Capítulo 107
—¡Roman! ¡Sal y enfréntate a tu destino!

Un grito furioso retumbó como un trueno en el aire sobre la hacienda.

Roman, quien acababa de salir, se irritó hasta el límite al oír estas palabras.

—¿Quién es este idiota que se atreve a causar estruendos en mi hogar?

Lleno de rabia, Roman salió a paso firme. Pero al ver a Pedro no muy lejos, sus pupilas se contrajeron ligeramente, mostrando sorpresa.

—Así que eres tú, ¿no te habían detenido? ¿Cómo lograste escapar?

Sabía que había sobornado a Ignacio para llevarlo a la estación de policía. Normalmente, incluso con el apoyo de Estrella, Pedro no tendría forma de estar aquí.

—¿Fuiste tú quien me tendió una trampa? —preguntó Pedro fríamente.

—Ya que estás aquí, seguramente debes tener tu respuesta.

Roman dijo con una sonrisa irónica:

—Has adivinado correctamente, ¡yo lo hice! Tú solo tienes la culpa por ser tan obstinado. Te di una oportunidad, pero no la aprovechaste. Por eso, tuve que recurrir a esto.

—Me alegra que lo admitas.

Pedro mostró u
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