Capítulo 18 - Una despedida Horas después. Dave y yo estamos en el portal del hotel donde me hospedo, éste me ayuda a cargar las maletas para lanzarlas a la cajuela de su auto, mientras yo me regreso a la recepción para agradecerles la atención recibida en lo que duró mi estadía, muestro agradecimiento, aprovecho la oportunidad y muestro la credencial de Lux para que facturen el chek out de inmediato. Desde el lobby puedo ver a Dave arrimado a su auto cruzado de brazos, esperándome como todo un caballero. Salgo enseguida y me alcanza con un beso, me abre la puerta y me subo, abrocho mi cinturón. El rodea el auto, se sube y coloca algo de música, tenemos los vidrioss abajo, la noche la siento fresca. Arranca el auto, nos estamos dirigiendo al aeropuerto. En el trayecto íbamos callados. —¡Puedo preguntarte algo! —rompe el silencio, me mira de una manera fugaz para seguir concentrado en el camino, con una mano el volante y con la otra toma mi mano. Es algo extraño, mamá tenía razón
Suelto un suspiro y he aceptado, sí he aceptado viajar con Dave a La India, luego de unos minutos de haber desayunado, nos dirigimos cada quien a sus habitaciones para alistarse, mi equipaje ya estaba hecho, sólo he sacado algo de ropa que no usaré allá.3 horas después.Desde que salimos del hotel con nuestras pequeñas maletas, siento que todo ha sido diferente, ya no había preocupaciones sobre contratos, ni tiempos, ni nada que se le parezca, sólo éramos él y yo.El viaje fue de lo más especial... Dave me sostuvo de la mano todo el tiempo, era tan romántico, en lo que respecta al vuelo, vinimos en los asientos de la mitad del avión, yo estaba del lado de la ventana, abriendo la pequeña cortina se veía la ciudad tan pequeñíta, fue mágico, me recosté en su hombro, me dio tanta confianza, tanta que hasta me quedé dormida. No fue hasta que él me despertó con un beso en la frente...—¡Srta ya hemos llegado! —tallo mis ojos mientras asimilo que ya estamos en “La India” no me lo creo, sien
—Sanaya, quizá os sonará clitché pero juro que esto no me había pasado con nadie. —susurra. Niego divertida. —¡Oh sí! ¡Y tú juras que te creeré! —respondo entre risas. —¡Emmmm pues sí! —se les esboza una sonrisa pícara que me hace empujarlo de la cama, haciéndolo caer a la alfombra de felpa de un solo movimiento. —¡Oh por Dios, Dave estás bien! —me levanto rápidamente para ayudarlo extiendo mi mano y él está matado de una carcajada contenida mirándome desde el piso con una mano en la boca. —¡Lo siento en serio no era mi intención! —Es mi parecer o pensaste que era el asistente legal de mi padre, Winter! —pongo mis ojos en blanco negando. —¡Cállate Dave! Ni me lo recuerdes! —¡Qué fuerza mujer, ya entiendo por qué te gusta ir al gimnasio según lo que me habéis comentado. —sonrío. —¡En serio discúlpame! —él niega divertido. Se reincorpora, poniéndose frente a mí. —¡Quiero revancha! —advierte. —De qué hablas Dave! Ya me disculpé, además... —afirmo mientras él coloca su dedo índi
—Sanaya, si es parte de ti no tienes por qué esconderla. —interrumpe sutilmente. La empieza a besar, —algo que me confunde pero de a poco me convence. —Me encanta esa flecha y ese “fire” en letras cursivas y elegantes. —se le esboza media sonrisa, pícara. —Es parte de ti, y si es parte de ti, la amo. —lo que ha dicho me ha hecho sonreír, siento como si algo en mi mente se acabara de derrumbar es como si el prejuicio de no aceptarme completamente se diluye con la seguridad que me da. —¡Deberías lucirlo! ¡Se te ve tan sexy! —niego divertida. Sus palabras calan en mí, siento que ha descubierto a la Sanaya que escondía, a esa Sanaya que no tenía miedo a ser. —¡Te amo Dave! —replico en voz baja. —¡Te amo Sanaya y será cuando de verdad te sientas segura. —las palabras no vienen a mí, pero siento unas ganas enormes de abrazarlo, lo hago, él corresponde. —Yo sabía que contigo iba a ser diferente, lo supe desde que te vi. –lo dice acomodando su brazo debajo de mi cuello mientras mi cabe
