Capítulo 393
El hombrecillo esbozó una sonrisa siniestra y lanzó con fuerza el cadáver de Luciano contra la pared, dejando una mancha sangrienta.

—¡Luciano! —Jacinto levantó el cuerpo sin vida de su hermano, sus ojos se llenaron de ira y dolor, rugió—. ¿Cómo te atreviste a matar a mi hermano? ¡Voy a destrozarte en mil pedazos!

Al terminar de hablar, se abalanzó como un león enfurecido.

El hombrecillo rió fríamente y propinó una patada directa en el pecho de Jacinto.

Jacinto salió volando como si un camión lo hubiera golpeado, aterrizó pesadamente en el suelo y no dejaba de escupir sangre.

Su esternón ya estaba hundido por completo.

—¿Qué...?

Al ver esta escena, los miembros de la familia García quedaron como paralizados por un rayo.

Jacinto era mucho más fuerte que Luciano, pero aun así no pudo resistir el ataque del hombre.

—¿Quién eres tú?

Jacinto se sujetó el pecho, la sangre fluía libremente por su nariz y boca.

El solo hecho de que pudiera derrotarle con un solo golpe demostraba que era un
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