Capítulo 101
En la pequeña habitación oscura.

Pedro y Leticia se hallaban de espaldas el uno al otro, sintiendo el calor corporal mutuo.

Desde que se casaron hasta que se divorciaron, rara vez habían tenido un momento tan tranquilo.

Tanta era la quietud que, por un instante, ninguno sabía cómo romper el silencio.

—¿Crees que hoy podríamos morir aquí?

Por fin, Leticia fue la primera en quebrar la calma.

El entorno sombrío y oscuro le provocaba una sensación agobiante.

Además, la intimidante presencia de Ignacio no ayudaba a calmar su mente.

—Deja de pensar tonterías, saldremos de aquí sanos y salvos —Pedro la consoló.

—Si por alguna razón no pudiéramos salir, ¿tienes algún último deseo? —preguntó Leticia, melancólica.

—No hay "por si acaso", hablemos de eso una vez que salgamos —respondió Pedro.

—La persona a la que hemos ofendido es el Sr. Román, con su influencia y conexiones, acabar con nosotros sería pan comido —Leticia suspiró.

Ante un verdadero capo, su pequeño capital
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