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El hombre miró confundido a Vittorio y luego a Vivienne.- No sabía que estabais casados. - Dijo avergonzado.- No lo estoy. - Contestó ella. - Este es mi cliente, Vittorio Gotti. Es el que compró la granja. - Explicó ella.- Incluso es uno de sus nuevos empleados. - Explica cortésmente. - Trabaja para el señor Saunieur. Vittorio observa la escena con impaciencia, sin importarle quién es el hombre ni a qué se dedica. - ¿Puedo bailar contigo ahora? - le pregunta una vez más.Viv se da cuenta de que no se irá hasta que ella acepte y, para su disgusto, lo hace. El otro hombre se aleja y besa la mano de Vivienne antes de marcharse y volver al bar.Vittorio la agarra por la cintura, tirando de ella hacia él y apartándole los mechones rubios del cuello mientras mira fijamente al otro hombre, marcando su territorio.- No deberías bailar con cada patán que te encuentras en un bar, Principessa. - La regaña, guiándola hacia el baile.- Lo que yo haga o con quién baile no es asunto tuyo. - Res
El viaje de vuelta a Nueva York transcurrió en calma pero en un silencio sepulcral. Vivienne contestó a Vittorio sólo lo necesario, centrando su atención en Nicola y aprovechando que viajaban de madrugada para dormir.Cuando llegaron a la ciudad, Vittorio se ofreció a llevarla, pero ella se negó cortésmente y prefirió coger un taxi.Se dirigió directamente a su casa, y unas horas más tarde ya estaba en las oficinas de St James & Barker, entrando en el despacho de Paul Barker con dos carpetas en la mano.- El contrato con el señor Gotti. - Dijo mientras colocaba la primera carpeta sobre la mesa. - Y la compra de la granja y la mansión que hizo. - Dejó la segunda carpeta en el suelo. - Aquí está todo.Paul analizó los documentos con detenimiento mientras Viv permanecía de pie, apoyada en los talones y con los brazos cruzados.- Siempre lo has hecho mejor de lo que esperaba, Vivienne. - replicó finalmente Paul, cerrando la segunda carpeta y mirando a la rubia que tenía delante-. - Tu ab
El ritmo de la música aceleró su corazón y cuando vio a Matthew allí, Vivienne casi se sintió decepcionada. Le estaba tocando el cuerpo, tirando de ella y dejándola bailar cerca de él. Vivienne se divirtió coqueteando con él mientras bailaba. El hombre le olisqueó el cuello, aspirando el peligroso aroma de su caro perfume.- Quiero hablar contigo, Viv. - le dijo al oído. - ¿Vamos a un sitio más privado?Ella lo miró por encima del hombro, aún bailando con él.- ¿Para que te acuestes conmigo en el baño, como hicimos en Las Vegas? - le preguntó, burlándose de él con una sonrisa.- No sería mala idea. - Contestó él, apretándole el trasero. - Eso no va a ocurrir, Matt. - Ella se dio la vuelta, apoyando las manos en los hombros de él mientras se acercaba demasiado al hombre que tenía delante.Sus labios casi rozaron los de él, burlándose.- Lo único que quiero hacer esta noche es bailar y beber. - respondió ella. - Contigo o con cualquier otro.Él suspiró, apoyando las manos en la cintura
Sus brazos aún rodeaban el cuerpo de ella cuando lo besó. Vivienne lo miró fijamente, sus ojos azules transmitían la misma intensidad que la mirada de Vittorio mientras la abrazaba. Se sentía mareada, quizá demasiado borracha por todas las copas que había tomado antes y con Matthew apenas unos minutos antes. - ¿Qué hacéis aquí? - preguntó confundida, aunque seguía abrazada a él. - ¿Cómo me has encontrado?Vittorio la mira, llevándose la mano derecha a la mejilla y acariciándosela mientras la sujeta por la nuca, manteniéndola firmemente agarrada.- Oí la voz de Anna de fondo cuando te llamé. - Respondió él, sosteniéndole la cabeza y mirándole. - Entonces le pedí a Marco que averiguara dónde estabas.Ella agrandó los ojos, ahora todo tenía sentido. Cómo Marco había encontrado allí a Annabelle con tanta facilidad y cómo, en cierto modo, Vittorio la había seguido hasta allí incluso cuando ella le había pedido que se mantuviera alejado.Por un momento se le pasó por la cabeza si había v
