Capítulo 328
La cara de Renata se iluminó y dijo:

—Itzel, ahora estás a salvo. Si Isidoro logra convencer al Sr. Cipriano, estoy segura de que escaparás de las garras del peligro.

—Si eso sucede, sería maravilloso. ¡Gracias, Isidoro!

Itzel hizo una profunda reverencia, exponiendo su pecho inadvertidamente.

—No hay de qué, somos compañeros. ¿Qué es una pequeña ayuda entre amigos?

Isidoro restó importancia al asunto con un gesto de su mano.

—Bueno, ya que hemos resuelto el problema, vayamos al bar a tomar unas copas.

Cristóbal llamó al conductor y luego invitó a todos a subir al coche para irse.

Justo cuando encendieron el coche, una decena de vehículos comerciales negros llegaron a toda velocidad, rodeando por completo el restaurante.

Tan pronto como se abrieron las puertas de los vehículos, una multitud de hombres armados con palos irrumpió en el restaurante, exudando hostilidad.

—¡Joder! ¿Acaso esos no serán miembros de la familia Guzmán?

Cristóbal sintió un escalofrío de nerviosismo.

Menos mal q
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