Un sonido de carne desgarrándose resonó en el aire.

Peter, sin ningún aviso previo, atravesó el pecho de Hilario con su cuchillo, de lado a lado.

La sangre, deslizándose por la punta del cuchillo, caía gota a gota al suelo.

Hilario quedó paralizado, bajando la mirada hacia el cuchillo que penetraba su pecho, su rostro mostraba incredulidad total.

Nunca hubiera imaginado que su hermano menor, su propio pariente de sangre al que tanto valoraba, pudiera atacarlo de repente con un cuchillo. Y menos aún con tanta determinación y crueldad.

En ese momento, todos quedaron atónitos.

¿Quién podría imaginar que Peter, que hasta hace un momento se mostraba cortés y sonriente, de repente se convertiría en un asesino, sin perdonar ni siquiera a su propio hermano mayor?

Si antes se podía explicar por haber bebido demasiado, ahora la situación era completamente diferente.

—¿Cómo te atreves... —Hilario, con los ojos desorbitados, intentaba decir algo cuando la sangre comenzó a brotar de su boca.

Fin