Héctor no dijo nada por unos segundos, la palabra “embarazo” estaba haciendo eco dentro de su cabeza, el doctor lo miró extrañado, ¿Había hecho bien en decirle sus sospechas?
—¿Qué? —esa única pregunta salió de la boca de Héctor, el doctor notó mucha sorpresa, cerró los ojos, se apretó el puente de su nariz con sus dedos, toda la situación lo tenía abrumado, ¿Habrá escuchado bien? Bajó la mano a su costado, abrió los ojos, —Por favor, ¿Puede repetirlo? —sintió el nudo en su garganta, la emoción se comenzó a arremolinar en su pecho, incluso, se llevó una mano a su corazón, ¿Podría ser que dentro de tanta guerra habría un poco de paz?, Héctor pasó saliva esperando a
que dijera algo el doctor.
—Señor Beltrán, s
Daniel se paralizó. Imágenes de su infancia llegaron a él. Él corriendo por el jardín de esa casa. La risa de su madre al correr detrás de él. Suspalabras llenas de amor. Su mano acariciando su mejilla. Ella curando su rodilla lastimada. Luego la imagen más aterradora que lo perseguía:Su madre con la mejilla contra el pavimento, con lágrimas cayendo por su mejilla, luego el brillo de sus ojos,extinguiéndose frente a él. Las emociones que le causaban al recordar ese momento, siempre derribaba el muro a su alrededor. Se volvía vulnerable.¿Y si llegaba un pequeño o pequeña a su vida? ¿Tendría todo para protegerlo? Él lo tenía todo, cuando menos lo esperó, se quedó sin madre, ¿También pasaría para sus hijo
Erick dio una gran bocanada a su puro cubano y luego lo lanzó al aire en forma de “O”, recordó cuando su hermano gemelo, Emilio, le enseñó a hacerlo. —¿Aun no vas a ir a la oficina? —preguntó Emilio tomando lugar a su lado, estaban en la terraza del pent-house que compartían. Erick no contestó inmediato, hasta después de dar otra bocanada y lanzar el aire hacia su hermano a propósito, Emilio se molestó. —No iré. —contestó Erick indiferente. —Anna se tomó unos días, puedo trabajar desde aquí. Emilio agitó su mano para retirar elhumo que aún quedaba flotando encima de él. —Pendejo, me vas a apestar todo. —hizo una cara de irritación, eso provocó que sonriera, Erick. —¿Vas a seguir c
Carolina miró la ecografía una y otra vez desde hace una hora, Daniel la contempló a su lado, aún siguieron preguntándose dentro de ellos si era real queiban a ser padres. Habían intentado descifrar que día fue en la que pudo haber quedado, pero eran tantas veces que se habían perdido entre ellos, que no dieron con esa vez que concibieron al pequeño ser que venía en camino. —Si es niña, quiero que lleve tu nombre…—susurró Daniel a lado de ella, ella giró su rostro para mirarlo. —¿En serio? —hizo un gesto extraño, Daniel arrugó su ceño. —¿No te gusta tu nombre? —ella dudó. —Sí, pero…no sé. —hizo una breve pausa pensando—¿Qué te parece…Daniela Carolina García Beltrán? —Daniel se sorprendió al escuc
Días después. Mansión del padre difunto de Daniel García. Anna estaba mejor desde la operación, Carolina estaba a sulado acomodando el carrito de la comida, le acercó la avena y la fruta picada. —No te hubieras molestado—Anna comentó
—¿Carolina? —su padre la llamó, pero ella no se giró hacia ellos, regresó su mirada a Daniel, luego escondió su rostro contra su pecho y empezó a llorar. Se alertó Daniel. —¿Qué pasa? —Héctor se acercó a su hija que siguió convulsionando del llanto en los brazos de su esposo. —Son las putas hormonas—dijo intentando no seguir llorando, pero le fue imposible detenerse,Daniel la abrazó con fuerza a su cuerpo, dejó su barbilla en la cabeza de ella y soltó un suspiro, su corazón agitado, intentó tranquilizarlo. —Cabrona, me asustaste—dijo Héctor, este se acercó a Anna y dejó un beso en su frente. —Por cierto, aquí está tu nuevo celular. —Anna sonrió al ver que era el mismo equipo anterior. Se quedaron en silencio hasta que Carolina se pudo tranquilizar,se separó para limpiarse las lágrimas de las mejillas, Daniel dejó un beso en su frente. —Ya, ya, no sé qué fue eso, simplemente salió a la superficie—dijo Ca
Héctor no dejó de mirar aquellas puertas dobles de cristal de ese edificio, pero ¿Cómo negarse al nuevo plan que habían hecho junto con Anna? Necesitabanuna carnada para poder movilizarse, los últimos reportes de seguridad que le entregaron, les confirmaron algo obvio: estaban vigilados por una gran cantidad de personas de seguridad de Isaac. Las puertas finalmente se abrieron, dos hombres detrás y dos enfrente de Anna, la protegían, cruzaron la acera hacia llegar al auto blindado. Se subió y finalmente Héctor pudo sentirse tranquilo. Anna sonrió en su dirección. —¿Todo bien? —ella asintió. —Todo perfecto. Ya tenemos nuestra carnada. — Héctor no pudo evitar arrugar su ceño, intentó no dudar si el
—¿Carolina? —escuchó a lo lejos la voz de su padre, ella abrió sus ojos, miró a Daniel quien estaba terminando en ella, sus dedos estaban incrustadosen sus caderas, pensó que dejaría marcas para después. —Dios—susurró Daniel finalmente al terminar. —¡Voy! ¡No entres! —gritó Carolina. Héctor arrugó su ceño, miró a las personas de seguridad, ¿Estaba pasando algo? —¿Qué pasa ahí adentro? —le preguntó a uno de los hombres vestidos de negro. —Está el señor García y su esposa, —este pasó saliva con dificultad, —…ocupados. Héctor entendió. —Oh, bueno, —se acercó a la puerta. —Los espero en cinco minutos en el recibidor. Luego se retiró. Daniel se quedó recostado e
Daniel se pasó ambas manos por su cabello, enloqueció al no ver a Carolina, Héctor ladró ordenes, Anna estaba en shock, el plan era de ella, por ella es quese habían llevado a su hija, se sintió casi a desvanecerse, pensando que Isaac finalmente le cumpliría la promesa de arrebatarle lo que más amaba en esta vida. En lugar de darle paso a las lágrimas, su interior se transformó en ira, necesitaba pensar con la cabeza fría para hacer su próximo movimiento. —¡Debemos buscarla! ¡Debemos buscarla! —Daniel gritó desesperado, miró al resto del personal.—¡¿Quién conocía al chófer que llevó la primera camioneta? ¡¿Quién?! —el jefe de seguridad se acercó para mostrarle la información que estaba buscando a toda prisa. Héctor se acercó a Anna, la notó muy pálida. —Vamos a encontrarla—dijo abrazándola, Anna finalmente se rompió, un llanto desgarrador llenó el lugar, Héctor sintió un escalofrío recorrerle de pies a cabeza, sintió su almarasgarse, tenía q