Capítulo 288
Delicia veía en su propia vida el dicho de que los malvados encuentran su némesis en otros malvados.

—¿Cómo voy a tener tiempo para preocuparme por ellas? ¡Estoy ocupada con el trabajo! —exclamó.

—Eso es cierto, ¡ahora eres una persona muy ocupada! —bromeó Elena, provocando que Delicia la mirara de reojo.

Para Elena, Delicia era afortunada. Sin Néstor respaldándola, la separación de Delicia y Alvaro habría significado el comienzo de sus penurias. La animadversión de Yolanda hacia Delicia tenía la intención de hundirla en el fango, y sin la protección de Néstor, se podían imaginar los días de desventura que le esperaban.

...

Cuando Antonia regresó a la mansión Jiménez, se enteró de que Isabel había ido a ver a Yolanda. Su expresión cambió al oír esto, entregó su bolso y abrigo a María y se dirigió hacia el ala secundaria de la casa. Sabía que tenía que estar en guardia con Yolanda, una mujer de muchos cálculos.

Al acercarse, escuchó la voz severa de Isabel desde dentro:

—¿Así que eres
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