Después de dejar a Trish en su departamento, me dirijo al mío para darme una ducha y cambiarme antes de la cena de negocios con el padre de Dayana, quien me citó en un restaurante exclusivo en el centro comercial cercano.Llego al restaurante y me siento en la mesa que reservé, esperando su llegada. Espero que no tarde, ya que estoy ansioso por terminar e ir a cenar con Trish. Durante estos dos días en casa de mis padres, me he dado cuenta de que Trisha es una mujer encantadora, capaz de hacer sonreír a cualquiera. Me sorprendió lo bien que le cayó a mi madre y a mi hermana. Sin duda, que se haya ganado el cariño de las dos mujeres que más amo en este mundo dice mucho de ella.No puedo decir que estoy enamorado de Trish tan rápido, pero tiene algo que me atrae, algo que hace que quiera estar con ella todo el tiempo. Por eso le propuse que dejáramos que las cosas fluyeran para ver qué sucedía con el tiempo. Quiero que esto nos lleve a algún lado. Pasan 15 minutos y me canso de esperar;
Siento los rayos del sol entrar por el ventanal del cuarto, impactando directamente en mi rostro. Me remuevo un poco, incómoda por la luz, y abro los ojos poco a poco, tratando de acostumbrarme. Me giro y veo a Darius durmiendo boca arriba, plácidamente, con la manta cubriendo apenas su entrepierna y las facciones de su cara completamente relajadas.A decir verdad, nunca pensé que llegaría tan lejos con él. Cuando me habló del contrato, acepté por el dinero, creyendo que sería fácil y que nada sucedería entre nosotros. Y ahora estamos aquí, en la misma cama, después de haber pasado una noche magnífica juntos.No estoy enamorada de él, pero tampoco quiero estarlo. Sé que, si lo permito, acabaré herida en este peligroso juego que estamos jugando. Para él, soy solo una atracción pasajera. Cuando termine el contrato, todo acabará entre nosotros, y cada uno seguirá su vida por separado.Aunque intento evitarlo, me estoy acostumbrando a pasar tiempo con él, a dormir juntos. Pero no puedo, s
Me levanto de mi asiento, camino hacia el minibar de la oficina, pongo hielo en dos vasos y los lleno con un poco de whisky. Camino de regreso, le paso un vaso a Nathan y me siento de nuevo.—¡Habla ya! No me dejes así —dice impaciente, lo que me hace reír.Nathan ha sido mi amigo desde que éramos unos niños. Siempre ha sido leal, me aconseja, pero nunca se mete en mis decisiones, y eso se lo agradezco.—Bien, conocí a Trisha antes de que fuera mi asistente. Un día, antes de que llegara a la oficina, chocó su auto conmigo —sonrío al recordar—. Desde que la vi bajar del coche, quedé embelesado con su belleza, pero se fue dejándome su tarjeta para pagar los daños.—¿Y ahí aprovechaste para hacerle la oferta de matrimonio? —dice con ironía, y niego con la cabeza.—¡Claro que no, imbécil! Resulta que tenía prisa por llegar a una entrevista de trabajo, y para mi sorpresa, la entrevista era conmigo —me mira asombrado—. Ni siquiera revisé su hoja de vida, la contraté bajo la absurda excusa d
Me renuevo en mi cama cuando siento pequeños besos húmedos en mis hombros y por toda mi espalda. —!Mmm! – digo soñolienta. —Levántate nena – me susurra al oído – tengo la Tina ya puesta para darnos un baño juntos – muerde el lóbulo de mi oreja sonrió como toda una tonta y me levanto.Todo está pasando muy rápido y me asusta ; jamás pensé verme en esta situación con Darius. Tengo miedo de enamorarme más y digo más porque se que lo que siento por el cada vez que me besa me abrasa o está cerca es mucho más que atracción. Me encanta cuando se comporta tan caballero pero tan rudo en la cama como no me voy a enamorara de él si es simplemente perfecto. Cuando me levanto y giro lo veo con una toalla amarrada a su cintura , su cabello rubio despeinado me mira me sonríe y me ofrece una mano se la acepto y entramos juntos al baño me despojó de toda mi ropa y entro Darius se deshace de la toalla y me sigue me hecho hacia adelante para darle espacio para que entre cuando lo hace me hecho
