Molly
— ¿Y dónde vas a dormir? —pregunta Henry cortando nuestro agarre.
—Voy a ir a un hotel. —le digo algo incómoda, lo esquivo y me acerco al auto, dónde he dejado mi maleta, escucho que viene Henry detrás de mí.
— ¿Qué? ¿Está loca? no voy a permitir que mi novia se vaya a un hotel y mucho menos a esta hora.
—Por el momento, —abro la puerta de atrás de mi auto y lanzo la maleta, al cerrarla, me vuelvo hacia Henry, tiene sus manos en su cintura. —Mañana veré si me mudo por mientras a la casa que me ha dado tu abuelo, en lo que se vende y encuentro un departamento cerca de la empresa.
—Es mejor irnos directamente a la casa de mi abuelo, no vas a pisar un hotel.
— ¿Qué tiene de malo? Tú estuviste viviendo en uno desde que llegaste a la ciudad.
Henry Suspiro. Abro lentamente mis ojos cuando me separo de los labios de Molly. ¡Dios! ¿Cómo puede latir tan rápido mi corazón con solo besarla? Mi piel se eriza de pies a cabeza. Me pierdo por un momento en sus ojos verdosos y dilatados. Ella se muerde el labio, al soltarlo sonríe. — ¿Qué piensas? —pregunta muy curiosa al levantar la mano para acariciar mi mejilla. Paso mis dedos por su cabello que cae por un lado de su frente. —Nada, solo te miro, me gusta mirarte… Molly sonríe ampliamente. —A mí también…—deja un beso fugaz contra mis labios, luego se remueve y se sienta en la orilla de la cama, intenta tirar de la sábana para cubrir su desnudez. — ¿Por qué insistes en cubrir tu cuerpo? —ella balbucea algo que no alcanzo
Molly Ha pasado varios días y Helen sigue en la prueba de mes sin ningún error, Sebastian ha insistido en buscar otros candidatos, pero sé que ella hace un excelente trabajo, solo es cuestión de que Sebastian abra sus ojos y miré a otra dirección después de todo lo que ha pasado. Sonrío como tonta, ¿Cuándo me iba a imaginar que podría hacer el trabajo de cupido? ¡Luego con Sebastian! Bueno, desde que sé su secreto, desde que conozco esa parte que siempre que aguardaba celosamente, me hace querer encontrarle a alguien para que olvide a esa mujer que le ha roto el corazón, quizás Helen podría curar esas profundas heridas. — ¿En qué tanto piensas? —me exalto al escuchar la voz de Sebastian. —Nada, nada—digo rápido arreglando los documentos en mi escritorio, ¿En qué momento ha entrado? Veo como sigilosamente se acerca
Henry Le entrego una copa de champagne a Molly, ella está plácidamente recostada en una tumbona frente al océano, ella me sonríe, da un sorbo y aprueba su sabor. —Sabe deliciosa. —Casi gime, me quedo como bobo observando cuando da un segundo trago, —Definitivamente será mi bebida favorita. —levanta su sobrero, baja sus lentes de sol y me mira detenidamente, como si fuese sido pillado. Sonrío, creo que dudo por un momento que es lo que iba a hacer, me siento a su lado, dejo la botella en el hielo. — ¿Todo bien? —asiento, lentamente. Me retiro la camiseta y me dejo los pantalones cortos, me recuesto a su lado. —Dios, esto nos va a relajar después de una larga semana de tensión y estrés. Escucho un suspiro, siento como tira de mi cabeza para que me recuesto en sus muslos, me acomodo vertical, sus dedos acarician el vello de mi pe
Molly Las puertas automáticas de emergencias, se abren ante nosotros, Henry tiene mi mano aprisionada a la suya, está angustiado, caminamos por el largo pasillo. Nos acercamos a una estación dónde se encuentra un grupo de enfermeros. —Buenas noches, soy Henry Goldberg, me han…—un tipo con bata blanca y de barba rojiza, se acerca a nosotros. —Soy el doctor de su hermano. —Henry muestra ansiedad. —Soy Henry, dígame, ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está mi hermano? ¿Qué es lo que ha pasado? —pregunta desesperado. El doctor suaviza su rostro para tranquilizarnos. —Un auto se ha estrellado contra el de su hermano al no respetar la luz roja, el auto quedó casi desecho y el otro conductor también ha sobrevivido con lesiones leves, pero lo peor le ha tocado…—me llevo una ma
