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Cuando Viv se despertó, se encontró con los colores neutros de la habitación de invitados y un ramo de rosas rojas a los pies de la cama. Era como si hubieran vuelto los días en Mónaco y Niza, cuando siempre la despertaba un ramo de rosas que le regalaba Vittorio.No pudo evitar sonreír, al sentir el aroma de las flores en la habitación.Después de lavarse los dientes y el pelo, bajó las escaleras con la misma ropa con la que había dormido. Como era de esperar, encontró la mesa del desayuno donde estaban sentados Vittorio y Nicola.El chico se levantó rápidamente y corrió hacia ella, abrazándola.- Buongiorno, Viv.Ella le devolvió el abrazo, besándole la mejilla y sonriendo.- Buongiorno, Nico. - Contestó ella, viéndole acercar una silla para que se sentara a su lado.- Qué caballero. Debe de ser cosa de familia. - Comentó mientras le guiñaba un ojo a Vittorio.- Buenos días, Principessa. ¿Lista para viajar? - Preguntó el italiano con mirada pícara.- ¿Cómo que de viaje? - le pregun
Cuando llegaron al aeropuerto, Enzo, el guardia de seguridad personal de Vittorio, estaba esperando a Vivienne con un cartel que indicaba su nombre. Vivienne se acercó a él despreocupadamente y le entregó su maleta cuando mencionó que se la llevara, siguiéndole hacia el jet privado de Vittorio. - ¿Vienes con nosotros, Enzo? - preguntó Vivienne con curiosidad.- Sí, señora. El señor Gotti quiere que me ocupe de la seguridad de todos. - Respondió con prontitud. Vivienne no pudo evitar una dosis de burla e ironía. - Claro, porque las parras son extremadamente peligrosas. - Con eso, se desvió de su ruta prevista. Enzo, visiblemente confuso, preguntó - ¿Adónde vas?respondió ella con una sonrisa pícara. - A comprar el sueldo de mi ayudante. ¿Vienes?El guardia de seguridad siguió a Vivienne hasta la chocolatería del aeropuerto, aún sin comprender del todo la situación. Minutos después, Vivienne subía al jet de Vittorio, disfrutando despreocupadamente de su batido de chocolate y llevand
Vivienne lo miró con incredulidad. ¿Quién era aquel hombre que le apretaba el brazo con fuerza? Era una faceta de Vittorio que no había conocido hasta ahora. Tiró con fuerza de su brazo, tratando infructuosamente de liberarse de su agarre.- ¿Me entiendes, Vivienne? - volvió a preguntar, con su intensa mirada clavada en ella, intimidándola.- Sí. - Respondió por fin, dándose cuenta de que no tenía sentido seguir luchando. Vittorio la soltó por fin, y la rubia se pasó la mano por el lugar donde él había apretado tan dolorosamente.Él se dio cuenta de lo que había hecho segundos después, acercándose más a ella. Pero sin que él se lo esperara, ella dio un paso atrás.- Si no le importa, señor Gotti. - Habló ella, con voz seca. - Vuelvo a mi asiento.- Viv... - Intentó acercarse a ella una vez más, pero ella retrocedió otro paso.- Me gustaría que me llamara señorita St James. - replicó ella aún más secamente-. - Así es como debe llamarme como su abogada. Sin esperar a que le contestara
El precontrato de venta se firmó esa misma tarde. El Sr. Saunieur seguiría siendo responsable de la explotación de la finca como gerente, pero todos sus negocios relacionados con la bodega y la finca pertenecían ahora a Vittorio Gotti.El italiano se mostró muy contento con la compra mientras recorría la vieja mansión con Nicola a su lado.Viv, por su parte, se quedó con el señor Saunieur para analizar los documentos y llegar a un acuerdo favorable para ambos. El hombre estaba muy contento de saber que seguiría dirigiendo el lugar, pero esta vez como empleado. - Este lugar necesita una buena remodelación. - comentó Viv, recorriendo la mansión junto a su antiguo propietario. - Conozco a un arquitecto que se encargará de ello. - Sonrió al hombre.- Es una casa antigua, pero tiene mucha historia. - comentó. - Al principio quería convertirla en un hotel. La finca es ideal para los visitantes y a mucha gente le gusta contratar bodegas de la zona para celebrar bodas.- No es mala idea. - E
