James se queda paralizado, con una sonrisa tonta en su rostro, sintiendo a los bebés moverse en el vientre de Lara. Ella lo mira mientras él tiene la mano en su barriga, y ambos se quedan ahí, en ese momento mágico, como si nada más importara en el mundo, excepto ese único instante.

— ¡Guau! Son muy fuertes, ¿verdad? Mira cómo se están moviendo. Parecen incluso futbolistas. — James dice en éxtasis.

— Oye, ni siquiera sabes si serán niños. ¿Y si fueran tres niñas? El médico dijo que dos son del mismo saco gestacional, y solo uno podría ser diferente. Pero no sabes el susto que me llevé, porque no sabía que era así. Lamento haberte llamado de esa manera. Terminaste cayendo, pero es tan mágico ahora que puedo sentirlos dentro de mí. No sabía cómo mostrártelo. Espero que no te hayas lastimado.

— No te preocupes. No debería haberme apresurado dentro del baño, pero cuando me llamaste, no tuve tiempo de pensar y me emocioné, como siempre.

Disfrutan del momento hasta que los bebés dejan de mo