Henry Me había regresado porque no tenía las llaves del auto, recuerdo haberlas entregado a Molly. Y me encuentro con una escena, que me parte el alma. Mi novia y mi hermano hablando de la mujer que lo ha destruido. Cierro la puerta con cuidado, mientras intento esquivar el nudo en el centro de mi garganta. El dolor de escuchar a mi hermano decir que la extraña, me hace querer buscarla debajo de las piedras, traerla y enseñarle como ha dejado a mi hermano después de cinco años. Mis manos forman puños, miles de pensamientos pasan por mi cabeza. Luego intento centrarme en lo más importante y es Sebastian. Me hago una promesa. —Te voy a encontrar y te haré pagar caro. *** Pico con el tenedor la fruta cortada y se la acerco a la boca a Sebastian, él arquea la ceja al ver mi acción
Molly Había pasado varios días desde ese momento en el elevador, muerdo la uña de mi dedo y contemplo la vista, perdida en mis pensamientos. Sebastian estaría ausente por semanas, había anunciado días atrás después de su alta del hospital, que trabajaría desde la comodidad de su departamento. Helen era perfecta para el puesto de asistente, no había tenido un error desde que empezó su prueba del mes. Se le veía contenta con el puesto, pero en el tema de cupido, pareciese que no le interesaba para nada Sebastian. Tendría que averiguar un poco más. — ¿Señorita Marshall? —giro mi silla al escuchar la voz de Helen. — ¿Sí? —pregunto, curiosa. —El señor Goldberg ha pedido...—se corrige—el señor Sebastian Goldberg ha pedido que mande a un mensajero para recoger la documentación del proyecto principal para el concurso
Molly La piel se me eriza por completo. —Y yo a ti. —deja otro beso contra mis labios y me deja abrir la puerta. Salgo de la oficina con una sonrisa a medias, entro a mi oficina y me dejo caer en mi silla. El viaje a Londres es lo que me tiene, pienso en que podría verse con Alexandra, los celos crecen en mí. —Tranquila, Molly. Tranquila… Helen llega a la oficina casi una hora después, puedo ver como su mirada la baja y sus mejillas las tienen sonrojadas, al tiempo que me entrega el sobre color manila. — ¿Todo bien? —pregunto, curiosa. —Sí, aquí tiene el encargo de parte del señor Sebastian. —le doy las gracias y sin mirarme se retira de la oficina, me quedo inquieta, me levanto y me dirijo a su área de trabajo, algo me inquieta. —Helen…—ella levanta su mir
Henry Lanzo unas camisas sobre la cama, a un lado de mi maleta, reviso que mi pasaporte esté en regla, así como el resto de los documentos, mis nervios crecen, pero no entiendo por qué, sé qué Molly está inquieta con el viaje, pero es algo que tengo que hacer, finalmente mi departamento ha encontrado un nuevo dueño. Pensé que me despediría en el aeropuerto, pero se le ha atravesado algo, no quise presionar, pero sé que no le gustan las despedidas. Sonrío nostálgico, mi Molly, mi dulce y pequeña Molly. Miro el reloj y es hora de que salga, recojo todo a toda prisa, al salir del departamento, repaso de nuevo si no he olvidado algo más, pero no. Bajo al estacionamiento privado, mi móvil suena y veo que anuncia una llamada entrante de Molly. Deslizo el botón, y contesto. —Pequeña, pensé que no me llamarías. —se escucha un suspiro al otro lado de la l