Abusar del número no es su estilo.

—¡Celestino! ¡No te irás al infierno sin castigo! —Gilberto rugió furioso, finalmente abrumado, fue apuñalado en el pecho por Celestino y cayó al suelo con resentimiento.

En unos pocos minutos, los discípulos de la Pandilla Sandy Sea fueron masacrados.

Ni uno quedó.

—¿Una simple banda de criminales se atreve a desafiarnos? ¡Realmente no saben lo que es la muerte! —Celestino soltó una risa fría, sacudiendo su espada, esparciendo una gran cantidad de sangre.

—¡Oye! ¿Por qué no hicieron nada justo ahora, ustedes de la Secta Azul? —Eliseo se giró para ver a César y los demás parados tranquilamente.

Sin una gota de sangre en ellos, claramente no participaron en la lucha.

—Contra una Pandilla Sandy Sea, con solo sus dos facciones es suficiente, naturalmente no necesitábamos intervenir —dijo César con tono indiferente.

Aunque estaba declarando un hecho, para las dos facciones sonó como si se estuvieran poniendo en un pedestal.

—Verlos matar sin mover un dedo