Molly
Las puertas automáticas de emergencias, se abren ante nosotros, Henry tiene mi mano aprisionada a la suya, está angustiado, caminamos por el largo pasillo.
Nos acercamos a una estación dónde se encuentra un grupo de enfermeros.
—Buenas noches, soy Henry Goldberg, me han…—un tipo con bata blanca y de barba rojiza, se acerca a nosotros.
—Soy el doctor de su hermano. —Henry muestra ansiedad.
—Soy Henry, dígame, ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está mi hermano? ¿Qué es lo que ha pasado? —pregunta desesperado. El doctor suaviza su rostro para tranquilizarnos.
—Un auto se ha estrellado contra el de su hermano al no respetar la luz roja, el auto quedó casi desecho y el otro conductor también ha sobrevivido con lesiones leves, pero lo peor le ha tocado…—me llevo una ma
Henry Me había regresado porque no tenía las llaves del auto, recuerdo haberlas entregado a Molly. Y me encuentro con una escena, que me parte el alma. Mi novia y mi hermano hablando de la mujer que lo ha destruido. Cierro la puerta con cuidado, mientras intento esquivar el nudo en el centro de mi garganta. El dolor de escuchar a mi hermano decir que la extraña, me hace querer buscarla debajo de las piedras, traerla y enseñarle como ha dejado a mi hermano después de cinco años. Mis manos forman puños, miles de pensamientos pasan por mi cabeza. Luego intento centrarme en lo más importante y es Sebastian. Me hago una promesa. —Te voy a encontrar y te haré pagar caro. *** Pico con el tenedor la fruta cortada y se la acerco a la boca a Sebastian, él arquea la ceja al ver mi acción
Molly Había pasado varios días desde ese momento en el elevador, muerdo la uña de mi dedo y contemplo la vista, perdida en mis pensamientos. Sebastian estaría ausente por semanas, había anunciado días atrás después de su alta del hospital, que trabajaría desde la comodidad de su departamento. Helen era perfecta para el puesto de asistente, no había tenido un error desde que empezó su prueba del mes. Se le veía contenta con el puesto, pero en el tema de cupido, pareciese que no le interesaba para nada Sebastian. Tendría que averiguar un poco más. — ¿Señorita Marshall? —giro mi silla al escuchar la voz de Helen. — ¿Sí? —pregunto, curiosa. —El señor Goldberg ha pedido...—se corrige—el señor Sebastian Goldberg ha pedido que mande a un mensajero para recoger la documentación del proyecto principal para el concurso
Molly La piel se me eriza por completo. —Y yo a ti. —deja otro beso contra mis labios y me deja abrir la puerta. Salgo de la oficina con una sonrisa a medias, entro a mi oficina y me dejo caer en mi silla. El viaje a Londres es lo que me tiene, pienso en que podría verse con Alexandra, los celos crecen en mí. —Tranquila, Molly. Tranquila… Helen llega a la oficina casi una hora después, puedo ver como su mirada la baja y sus mejillas las tienen sonrojadas, al tiempo que me entrega el sobre color manila. — ¿Todo bien? —pregunto, curiosa. —Sí, aquí tiene el encargo de parte del señor Sebastian. —le doy las gracias y sin mirarme se retira de la oficina, me quedo inquieta, me levanto y me dirijo a su área de trabajo, algo me inquieta. —Helen…—ella levanta su mir
Henry Lanzo unas camisas sobre la cama, a un lado de mi maleta, reviso que mi pasaporte esté en regla, así como el resto de los documentos, mis nervios crecen, pero no entiendo por qué, sé qué Molly está inquieta con el viaje, pero es algo que tengo que hacer, finalmente mi departamento ha encontrado un nuevo dueño. Pensé que me despediría en el aeropuerto, pero se le ha atravesado algo, no quise presionar, pero sé que no le gustan las despedidas. Sonrío nostálgico, mi Molly, mi dulce y pequeña Molly. Miro el reloj y es hora de que salga, recojo todo a toda prisa, al salir del departamento, repaso de nuevo si no he olvidado algo más, pero no. Bajo al estacionamiento privado, mi móvil suena y veo que anuncia una llamada entrante de Molly. Deslizo el botón, y contesto. —Pequeña, pensé que no me llamarías. —se escucha un suspiro al otro lado de la l