—¿Estás nerviosa por mañana, verdad? —pregunta Abbey con una sonrisa.—Un poco, la verdad. Agradezco que no sea algo muy grande —suspiro, intentando calmarme—. Al menos este masaje en el spa me va a ayudar.—Lo sabemos, por eso quisimos traerte —responde Alanys, acomodándose en la bata.—Buenas tardes, damas. ¿Listas para su masaje? —nos pregunta una mujer, y asentimos—. Bien, síganme.La seguimos hasta una habitación completamente blanca con tres camas de masaje y tres hombres esperando para atendernos.—¡Dios mío! Esta sí que es una buena despedida de soltera —dice Alanys, abanicándose con las manos.—¿De dónde sacaron a estos bombones? —murmura Abbey, mordiéndose los labios. Solo puedo reírme de estas dos locas.Nos quitamos las batas y nos tumbamos en las camas. Los masajistas comienzan a trabajar con aceites aromáticos y piedras calientes.—Esto es justo lo que necesitaba —dice Abbey, completamente relajada.—¿Quién está pagando todo esto, Abbey? —pregunta Alanys, curiosa.—Mi qu
Llegamos al aeropuerto y abordamos el jet privado de la familia de Darius.Cuando lo veo de cerca, me quedo embobada al contemplar el elegante avión con el apellido Evans grabado en el fuselaje. Uno de los mozos de equipaje se encarga de nuestras maletas y otro nos guía para subir al jet.Al entrar, me quedo boquiabierta. El interior es más lujoso de lo que imaginaba.—¿Te gusta? —pregunta Darius, rodeándome la cintura con su brazo, sonriendo.—Me encanta, es increíblemente hermoso —respondo, impresionada.Él sonríe y deja un beso en mi cabeza.—Ven, siéntate. Estamos por despegar —me toma de la mano y nos dirigimos a nuestros asientos.—¿A dónde vamos? Aún no me lo has dicho —le pregunto, curiosa.—Vamos a Italia —dice con una sonrisa.Mis ojos se abren de par en par.—¿En serio? ¿Italia? —digo, sorprendida.—Sí, estaremos tres días allí, y luego iremos a otro lugar —responde, manteniendo el misterio.—¿A dónde? —insisto, intrigada.—Eso es una sorpresa, nena —me da un beso suave, y
Hoy decidimos desayunar en el restaurante del hotel, ya que anoche Darius me dijo que alistara todo porque tenía una sorpresa para mí y saldríamos temprano.—¿A dónde iremos? Pensé que nos quedaríamos tres días aquí —pregunto curiosa.—Sé que te prometí eso, pero pensé que te gustaría visitar otras ciudades de Italia —sonríe.—Claro que me encantaría. Dime, ¿a dónde vamos?—Vamos a Milán y luego veremos qué otra ciudad visitaremos. ¿Te parece? —Asiento feliz.—Bien, terminamos y nos vamos. Nos espera un vuelo de una hora y media.Después de terminar de comer, recogimos nuestras maletas y salimos en la camioneta rumbo al aeropuerto, donde nos esperaba el jet privado de los Evans. El vuelo duró una hora y cuarenta minutos debido a algunos problemas, pero finalmente llegamos a Milán, donde una camioneta con chófer nos llevó al hotel donde nos hospedaríamos.—¡Dios! Es hermoso —digo, observando toda la habitación—. Te encanta todo lo que tenga lujo, ¿cierto?—Todo lo mejor para mi esposa.
Han pasado tres días desde nuestra estadía en Milán.Todo ha sido maravilloso. Visitamos Roma, Verona y Venecia. Ha sido todo magnífico: la compañía de Darius, sus detalles... He disfrutado todo al máximo, y sin duda alguna, me estoy enamorando de este hombre.Nos encontramos en nuestro último destino, ya que en dos días termina nuestra luna de miel y toca regresar a nuestra vida diaria. Extraño mucho a Alanys y a Abbey. Esta última ha desarrollado una amistad muy especial con nosotras, lo cual me encanta, y muero por verlas.Termino de acomodarme las ligas, junto con las medias, y me pongo los zapatos altos. Me miro en el espejo para asegurarme de que todo esté en su lugar, perfectamente.—¿Te piensas quedar ahí parado viéndome? —le digo a Darius, que sonríe recostado en el umbral de la puerta.—Sí, la vista es hermosa —responde, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón mientras se acerca a mí, quedando justo detrás.—Te ves muy sexy, nena —me susurra al oído—. Si no fuera