Capítulo 1230
Nunca habían visto a alguien tan loco que, a plena luz del día, se atreviera a enfrentarse solo a la familia Arroyo y tomar a Bernardo como rehén. Era un suicidio.

—¡Chico! ¿Ves esto? Estás rodeado, hay soldados de la familia Arroyo por todas partes. ¿Cómo crees que puedes luchar contra mí? —Bernardo se rio con desdén. —Si no quieres morir, suéltame de inmediato, destruye tu propia habilidad y arrodíllate rogando perdón. Tal vez así te deje vivir.

—¿Quieres morir? —Pedro levantó lentamente a Bernardo por el cuello con una sola mano, sus ojos fríos como el hielo.

—¿Qué pasa? ¿Te atreverías a lastimarme? —Bernardo no mostraba miedo alguno y continuó provocándolo. —¿Tienes el valor de tocarme? Si me haces algo, no solo tú morirás, sino también tus amigos y familiares. ¡Ah, y tu mujer, que ahora mismo está encerrada en mi sótano! Si me pasa algo, mis hombres se turnarán para violarla. ¡Vamos, atrévete a tocarme! Quiero ver si puedes asumir las consecuencias.

Bernardo se rio a carcajada
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