Capítulo 98
Noche, comisaría, dentro de una celda oscura.

Pedro y Leticia, atados espalda con espalda a unas sillas.

El ambiente en la celda es frío y húmedo, tan oscuro que no se ven ni las manos. Una presión invisible lo envuelve todo.

—Lamento haber te involucrado en todo esto —Pedro rompe el silencio primero.

—Dicen que robaste algo valioso, ¿es cierto? —Leticia pregunta de repente.

—¿Qué piensas tú?

—No creo que tengas el valor para hacerlo. ¿Esto tiene que ver con los Cobras?

—Los Cobras son solo peones; el cerebro detrás es Roman —informa Pedro.

—¿Roman? ¿Te refieres al Sr. Roman?

Leticia se sorprende:

—Pensé que se llevaban bien. ¿Cómo lograste ofenderlo?

—Le di un puñetazo —responde Pedro con indiferencia.

—¿Qué?

El rostro de Leticia cambia:

—¿Te atreviste a golpear al Sr. Roman? ¿Has perdido la razón? ¡Ese hombre es un familiar cercano del Sr. Ramón, y parte de la familia adinerada Rajoy en la capital del estado! ¡Es alguien a quien incluso los temibles Cobras deben rendir cuentas!

Y tú,
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