Capítulo 399
Dos disparos rompieron el silencio.

Las balas que volaban hacia Pedro se detuvieron abruptamente a solo un centímetro de su cuerpo.

Un escudo semitransparente de "verdadera energía vital" apareció de la nada, manteniendo las balas a raya.

—¿Qué es esto, no lo puedo creer?

Los ojos de Javier se estrecharon. Aunque estaba mentalmente preparado, la capacidad de Pedro para detener las balas en el aire lo dejó asombrado.

—¿De verdad pensabas que algo como esto me lastimaría?

Pedro sacudió la cabeza.

—Si las balas no pueden herirte, ¡entonces ambos moriremos! —Javier sacó rápidamente un control remoto para una bomba y soltó una risa diabólica—. ¡Jajaja, Pedro! ¡Nos vemos en el infierno!

Presionó el botón sin más preámbulos, para ello.

...

Mientras tanto, afuera de la mansión de la familia García.

Después de correr una cierta distancia con su hermano menor, Leticia escuchó los disparos. Volvió la cabeza y vio, para su horror, que Pedro no los había seguido.

—¿Pedro?

Leticia estaba frenética
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