche anterior. Sin embargo, el chico de cabello dorado y mirada esmeralda, no hizo ninguna de las dos cosas. Él se quedó recostado, completamente desnudo, al igual que ella, mientras observaba cada detalle de su cuerpo. Su rostro, aunque parecía relajado, mantenía sus
El millonario, Alexander Murth quedó petrificado, sus músculos entumecidos, mientras permitía que las palabras de Alissa se deslizaran al interior de su mente, mezclandose con sus propias ideas, para darle paso a algo más, un sentimiento que atormentaba al hombre dia y noche. La desconfianza. Alexander, era por excelencia, la persona más desconfianza y escéptica que pudiera llegar a habitar en el mundo. El simplemente no confiaba en nadie, o al menos, su grupo era increíblemente reducido. La bella mujer de cabello castaño y mirada azul, había logrado capturar parte de su confianza, permitiéndole deslizarse a su vida sin ningún problema. Él sabía y era consciente de las ambiciones y deseos de la dama, sabía que ella aspirab
Selena: La bella mujer de cabellera tan rojiza como el fuego, descanso hasta avanzada la mañana, cuando finalmente los rayos abrasadores del sol la despertaron, calentando su rostro soñador y trayendola de regreso al mundo real. A ella le tomó varios minutos comprender dónde demonios estaba y qué hacía realmente allí, puesto que la noche con Alexander le parecía propia de una película y no de su vida real. Cuando finalmente los recuerdos de lo ocurrido se deslizaron en su mente, ella se maldijo a sí misma entre dientes por haber tomado tan absurda decisión, mientras se revolvía inquieta en la cama, intentando salir del cálido y embriagador abrazo suave de las sabanas. Para su suerte o condena, el mi
Alexander Murth:El millonario avanzó por el amplio pasillo del edificio, flanqueado por varias oficinas repletas de personas que comenzaban a llegar a su lugar de trabajo. Aunque uno podría creer que la mirada del hermoso hombre delataba su presente interés en los asuntos de su empresa, la realidad era que su mente se encontraba completamente ajena a todo lo que estaba ocurriendo allí.Los pensamientos lo invadian y abrumaba, envolviéndolo cada vez más en un círculo de desesperación y esperanzas perdidas. ¿Que iba a hacer el sin Alissa?.No, aún más importante. ¿Qué demonios iba a hacer con Selena y un posible bebe?