Capítulo 284
Resultó que la persona que había capturado era el primogénito de la familia González, una figura cuyo mero pisoteo podía hacer temblar a un ejército completo.

—Estamos perdidos... completamente perdidos... —murmuró.

Al escuchar el nombre de Hernando, Enrique, que estaba al lado, mostró una expresión de desesperanza. En un momento, lamentó tanto que sentía que sus entrañas se volvían verdes. Jamás debió intentar vengar a Ramiro, un hombre que había perdido ambos brazos y estaba inutilizado desde la cintura hacia abajo. ¿Valía la pena arriesgar todo por él?

—¡Enrique! ¿Este insignificante personaje es el que mencionaste? —Noé se giró bruscamente, sus ojos llenos de furia clavándose en Enrique—. No tengo ninguna disputa contigo, ¿por qué me perjudicas?

—Primo, yo... —Enrique estaba al borde de las lágrimas.

—¡Si te atreves a traicionarme, no te dejaré vivir! —Noé rugió y saltó sobre Enrique, mordiendo frenéticamente su cara. En un abrir y cerrar de ojos, la cara de Enrique estaba desfigur
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