Cuando Fabiola salió del Grupo García, su rostro no lucía muy bien. Con su estatus, normalmente nadie se atrevería a cuestionar lo que dice o hace. Pero hoy, fue desafiada públicamente e incluso perdió a un leal subordinado, lo cual naturalmente la enfureció. Sin embargo, siendo Ciudad U el territorio de influencia, tendría que traer refuerzos de Ciudad M para cualquier represalia.

—Abuela, después de todo, Leticia fue nombrada directamente por el abuelo como presidenta del grupo. Al destituirla públicamente, temo que será difícil explicárselo al abuelo cuando despierte —dijo Edgar con vacilación. Aunque se sintió aliviado al principio, esta clase de comportamiento autoritario podría ser mal visto.

—¿Explicar qué? Todavía es incierto si tu abuelo despertará —respondió Fabiola con indiferencia.

—Pero, ¿el abuelo solo tenía su enfermedad crónica, no es así? Con un poco de descanso, debería estar bien —preguntó Edgar, algo confundido.

—Él no está enfermo. Yo lo envenené. Nunca despertará