El hombre miró confundido a Vittorio y luego a Vivienne.- No sabía que estabais casados. - Dijo avergonzado.- No lo estoy. - Contestó ella. - Este es mi cliente, Vittorio Gotti. Es el que compró la granja. - Explicó ella.- Incluso es uno de sus nuevos empleados. - Explica cortésmente. - Trabaja para el señor Saunieur. Vittorio observa la escena con impaciencia, sin importarle quién es el hombre ni a qué se dedica. - ¿Puedo bailar contigo ahora? - le pregunta una vez más.Viv se da cuenta de que no se irá hasta que ella acepte y, para su disgusto, lo hace. El otro hombre se aleja y besa la mano de Vivienne antes de marcharse y volver al bar.Vittorio la agarra por la cintura, tirando de ella hacia él y apartándole los mechones rubios del cuello mientras mira fijamente al otro hombre, marcando su territorio.- No deberías bailar con cada patán que te encuentras en un bar, Principessa. - La regaña, guiándola hacia el baile.- Lo que yo haga o con quién baile no es asunto tuyo. - Res
El viaje de vuelta a Nueva York transcurrió en calma pero en un silencio sepulcral. Vivienne contestó a Vittorio sólo lo necesario, centrando su atención en Nicola y aprovechando que viajaban de madrugada para dormir.Cuando llegaron a la ciudad, Vittorio se ofreció a llevarla, pero ella se negó cortésmente y prefirió coger un taxi.Se dirigió directamente a su casa, y unas horas más tarde ya estaba en las oficinas de St James & Barker, entrando en el despacho de Paul Barker con dos carpetas en la mano.- El contrato con el señor Gotti. - Dijo mientras colocaba la primera carpeta sobre la mesa. - Y la compra de la granja y la mansión que hizo. - Dejó la segunda carpeta en el suelo. - Aquí está todo.Paul analizó los documentos con detenimiento mientras Viv permanecía de pie, apoyada en los talones y con los brazos cruzados.- Siempre lo has hecho mejor de lo que esperaba, Vivienne. - replicó finalmente Paul, cerrando la segunda carpeta y mirando a la rubia que tenía delante-. - Tu ab
El ritmo de la música aceleró su corazón y cuando vio a Matthew allí, Vivienne casi se sintió decepcionada. Le estaba tocando el cuerpo, tirando de ella y dejándola bailar cerca de él. Vivienne se divirtió coqueteando con él mientras bailaba. El hombre le olisqueó el cuello, aspirando el peligroso aroma de su caro perfume.- Quiero hablar contigo, Viv. - le dijo al oído. - ¿Vamos a un sitio más privado?Ella lo miró por encima del hombro, aún bailando con él.- ¿Para que te acuestes conmigo en el baño, como hicimos en Las Vegas? - le preguntó, burlándose de él con una sonrisa.- No sería mala idea. - Contestó él, apretándole el trasero. - Eso no va a ocurrir, Matt. - Ella se dio la vuelta, apoyando las manos en los hombros de él mientras se acercaba demasiado al hombre que tenía delante.Sus labios casi rozaron los de él, burlándose.- Lo único que quiero hacer esta noche es bailar y beber. - respondió ella. - Contigo o con cualquier otro.Él suspiró, apoyando las manos en la cintura
Sus brazos aún rodeaban el cuerpo de ella cuando lo besó. Vivienne lo miró fijamente, sus ojos azules transmitían la misma intensidad que la mirada de Vittorio mientras la abrazaba. Se sentía mareada, quizá demasiado borracha por todas las copas que había tomado antes y con Matthew apenas unos minutos antes. - ¿Qué hacéis aquí? - preguntó confundida, aunque seguía abrazada a él. - ¿Cómo me has encontrado?Vittorio la mira, llevándose la mano derecha a la mejilla y acariciándosela mientras la sujeta por la nuca, manteniéndola firmemente agarrada.- Oí la voz de Anna de fondo cuando te llamé. - Respondió él, sosteniéndole la cabeza y mirándole. - Entonces le pedí a Marco que averiguara dónde estabas.Ella agrandó los ojos, ahora todo tenía sentido. Cómo Marco había encontrado allí a Annabelle con tanta facilidad y cómo, en cierto modo, Vittorio la había seguido hasta allí incluso cuando ella le había pedido que se mantuviera alejado.Por un momento se le pasó por la cabeza si había v