Molly Goldberg Me observo de nuevo en el espejo, mi reflejo no es el mismo desde hace cuatro años atrás, ahora, mi mirada es distinta, es más fría, mi rostro muestra más la dureza que llevo conmigo y todo debido a él. ¿Cómo puede cambiar el dolor y la decepción en una persona? Ya no era aquella Molly, la dulce Molly ha quedado atrás, ya no era la mujer que se había enamorado, que había entregado su corazón...y lo habían hecho añicos. Cierro los ojos y suelto un largo suspiro, mi mano se va a mi pecho, como si eso fuese a calmar el latido frenético de mi corazón. — ¿Molly? —abro los ojos y veo el reflejo en el espejo de aquel hombre que me sacó de mi propio mar de dolor y decepción. Sonrío apenas. — ¿Sí? —él arruga su ceño, intrigado por mi semblante. — ¿Estás bien? —sonrío más para poder
Flashback (Flash de recuerdo del pasado) Molly “¿Cómo decirle al corazón que deje de latir tan deprisa? Me pregunto por un momento cuando mi mano se va a ese lugar. Mi respiración se vuelve inestable, los nervios me invaden por dentro, me hacen tambalear en tan importante día, miro de nuevo a la mujer que está reflejada en ese espejo, es otra. Había pasado solo tres meses desde la propuesta de matrimonio de Henry...y hoy, estamos a punto de decir "Sí" ante todo el mundo y oficialmente seremos...marido y mujer. Mi corazón se agita con ferocidad. —Respira, Molly, respira. —llevo saliva al sentir mi garganta totalmente seca. El vestido de encaje se amolda a mis caderas, más a mis pechos, el escote es discreto y elegante, dejando el descubierto ambos hombros, mi mirada se desliza hasta llegar a la cola de sirena del vestido, mis uñas perfectas ap
Molly — ¿Quieres bailar? —pregunta Sebastian, asiento regresando al momento. Él nota mi tensión. —No vendrá, Moll. Ha dicho su asistente que no vendrá. —mi corazón late frenéticamente al escuchar esas palabras. —No entiendo de que me hablas, ¿Hablas de alguien en especial? —no puedo evitar no tensar mi quijada. —Luces demasiado hermosa como para que, por ello, no disfrutes esta noche, esta noche es una parte de los logros que hemos hecho en Empresas Goldberg. —Lo sé, —le sonrío sinceramente. —Has hecho mucho por la empresa. —Juntos lo hemos hecho. —dice en un tono de “No empieces” pero sé qué es verdad. Yo solo estuve aprendiendo el oficio, él lo había hecho totalmente solo, sin la ayuda de él. De la mano me lleva a la pista, con cuidado levanto mí
Molly Goldberg Me observo de nuevo en el espejo, mi reflejo no es el mismo desde hace cuatro años atrás, ahora, mi mirada es distinta, es más fría, mi rostro muestra más la dureza que llevo conmigo y todo debido a él. ¿Cómo puede cambiar el dolor y la decepción en una persona? Ya no era aquella Molly, la dulce Molly ha quedado atrás, ya no era la mujer que se había enamorado, que había entregado su corazón...y lo habían hecho añicos. Cierro los ojos y suelto un largo suspiro, mi mano se va a mi pecho, como si eso fuese a calmar el latido frenético de mi corazón. —¿Molly? —abro los ojos y veo el reflejo en el espejo de aquel hombre que me sacó de mi propio mar de dolor y decepción. Sonrío apenas. —¿Sí? —él arruga su ceño, intrigado por mi semblante. —¿Estás bien? —sonrío más