La luz entraba débilmente por las cortinas cuando Viv se despertó con la cabeza palpitante. Se incorporó con dificultad, con la cabeza mareada mientras la resaca le daba violentas señales de que no la abandonaría aquel día.Estaba en su propia habitación, reconocía los colores claros y todas las fotos esparcidas. No estaba segura de cómo había llegado a casa, sólo tenía recuerdos de la noche anterior mientras la seguían Vittorio y Matthew.Al mirar bajo las sábanas, se dio cuenta de que llevaba un pijama de seda y bragas.Fue entonces cuando se dio cuenta del ruido de la ducha en el cuarto de baño cercano. Inquieta, se pregunta quién se estará duchando. ¿Sería Matthew o Vittorio?Viv se estiró en la mesilla de noche, cogió el móvil y miró la hora. Ya eran más de las diez de la mañana. Por suerte, era sábado y tenía el día libre.No recordaba la última vez que había tenido una resaca así.Abrió rápidamente la conversación con Anna, preguntándole quién la había traído a casa, pero an
En los días que pasaron, Vivienne evitó profundizar en el contacto tanto con Vittorio como con Matthew. El italiano le enviaba flores todos los días, que llegaban a su piso justo cuando ella estaba a punto de salir para la oficina. Algunos días, su piso estaba cubierto de rosas de todos los colores. Aquella tarde, estaba sentada en su salón enviando algunos casos recurrentes de sus otros clientes cuando Angélica entró trayéndole un sobre dorado y colocándolo sobre la mesa.- Esto acaba de llegar, señorita St James. respondió la secretaria con una sonrisa curiosa.- Ya sabes que puedes llamarme Vivienne, Angélica. - La rubia la reprendió sutilmente. - Trabajas aquí desde hace mucho tiempo y ya hemos bebido juntas antes. - Le contestó guiñándole un ojo.La rubia miró el sobre y lo abrió.Era el acto de la fundación a la que su familia había servido durante siglos. Al leerlo, se le hizo un nudo en la garganta al ver que su abuelo sería el principal homenajeado.No pudo evitar una sonr
- Siéntate. - Le pregunta mirándola serio y enfadado. - Por favor, siéntate.- Antes de que empieces a sermonearme, deja que te explique, ¿vale? - Dice ella mirándole fijamente, negándose a sentarse.- Sé que Nicola es tu hijo, que quieres lo mejor para él. Pero encerrarlo en estas condiciones no ayudará a su desarrollo, Vitto. - Explica ella. - Es un chico excepcional y merece la mejor educación, merece desarrollarse y estar con niños como él. Vitto la escucha en silencio, con los brazos cruzados sobre el pecho.- Yo fui a St Julius, y mis hermanas también. A Sierra le mejoraron el desarrollo. Me preocupo por Nicola, sobre todo por su educación y su bienestar, y Vittorio se sentía tan a gusto allí que había que ver.....El hombre suspira cansado.- No vas a rendirte, ¿verdad? - le pregunta levantando una ceja.- No me voy a rendir. Quiero a ese chico. - responde ella con sinceridad. - ¿Y eso por qué? - pregunta él, curioso.- Me recuerda a alguien que conocí cuando era niña. - repli
- ¿Vivienne? sonó la voz de Angélica, despertando a la rubia de su breve trance. Estaba absorta en sus pensamientos y en la última vez que había visto a Vittorio, cuando habían echado un delicioso polvo en su despacho.Vivienne estaba dispuesta a vivir aquella aventura con él, al menos por el momento. No podía negar lo mucho que aquel hombre la volvía loca en todos los sentidos, y rendirse a su control en la cama no estaría tan mal.- ¿Viv? - volvió a gritar Angélica.- Lo siento, estaba distraída. - Dijo el abogado, notando unas carpetas en las manos de Angélica.- ¿Qué son? - Preguntó con curiosidad.- Son los expedientes que me pidió. - explicó Angélica. - Del señor St James. Viv la miró sorprendida, Angélica lo había conseguido.- Muchas gracias, Angélica. Puedes dejarlos ahí arriba. - pidió Viv y Angélica obedeció, dejando los expedientes sobre su escritorio. Vivienne se levantó, cerró la puerta del despacho y se dedicó a los archivos.Permaneció allí durante horas, revisando