Que podía hacer, afrontar ese asunto de una vez por todas. Sabía que no se movería de allí, con lo terco que era. Se armó de valor y se dispuso a ponerse en pie, se giró donde encontraba su toalla y lo ignoro totalmente. Le daba igual lo que pensara aunque estuviera muerta del miedo. El miro muy sorprendido su vientre muy poco abultado, efectivamente la blusa mojada se le había pegado al cuerpo dando a conocer su secreto, ella se cubrió con la toalla y espero el veredicto de Jack.
El silencio se hizo eterno entre ambos, y en los ojos de Jack se notaba una gran tristeza como de haber perdido algo muy valioso, ella se preguntó si sería capaz de sospechar que él bebe fuera suyo.
—¡He de irme ya!
—¿Por qué no me lo habías dicho?
—Jack, este no es el momento.
—Cuando fui a verte
—¿Por qué me miras así?—Porque no puedo creer que estés embarazada, y no me puedo creer las ganas que tengo de hacerte el amor.—Eres un descarado, estabas con otra mujer y según lo que acabas de decir salió todo perfecto. Y ahora me sales con que quieres acostarte conmigo. ¡Eres un, cara dura!—Si mal no recuerdo tú has hecho lo mismo conmigo, a diferencia que ya estabas embarazada.Ella se mordió el labio para acallar todo el rollo que quería soltarle.—Me parece que lo mejor es que te vayas.—Mi cita fue aquí mismo Megan, de hecho, fue en mi propio despacho.—¡Oh genial! Piensas contarme los detalles. Era tan cínico que había metido a otra mujer en el mismo lugar donde le había hecho el amor a ella.—
—Megan debiste decírmelo. Yo fui muy bruto, yo...—Jack por dios, ese no es el problema aquí.—Sí, sé que no lo es, solo que yo, no se… Debiste decírmelo todo, hubiera tomado precaución. —¡Pues lo siento!—¿Entonces es mi bebe el que llevas en tu vientre? Le sonrió y se arrodillo para tocar su vientre.Ella no se esperaba algo así, no iba tan mal aquello después de todo.—Si es tu bebe Jack.—¿Pensabas tenerlo sin decirme una sola palabra? Le reclamo.Había llegado el momento que ella temía, sabía que él le reclamaría por ocultar su embarazo por los cuatro meses.—Bueno y que querías, no sabía cómo ibas a tomar una noticia como esta. En tu despac
Pasaron el día remodelando la habitación de Jack, dejándola al gusto de Megan. En la tarde Rodrigo y Jack llevaron a las damas a San Antonio para que compraran lo que necesitaban para la celebración, mientras que ellos hacían los encargos para el rancho.—¡Entonces quieres que sea tu padrino de bodas, después de haberme dado un puñetazo! Dijo sobándose el sitio donde Jack le había dado el golpe.—Sabes bien que te lo merecías, además te pedí disculpas.—¡Si pero eso no compenso el golpe!—¿Y qué demonios quieres? Ambos estaban tomando unas cervezas en un bar que frecuentaban cuando solían ir a la ciudad.—Me gustaría que me vendieras un pedazo de tierra, cerca del arroyo.—¿Y para que la quieres?—Q
Megan sentía que había dormido por días, su cuerpo estaba tan tenso, pero de pronto unas manos la acariciaban despertándola por completo, aún era de noche, cuando se volvió noto que era Jack quien la tocaba. —¡Lo siento te he despertado! —No pasa nada. ¿A dónde fuiste? —A los establos, a pensar. —¿Y qué pensabas? —¡Que soy un idiota! Aquella respuesta le dio risa a Megan. —Si es por lo de hace rato, ya lo olvide. —Es por todo, por cómo te he tratado. —Está bien Jack. Eso sí que era un buen comienzo pensó. —Esta noche sigue siendo nuestra noche, y pienso hacerte el amor. La volvió hacia él besándola dulcemente para comenzar a consumar su matrimonio, convirtiendo a Megan en su esposa. Pronto las cosas fueron mejorando entre la pareja de casados, y comenzaban a llegar las noticias. —Patrón, tiene q
—Escucha deja que me dé un baño y me relaje un poco y seguimos hablando, solo estamos estresados.—Ya he dicho que termine esta conversación. Se soltó de su mano y salió al pasillo hecha un mar de lágrimas.En la hora de la cena Megan no bajo a comer como acostumbrara hacer, Jack se imaginó que estaba muy molesta como para no querer bajar. Tendría que hacer las paces con ella, pensó en seducirla, pero luego se lo pensó mejor quizás saliera con un par de cachetadas bien ganadas. Después de cenar, se levantó dio las gracias y se despidió de todos, sirvió un vaso con zumo de manzana, esperaba aunque lo dudaba encontrar a una esposa calmada. Pero muy lejos de eso, lo que se encontró fue una mujer semi desnuda saliendo del baño, se había puesto su albornoz pero lo llevaba abierto, mostrando una cara
Dos semanas habían transcurrido desde que ambas amigas se habían marchado del rancho, y aún no habían dado una fecha de regreso. Megan asistía reunión tras reunión, pero aun cuando estaba demasiado ocupada no dejaba de llamar al rancho, lo único que no hacía era hablar con su esposo, no creía estar lista para escuchar lo que él le tuviera que decir. Pero eso no quería decir que su abuela no la mantuviera al tanto de todo lo que hacía Jack, como por ejemplo, el hombre había dejado de cenar en la mesa y la mayor parte del tiempo estaba mal humorado. Grisell le comentaba que si ella había preguntado por el, en algunas de las llamadas. Hasta que un día su abuela se cansó de tanto y la confronto preguntándole porque estaba evitando a su marido.—No tenemos nada que decirnos abuela. Fue la respuesta de Megan.—Pero si
Ahora sí que estaba en un serio apuro, la confesión de Megan había sido claramente una advertencia que no podía tomársela a la ligera. Si no podía confesarle su amor por teléfono, lo haría en persona. A la mañana siguiente iba rumbo en su todo terreno al aeropuerto ligando los dedos para conseguir un vuelo lo más pronto posible. Recuperaría a su familia de eso estaba absolutamente seguro.Mientras que en el despacho de Megan su abogado la aconsejaba de ser más razonable, ella a su vez había tomado una decisión, vendería sus acciones y se desligaría totalmente de los negocios del banco. Emprendería su propio negocio con sus normas y horario, para poder dedicarle más tiempo a su pequeño bebe.Después de tanto jaleo con los accionistas y el abogado, habían concretado la venta de sus acciones y con eso amas
—¡Date prisa, la novia no puede llegar tarde! Le apremiaba Grisell a Megan.—Relájate abuela la novia siempre llega tarde a su propia boda.—¿Dónde has oído semejante mentira?—Todo el mundo rumora eso en las banquetas abuela.—Pues no es verdad, las novias son puntuales.—Ya estoy terminando, deja los nervios.—¿Pero porque has dejado eso para última hora?—He tenido muchas cosas en la que ocuparme abuela.—Ya dejen de discutir por el amor de Dios. Les dijo Melisa parada frente a las dos mujeres.—¡Listo, quedo perfecto!—¡Oh Megan quedo maravilloso! Le dijo su amiga.—Eres la novia más bonita de Texas. Le dijo Grisell.—Abuela no digas eso en est