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Nicola era un niño excepcional y a Vivienne le gustaba cada vez más.Después de cenar, fueron al salón y, mientras ella y Vittorio hablaban, Nicola recostó la cabeza en su regazo mientras ella jugaba a la videoconsola. En un momento dado, el chico se quedó dormido mientras Viv le acariciaba el pelo. Vittorio observó la escena, disfrutando del cariño con que Viv trataba a su hijo.Cuando vio que Nicola estaba profundamente dormido, lo cogió en brazos y lo llevó al dormitorio del segundo piso de la casa.Unos minutos después, Vittorio volvió al salón, donde Viv seguía bebiendo con el portátil abierto sobre el regazo. - Espero que no te importe, necesito enviar unos correos desde que me han secuestrado. - Dijo mirándolo por encima de la pantalla.- Siéntase como en su casa, Principessa. Unos minutos después, terminó y dejó el vaso sobre la mesa.Vittorio se acercó a su mujer y tomó asiento en la misma mesa mientras la miraba. - Vivienne, quiero que seas mi abogada en exclusiva. - Dij
- He encontrado una granja que vale la pena visitar. - dijo, mostrando a Vittorio las fotos en la pantalla de su portátil.- Tiene 197 acres de plantaciones de uva, algunas chardonnay, Viognier, Norton y algunas españolas. - Le explicó. - No está en venta, pero podemos negociar. Vivienne miró a Vittorio con una sonrisa traviesa en los labios.- ¿Qué pretendes? - preguntó con suspicacia.- Sólo necesito unos millones. - Dijo saboreando el vino en sus labios mientras Vittorio se inclinaba a su lado.Cerró los ojos y sintió su aliento alcohólico y cálido en el cuello.- ¿Viv? - gritó, despertándola.- Ah, sí, necesito unos cuantos millones. Podemos negociar con esta bodega de aquí y comprar toda la producción, los empleados y los locales. - Dijo, mirándolo rápidamente.Vivienne sabía que ya había bebido suficiente vino aquella noche.- ¿Y de cuántos millones estás hablando? - preguntó con curiosidad.- Cuarenta. - respondió ella.Vittorio analizó su propuesta pensativo.- Esta bodega val
Cuando Viv se despertó, se encontró con los colores neutros de la habitación de invitados y un ramo de rosas rojas a los pies de la cama. Era como si hubieran vuelto los días en Mónaco y Niza, cuando siempre la despertaba un ramo de rosas que le regalaba Vittorio.No pudo evitar sonreír, al sentir el aroma de las flores en la habitación.Después de lavarse los dientes y el pelo, bajó las escaleras con la misma ropa con la que había dormido. Como era de esperar, encontró la mesa del desayuno donde estaban sentados Vittorio y Nicola.El chico se levantó rápidamente y corrió hacia ella, abrazándola.- Buongiorno, Viv.Ella le devolvió el abrazo, besándole la mejilla y sonriendo.- Buongiorno, Nico. - Contestó ella, viéndole acercar una silla para que se sentara a su lado.- Qué caballero. Debe de ser cosa de familia. - Comentó mientras le guiñaba un ojo a Vittorio.- Buenos días, Principessa. ¿Lista para viajar? - Preguntó el italiano con mirada pícara.- ¿Cómo que de viaje? - le pregun
Cuando llegaron al aeropuerto, Enzo, el guardia de seguridad personal de Vittorio, estaba esperando a Vivienne con un cartel que indicaba su nombre. Vivienne se acercó a él despreocupadamente y le entregó su maleta cuando mencionó que se la llevara, siguiéndole hacia el jet privado de Vittorio. - ¿Vienes con nosotros, Enzo? - preguntó Vivienne con curiosidad.- Sí, señora. El señor Gotti quiere que me ocupe de la seguridad de todos. - Respondió con prontitud. Vivienne no pudo evitar una dosis de burla e ironía. - Claro, porque las parras son extremadamente peligrosas. - Con eso, se desvió de su ruta prevista. Enzo, visiblemente confuso, preguntó - ¿Adónde vas?respondió ella con una sonrisa pícara. - A comprar el sueldo de mi ayudante. ¿Vienes?El guardia de seguridad siguió a Vivienne hasta la chocolatería del aeropuerto, aún sin comprender del todo la situación. Minutos después, Vivienne subía al jet de Vittorio, disfrutando despreocupadamente de su batido de chocolate y llevand
