Capítulo 1255
Cuando la afilada hoja cortó su cuello, una gran cantidad de sangre brotó a borbotones. Al siguiente segundo, Leocadio cayó al suelo muerto, con una leve sonrisa de alivio en su rostro.

—¿Papá? —Vania se quedó paralizada, sin poder reaccionar.

La sangre de Leocadio la salpicó, cubriéndole el rostro. Su expresión, ya distorsionada, se volvió aún más sanguinaria y siniestra, como la de un demonio.

—¡Jefe!

—¡Hermano!

Los miembros de la familia Flores exclamaron con horror y dolor. Todos eran leales a Leocadio, compartiendo su destino. Con su suicidio, la familia Flores estaba destinada a caer en desgracia.

—¡Está muerto, el culpable ha muerto! —Vania, después de un momento de shock, sintió un alivio abrumador y comenzó a gritar frenéticamente: —¡Pedro! ¿Lo ves? Mi papá ya está muerto, el autor intelectual se ha suicidado y ha pagado con su vida. ¿Podemos dejar esto aquí?

La muerte de su padre le causó algo de tristeza, pero lo que más sentía era el alivio de haber sobrevivido. Pen
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