Capítulo 971
Luego, aceleraron de inmediato hacia adelante, dirigiéndose directamente a la fuente del sonido.

—¡Todos, síganme! ¡No se separen! —Diana gritó, apresurándose a seguir adelante.

Ella temía que Pedro, en un impulso, cayera en una trampa enemiga.

El grupo avanzó rápidamente, y después de unos diez minutos, finalmente llegaron a un claro.

Era un espacio tan grande como un campo de fútbol.

El suelo estaba desprovisto de hierba, compuesto solo de tierra y rocas, sin signos de vida.

En el centro exacto, había una tumba que se extendía hacia abajo.

La tumba era oscura como la noche, sin fondo a la vista, y nadie sabía qué había dentro.

En ese momento, alrededor de la tumba, ya había un grupo de guerreros poderosos.

Estos guerreros estaban custodiando la tumba, vigilando cautelosamente en todas direcciones, siempre en alerta de alguien acercándose.

—¡¿Acaso esa es la tumba de Soledad?! —César, escondido detrás de un árbol, miró hacia el oscuro túmulo a lo lejos, y se emocionó.

Pensaba que tend
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