Capítulo 295
En este momento, la ira de ella estaba a punto de consumirla por completo. Por otro lado, Alvaro Jiménez no mostraba signos de alteración ante sus palabras; era como si se hubiera transformado en otra persona.

Entregó su plato vacío a David, el mayordomo, y se acercó a Delicia. De un tirón, la atrajo hacia su pecho, sus brazos fuertes la aprisionaron con tanta fuerza que le resultó imposible liberarse.

—¡Suelta, bastardo! —exclamó ella.

—Parece que todavía no entiendes que lo que tenemos que resolver no es la cuestión del matrimonio. —le respondió él, su tono era calmado pero sus palabras llevaban una amenaza velada.

—¡Tú...!

—¿Mañana no irás a trabajar? ¿O ya no quieres volver a Joya Eterna?

Aunque su voz sonaba suave, estaba claro que era una amenaza.

Sí, estaba amenazando a Delicia. Antes, Alvaro había estado demasiado ocupado con Yolanda como para prestarle mucha atención a Delicia, sin importar cuánto ella lo provocara. Ahora, tenía todo el tiempo y la paciencia del mundo para lid
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