—¡Ven, ven... persígueme! ¡Rápido, rápido... aún más rápido!

Araceli montaba a Ganador Inesperado, deteniéndose de vez en cuando, volteando para burlarse.

No tomaba en serio a Pedro, jugaba abiertamente con él.

Disfrutando al máximo, incluso montó a Ganador Inesperado, dando vueltas alrededor de un caballo de patas cortas.

Bajo la opresión de la línea de sangre, el caballo de patas cortas temblaba de miedo, lo que lo hacía correr aún más lento.

—Jajaja... ¿Esto parece una carrera de caballos? ¡Esto es claramente pasear a un perro!

—¿Quién dice que no? Controlado por Araceli para su diversión, sin un ápice de temperamento, realmente es una vergüenza.

Los amigos de Araceli, sin ningún reparo, se burlaban en voz alta.

—Sin un buen caballo, sin técnica, ¿y aún se atreve a desafiar a Araceli? ¡Realmente no sabe lo que es el cielo ni la tierra! —Carmen con desprecio.

—Un bufón saltarín, solo eso, si tal desperdicio pudiera ganar, ¡me comería un sombrero! —Modesto despreciaba con una mueca.

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