Capítulo 37
Al día siguiente, por la mañana temprano.

En Villa Javier.

Javier, el hombre más rico de la ciudad Rulia, disfrutaba tranquilamente de su café junto a un anciano flaco y marchito.

—Matías, es una lástima esta vez, esa mujer es muy astuta, se fue antes de que el afrodisíaco hiciera efecto, de lo contrario, ¡hoy la habría tenido en mi cama! —dijo Javier con un tono de arrepentimiento.

—Javier, puedes estar tranquilo. El afrodisíaco que le puse no puede ser neutralizado por ella. Si no quiere morir, tendrá que venir a suplicarte. Entonces podrás "degustarla" como quieras. —el anciano y flaco Matías sonrió.

—¿En serio? ¡Eso es estupendo!

Los ojos de Javier brillaron.

Había deseado durante mucho tiempo esta "rosa espinosa" llamada Estrella.

La idea de jugar con una mujer tan exquisita en la cama hacía que su corazón palpitara sin control.

—Javier...

En ese momento, un guardaespaldas se acercó repentinamente y le susurró algo al oído.

—¿Qué? ¿Leo ha muerto?

Después de escuchar esto, el rostr
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