Dos años después.He salido de la cafetería que está en la planta baja del edificio, camino en dirección al elevador, las puertas se abren, entro y saludo a quienes se encuentran dentro de éste. Noto que son parte del personal administrativo con el que trabajo, presiono el botón del piso 5, noto como de a poco se va vaciando conforme va subiendo, me quedo sola, me planto frente al espejo de la pared, cargo mis lentes de oficina de pasta negra y mi traje ejecutivo de dos piezas de color azul marino.—¡Bien Sanaya! Otro día más en Lux, como Gerente de la Cadena en Australia! —suelto un suspiro.Las puertas del ascensor se abren, y a quien veo enseguida es a la recepcionista quien esta tecleando algo en su computador pero levanta la mirada para recibirme con una cálida sonrisa, le acompaña su audífono de call center negro. —¡Buenos días Caroline! —aviso, ella corresponde el saludo cortésmente. Miro mi reloj de mano son las 9:30 amCamino hacia mi oficina, mi asistente se pone de pie con
Una visita inesperada Es la madre de Dave. Me alcanza a ver y muestra una sonrisa amena. —Hola, ¿Sanaya cierto? —se pone de pie. —Sí, Sra Collins tanto tiempo, ¿cómo está? —le saludo con un cálido abrazo, ella corresponde de una forma diplomática. —¡Felicidades por tu nuevo cargo, no podía creerlo cuando me enteré, pero ya sabes como es mi esposo! —niego divertida, miro mi reloj de mano y asiento. Le hago un gesto para que me acompañe a mi oficina, aviso a Maddy que nadie me interrumpa, la Sra Collins le saluda con un arqueo de ceja muy cortes. Entramos. —¡Bienvenida Sra. Collins! —aviso que tome asiento, ella hace una inspección rápida al lugar, acomoda su vestido celeste formal que combina con sus ojos, tiene su cabello rubio recogido, un fleco elegante que resbala un poco por su frente, y su cartera de marca colgando en la parte interna de su brazo. —Muy acogedor, y ¿ese olor? —cuestiona mientras se sienta. —Oh, son mis inciensos, los compré en... —la mente me ha jugado una
Echo un ojo a mi calendario que está cerca del velador de mi cama, es sábado y suelto un suspiro.Un día como hoy, recuerdos me empañan la mente, un día como hoy fuimos uno solo en La India, un día como hoy fui suya...—Dave. ―escapo de mis labios su nombre con una profunda nostalgia.Me despabilo el pensamiento, decido visitar a mis padres, si bien es cierto me había independizado joven, pero estábamos en contacto casi siempre. Me encantaba llevarlos a lugares donde ellos siempre soñaron, conocimos Galápagos, París, Venecia, Miami, Madrid. Con el tiempo aprendimos a llevarnos mejor, principalmente con mi padre.Él tenía la mentalidad de que una mujer puede irse de casa solo cuando se case de velo y corona, era su creencia y no estaba mal, el punto era cuando trataba de imponérmela, lo que no entendía es que eso no estaba en mis planes, y que la libertad que yo necesitaba no tenía precio, y mucho menos querer comprometerme, cuando yo también podía salir adelante por mis propios medios
Un reencuentro—¡Oh disculpa, te he lastimado! —él reacciona con algo de sorpresa.—¡No, no te preocupes! —mi mirada sigue perdida en él como quien no asimila ver al hombre que ama después de tantos años.—¡Qué haces aquí!—Pues escuché lo del documental de los corales y me llamó la atención, ya sabes que soy fan de los acuarios. —su madre se come la película. —Mentirosa, mentirosa viniste por él, me reprocha la mente.—¡Oh ya! Entiendo! ¡Qué gusto me ha dado verte! —lo dice mientras se le esboza una media sonrisa.—Me alegra saber que te está yendo bien... —acomodo mi cabello detrás de mi oreja para calmar los nervios. Él asiente algo incómodo a mi comentario.—Madre te importa si nos dejas hablar un momento! —la Sra Collins cordialmente se retira. Gesto que me tensa, estoy sola con él, sí con Dave.—Qué bella estás! —admito que me ha dejado sin palabras.—Oh gracias! —se lleva una mano a la boca como quien se cubre una sonrisa.—¡Qué sucede! —cuestiono con una mirada curiosa, acomod