Capítulo 31

La cabeza me duele horriblemente, y siento los párpados pesados. Alguien me sostiene la mano. Mis recuerdos son vagos, apenas puedo recordar lo último que sucedió en mis momentos de lucidez.

Abro los ojos lentamente, pero la luz me molesta, obligándome a cerrarlos nuevamente. Respiro hondo y los vuelvo a abrir, esta vez con más cuidado, hasta que me acostumbro a la luz y me doy cuenta de que estoy en una habitación.

Veo a Darius a mi lado, sujetando mi mano con fuerza. Al observar a mi alrededor, compruebo que estoy en un hospital. Trato de sentarme, pero una punzada de dolor en el abdomen me obliga a detenerme.

—¡Auch! —me quejo, y Darius se levanta rápidamente con una mirada de preocupación.

—Nena, ¿estás bien? —me pregunta mientras me da un beso en la frente. Apenas lo reconozco. Su cabello está desordenado, sus ojeras son profundas, y barba descuidada, como si hubiera pasado días sin descansar.

—¿Qué ha sucedido? —pregunto, aún confusa.

—¿Cuántos días llevo aquí? —me llevo la mano
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