Vivienne lo miró con incredulidad. ¿Quién era aquel hombre que le apretaba el brazo con fuerza? Era una faceta de Vittorio que no había conocido hasta ahora. Tiró con fuerza de su brazo, tratando infructuosamente de liberarse de su agarre.- ¿Me entiendes, Vivienne? - volvió a preguntar, con su intensa mirada clavada en ella, intimidándola.- Sí. - Respondió por fin, dándose cuenta de que no tenía sentido seguir luchando. Vittorio la soltó por fin, y la rubia se pasó la mano por el lugar donde él había apretado tan dolorosamente.Él se dio cuenta de lo que había hecho segundos después, acercándose más a ella. Pero sin que él se lo esperara, ella dio un paso atrás.- Si no le importa, señor Gotti. - Habló ella, con voz seca. - Vuelvo a mi asiento.- Viv... - Intentó acercarse a ella una vez más, pero ella retrocedió otro paso.- Me gustaría que me llamara señorita St James. - replicó ella aún más secamente-. - Así es como debe llamarme como su abogada. Sin esperar a que le contestara
El precontrato de venta se firmó esa misma tarde. El Sr. Saunieur seguiría siendo responsable de la explotación de la finca como gerente, pero todos sus negocios relacionados con la bodega y la finca pertenecían ahora a Vittorio Gotti.El italiano se mostró muy contento con la compra mientras recorría la vieja mansión con Nicola a su lado.Viv, por su parte, se quedó con el señor Saunieur para analizar los documentos y llegar a un acuerdo favorable para ambos. El hombre estaba muy contento de saber que seguiría dirigiendo el lugar, pero esta vez como empleado. - Este lugar necesita una buena remodelación. - comentó Viv, recorriendo la mansión junto a su antiguo propietario. - Conozco a un arquitecto que se encargará de ello. - Sonrió al hombre.- Es una casa antigua, pero tiene mucha historia. - comentó. - Al principio quería convertirla en un hotel. La finca es ideal para los visitantes y a mucha gente le gusta contratar bodegas de la zona para celebrar bodas.- No es mala idea. - E
El hombre miró confundido a Vittorio y luego a Vivienne.- No sabía que estabais casados. - Dijo avergonzado.- No lo estoy. - Contestó ella. - Este es mi cliente, Vittorio Gotti. Es el que compró la granja. - Explicó ella.- Incluso es uno de sus nuevos empleados. - Explica cortésmente. - Trabaja para el señor Saunieur. Vittorio observa la escena con impaciencia, sin importarle quién es el hombre ni a qué se dedica. - ¿Puedo bailar contigo ahora? - le pregunta una vez más.Viv se da cuenta de que no se irá hasta que ella acepte y, para su disgusto, lo hace. El otro hombre se aleja y besa la mano de Vivienne antes de marcharse y volver al bar.Vittorio la agarra por la cintura, tirando de ella hacia él y apartándole los mechones rubios del cuello mientras mira fijamente al otro hombre, marcando su territorio.- No deberías bailar con cada patán que te encuentras en un bar, Principessa. - La regaña, guiándola hacia el baile.- Lo que yo haga o con quién baile no es asunto tuyo. - Res
El viaje de vuelta a Nueva York transcurrió en calma pero en un silencio sepulcral. Vivienne contestó a Vittorio sólo lo necesario, centrando su atención en Nicola y aprovechando que viajaban de madrugada para dormir.Cuando llegaron a la ciudad, Vittorio se ofreció a llevarla, pero ella se negó cortésmente y prefirió coger un taxi.Se dirigió directamente a su casa, y unas horas más tarde ya estaba en las oficinas de St James & Barker, entrando en el despacho de Paul Barker con dos carpetas en la mano.- El contrato con el señor Gotti. - Dijo mientras colocaba la primera carpeta sobre la mesa. - Y la compra de la granja y la mansión que hizo. - Dejó la segunda carpeta en el suelo. - Aquí está todo.Paul analizó los documentos con detenimiento mientras Viv permanecía de pie, apoyada en los talones y con los brazos cruzados.- Siempre lo has hecho mejor de lo que esperaba, Vivienne. - replicó finalmente Paul, cerrando la segunda carpeta y mirando a la rubia que tenía delante-. - Tu ab