Verguenza

Capitulo 3 

Verguenza 

Dakota Jobe 

Llego a casa de mi madre después de un largo día de trabajo. Temprano cuando el ogro se quiso abalanzar contra mi, mi jefa se metió y preguntó por qué estaba así, luego me hice la inocente y le dije que había sido un error, que no me había dado cuenta, sé que no me creyó, pero igual salí victoriosa. 

—Hola mamá— saludo a la mujer de la cual me siento orgullosa y me dio la vida —¿Como se portó mi pequeña hoy?— la agarro en mis brazos cuando llora porque me ve.  

—Hola amor— me saluda con un beso en la mejilla —Sabes que mi princesa Emma es todo un ángel, no da mucho que hacer, además me hace compañía mientras tu padre trabaja. ¿Como te fue en tu primer día de trabajo? 

—Horrible— me pego a la bebé del pecho para aliviar el dolor por tanta carga de leche —No sabia que tenia nuevo jefe, es todo un ogro— la escucho reír 

—¿Y está guapo?— ya sé por donde va su conversación. Desde que tuve la decepción con Harry, no me ha conocido a nadie más, y dice que ya es hora de buscarme a un hombre que me haga feliz, como si la felicidad dependiera de ello. 

—Mamá, por favor no empieces— hago una mueca por la succión fuerte de mi pequeña, debí haberme llevado el sacaleches e irme unos minutos a solas a algún lado para no estar tan cargada —Además, ese hombre parece querer espantar a cualquiera que se le acerque.  

—Ya verás que caerá rendido a tus encantos— me guiña un ojo y niego al escucharla. Mi madre es una romántica empedernida, cree que el amor se encuentra si lo anhelas con toda tu alma, al menos es lo que me ha dicho, porque por mi parte, ya perdí toda esperanza. 

—Mañana debo viajar mamá— cambio de tema antes de que busque la dirección de míster ogro para emparejarlo conmigo —Debo ir a Sidney, se que es muy pronto, pero salió algo urgente— miento. Si digo que voy con el señor Jeremy Parker, se hará ideas erróneas —¿Puedes cuidar de Emma? 

—Tu sabes que no hay problemas por mi, ve, tranquila. 

Paso la tarde con ella y en la noche me voy a casa sabiendo que debo empacar para unos tres días, no quiero estar lejos de mi pequeña, pero ese imbécil le encanta llevarme la contraria. 

Apenas llego, le cuento a Sofia todo lo que viví en la empresa y en vez de apoyarme, se ríe y dice que traigo loco a ese hombre. ¿Estarán locas esas dos? ¿Como dicen eso? Si me odia, ese hombre me odia. 

—¡Ay, por favor! Si te odiara, ya te hubiera puesto de patitas en la calle. 

—No lo hace porque no puede 

—Ajá— rueda los ojos —Vamos que te ayudaré con la maleta. 

Me encargo de meter algunos vestidos formales de trabajo y algunos sobretodos que combinen, mis tacones porque debo estar presentable y mis cosas de higiene personal. Cuando vengo de regreso, veo que mi amiga ha metido mucha lencería de encaje y me volteo viéndola con una ceja enarcada

—¿Es en serio? 

—Es mejor tenerla y no necesitarla que necesitarla y no tenerla— me sonríe pícara y no puedo evitar reírme 

—Eres un caso perdido. 

cuando llega la noche, casi no duermo. Emma se despierta cada dos Horas para tomar del pecho o biberón, por lo que en la mañana tengo unas terribles ojeras. Me voy a la ducha, dejando a mi pequeña dormida y con el bolso listo para tres días en casa de mi madre. Cuando termino, me visto con un enterizo negro y una chaqueta de vestir blanca, mis tacones blancos me hacen ver bastante bien y mi maquillaje lo aplico cargado para ocultar las ojeras. 

Dejo a Emma en casa de mi madre y después de llorar un poco por dejarla tanto tiempo por primera vez, me voy a mi trabajo. 

mientras subo el ascensor con mi maleta, las manos me sudan, no sé por qué me pongo tan nerviosa si ni siquisiera lo tengo al frente. Las puertas se abren y se ve una tranquilidad no propia del sitio, sabiendo como estaba esto ayer. Camino hasta mi oficina para dejar mi maleta y voy hasta la de mi jefe, pero al tocar no recibo respuesta, estoy por darme vuelta cuando choco con Ari. 

—Mujer, ¿Pero que te pasó?— me señala algo en mi traje y cuando bajo la mirada mis ojos se abren como platos. Tengo las puntas de mis senos mojadas por la leche que se escurre de ellas. ¡Oh por Dios! Que vergüenza. 

—Lo siento, es algo que me pasa muy seguido, debo ir a cambiarme. 

—Hazlo en el baño de mi nueva oficina, yo iré por unos cafés y te traigo uno— me sonríe traviesa —¿Lo quieres con azúcar o sal?— suelta una carcajada cuando ve que me ponga roja de la pena —Ve, antes de que llegue el hombre frialdad.

Tomo mi maleta y la llevo a su oficina que está a unos metros. Agarro un vestido negro con escote de corazón, para que no desentone mi combinación. me meto al baño y me quito la chaqueta para proseguir con el enterizo. Veo que mi sujetador está lleno de leche y también lo quito, joder, no me traje ninguno al baño. Saco la cabeza para ver si ya regresó Ari y salir así y rápido, cuando veo que no hay nadie, salgo con los pechos al aire y solo en bragas, abro la maleta rápido y tomo cualquier sujetador, cuando estoy por irme, la puerta se abre. pienso que es mi jefa, pero me congelo al ver al ogro mirándome con la boca abierta y de arriba abajo como si estuviera hipnotizado. 

Reacciono tapándome con los brazos y siento como me arden las mejillas 

—Lo siento… Yo…— ¿El disculpándose? ¿Pareciendo una mansa paloma? Y aunque lo hace, no quita su mirada de mi, me escanea con su mirada fuerte. 

no respondo, corro al baño para evitar que me siga mirando y que alguien mas llegue y nos vea en esta situación, ¡Que vergüenza! 

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