Comienzo de la segunda y última temporada
Daniel se levantó de la silla después de escuchar ese nombre, comenzó a caminar de un lado a otro, Carolina estaba en shock, se llevó una mano a su boca, miró a sus padres que parecían estar igual que Daniel, con dificultad pasó saliva, se retiró la mano y los miró.
— ¿Isaac...Beltrán? —ellos asintieron. —No sabía que tenías un hermano—dijo en dirección a su padre, Héctor asintió lentamente, miró esos ojos aceitunados cargados de confusión.
—No nos hablamos, cortamos lazos desde que decidió quedarse del otro bando.
—Pero realmente no es del otro bando, ¿Concuerdas conmigo? Un comandante haciendo tratos sucios, mandando a matar gente para su propia conveniencia, no es del bando de los buenos, él quiere esas minas, sabemos que vendrá por nosotros, Héctor. —dijo Anna irritada, Héctor torció sus labios, sabía todo lo que su hermano hizo, era un hombre peor que Armando García,
Carolina se ajustó su vestido negro, luego sus dedos acomodaron el cabello negro por delante de sus hombros. Horas después de hacer el amor con Daniel,no había podido dormir y esas ojeras debajo de sus ojos aceitunados, lo confirmaban, repasó cada momento del atentado, habían arruinado el cumpleaños, además de ello, había perdido a Perla y, a seis personas del equipo de seguridad. Todo estaba cambiando tan rápido. El enemigo estaba acercándose más. Y tenía que prepararse para ello. — ¿Estás lista? —preguntó Daniel, sacándola de sus pensamientos,ella miró hacia la puerta, él lució un traje negro, la corbata y camisa del mismo color. —Si. —luego regresó por última vez la mirada al espejo, era hora de despedir a Perla y al resto que intentaron protegerlos. Perla no tenía a nadie más, por eso había dejado su principal camino para unirse al de Carolina y Daniel, después de perder la vida, Perla había sido puesta en el mausoleo privadode la famili
Lunes por la mañana- Una semana después del suceso. La cena propuesta por Anna, no se llevó a cabo, Daniel y Carolinano tenían realmente el humor, una semana después del suceso, retomaron una rutina. Despertaban a las cinco de la mañana e iban al gimnasio, Carolina hacía puro cardio, no quería forzar su muslo, aún tenía el dolor fantasma de la bala, pero nadie más lo sabía, aunque Daniel, se había dado cuenta que no hacía más, pensó que era la desconfianza. —¿Vas a ir conmigo a la exportadora? —Carolinase limpió el sudor con la toalla que rodeaba su cuello, poco a poco la banda de la corredora, se estaba deteniendo. —Sí. Ya es hora qu
—Bueno, los dejo. —Se levantó de la silla—Espero Daniel te explique todo. —dijo Héctor abrochando su botón de su americana, Carolina asintió. —Gracias,padre. —Daniel se puso de pie al ver a su padrino con intención de retirarse. —Tengo que irme, cualquier cosa, estaré al pendiente de mi celular. —Carolina se acercó y beso su mejilla, lo abrazó y eso se le hizo extraño a Héctor. —¿Todo bien? —Carolina sintió un nudo atravesado en medio de su garganta, se separó y le sonrió, él se dio cuenta de su mirada cristalina. —Mija—levantó la manopara acariciar su mejilla. —Lo siento, no sé qué pasa, supongo que es todo lo que ha pasado, cuando menos piensas, las cosas cambian—Héctor asintió. —Demasiado. Pero estate tranquila, estamos alertas, no te preocupes, están protegidos. —Daniel se acercó a ellos dos. —¿Quiere ir a cenar a la casa? Podría invitar a la señora Anna. —Héctor tomó aire y lo soltó lentamente, hizo unamueca, eso le extr
Anna miró por la gran ventana de su departamento, estaba abrazada a sí misma, sumida en sus propios pensamientos, preguntándose si estaba bien a su edad, volvera revivir la llama del amor con Héctor, a pesar del pasado, de las decisiones que se tomaron, lo que sentía por él, siempre estuvo ahí, latiendo en total silencio. —Señora Velazco—Anna dio un respingo en su lugar, la mujer del servicio la había sacado de sus pensamientos, se volvió a ella. —El señor Héctor Beltrán acaba de llegar. —Gracias, gracias, sirve por favor dos tazas de caféy los muffins
Daniel tiró del labio inferior de Carolina, ella gruñó y deslizó su mano para apretar el trasero de él, su espalda estabacontra la puerta de la camioneta blindada. Daniel se separó, su cuerpo cubrió el de ella, así que se veía poco a ojos curiosos del equipo de seguridad de la casa y de ellos. La frente de él descansó en la de ella, luego quitó el peso para que ella pudiese incorporarse y acomodarse la blusa. —Entremos, nos esperan—él se mordió el labio, tenía demasiadas ganas de ella, últimamente no entendiópor qué el deseo hacia a ella, se había incrementado, nunca se había sentido así por una mujer, no podía quedarse quieto. —¿Qué piensas? —preguntó ella al ver que no la dejaba de mirar. —Quiero más de ti—Carolina hizo un gesto de sorpresa, habían cogido contra aquel muro de concreto, habían hecho el amor contra el azulejo del baño, luego en el lavamanos del mismo lugar, cuando ella empezóa arreglarse, la tomó sobre el sillón de terciopel
Isaac dio un sorbo a su copa de bourbon, cerró los ojos y disfrutó el ardor que provocó al deslizarse por su garganta. —Jefe—escuchó detrásde él, abrió sus ojos y torció sus labios con molestia. —¿Qué chingados pasa ahora? —gruñó Isaac entre dientes y con mucha irritación. —La cena está en el jardín. —Isaac arqueó una ceja, luego en sus labios se formó una sonrisa, se volvió hacia el hombre de traje negro y corte mi
—Lo primero que haré al salir de esto—todos miraron a Daniel, quien tenía una vena resaltándole de su cuello. —Es hacer una gran barrida de personal,si es posible, yo mismo lo haré. —Daniel apretó la mano de Carolina para darle tranquilidad al notarla ansiosa. —Lo harás, lo prometo—Héctor anunció, —Ponlos al tanto. —le dijo a Porfirio, él asintió y se retiró. —Odio a tu hermano—gruñó Anna entre dientes, Héctor alzó una ceja con sorpresa, por un momento no dijo nada, ella lo miró—Cuando salgamos de esto, voy a buscarlo y yo mismale haré ver su propia suerte. —Héctor se tensó, tomó su mano y acarició el anillo de compromiso. —No harás nada—todos miraron a Héctor, —Yo tomaré cartas en el asunto, así q
Héctor caminó de un lado a otro con desesperación, se pasó una mano por su rostro y luego lo masajeó, tenía la tensión por las nubes. Carolina estaba sentadaen la sala de espera del ala privada en la casa que era de Armando y, que automáticamente había pasado después de su muerte a Daniel, pero él no había tomado la casa, primero, por lo que intentó hacerle a Carolina, luego, los recuerdos de él y su madre, aun no estaba listo, pero esta ocasión lo dejó pasar, necesitaban el ala del hospital privado que había construido su padre. —Dios mío,¿Por qué no salen a decir algo? —Héctor preguntó mirando las puertas dobles con el logo de una cruz roja. Se pasó de nuevo una mano por su cabello y r