Isabella, atónita y con la mejilla ardiendo, no entendía de qué hablaba su suegra. —¿De qué está hablando? No tiene derecho a golpearme —respondió ella, tratando de mantener la compostura. Aunque las lágrimas ya se asomaban por sus hermosos ojos verdes esmeraldas. Doña Dayan levantó la mano nuevamente, dispuesta a abofetearla otra vez, pero Lilian se interpuso rápidamente. —¡Mamá, por favor, cálmate! —suplicó, sujetando el brazo de su madre. Doña Dayan, cegada por la ira, empujó a Lilian, quien cayó hacia atrás, apoyándose en el sofá para no perder el equilibrio. Clac~ Justo en ese momento, la puerta se abrió, Jameson y Adrián Howard entraron en la sala. ¡La escena que encontraron los dejó perplejos! Doña Dayan, al ver a su hijo, se detuvo y se volvió hacia él, con lágrimas de frustración en los ojos. —¿Cómo pudiste ser tan cruel con don Richard Thompson y su hija Allison? —le reclamó doña Dayan a Jameson, con su voz quebrada por la emoción. Jameson, visiblemente estresa
•••••••••• Esa noche, Isabella Howard estaba semi recostada en la cama del hospital privado, con el rostro pálido y los ojos llenos de preocupación, sostenía con fuerza la mano del hombre alto castaño de pie junto a ella, su esposo, Jameson. El doctor Johan Becker entró en la habitación con una expresión seria pero calmada. —Señora Howard, me alegra anunciar que usted y el bebé se encuentran estables —dijo el hombre en tono animado e Isabella sonriendo volvió a ver hacia su esposo—. PERO lo que ha experimentado es un claro signo de peligro abortivo. Ahora deberá estar en reposo absoluto y consideraremos este un embarazo de alto riesgo. No debe estresarse ni lidiar con emociones fuertes, hacer grandes esfuerzos físicos, prohibido los viajes. Le daremos una lista de lo que puede y no hacer —le explicó él con voz suave, pero firme. A Isabella se le borró la sonrisa y asintió lentamente. —Lo entiendo, doctor Becker. Haré lo que sea necesario —respondió ella tratando de mantener la
•••••••••• Dos días después, Jameson Howard se encontraba en el salón principal de su mansión, esperando a su madre, doña Dayan. Clac~ Una vez la puerta se abrió: —Jameson, ¿por qué querías verme a solas? —preguntó doña Dayan, tratando de mantener la compostura—. ¿Por fin has reaccionado y te diste cuenta que dejar a Allison era una tremenda estupidez? —le preguntó ella frunciendo ligeramente el ceño. Jameson la miró fijamente, sus ojos azules llenos de determinación. —Mamá, ya sé la verdad sobre los padres de Isabella. Sé que tú contrataste al asesino —dijo con voz firme, directamente—. No se debió a un simple accidente automovilístico. ¡¡Doña Dayan se llevó una mano al pecho, fingiendo sorpresa y horror!! —¡Eso es una locura! ¿Cómo puedes acusarme de algo tan terrible? ¡Harás que me desmaye! —exclamó la mujer madura alterada, haciendo todo un drama. Sin embargo, su hijo en esa ocasión. No se dejó engañar. —No te creo, mamá. También descubrí que no padeces de ningun
•••••••••• Esa mañana en la casa del CEO Howard. Jameson se levantó temprano. La luz del sol apenas filtrándose por las cortinas levemente. Isabella, aún adormilada, abrió lentamente los ojos, ante el ruido que producía su esposo. Ella despertó, sentándose torpemente en el borde de la cama y bostezando, dirigió su verde mirada hacia ese hombre castaño, que terminaba de colocarse su elegante saco. —¿A dónde te diriges tan pronto, un sábado, Jay…? —le preguntó Isabella, con voz somnolienta y mimada. Él la miró con ternura, ocultando parte de la verdad, respondió: —Tengo una cita importante de negocios con un conocido… —anunció ese CEO con una sonrisa—. Debo irme, pero volveré antes de la cena. Isabella asintió, confiando en él. Ella se levantó y mimadamente se dirigió hacia él y lo abrazó con cariño. Hundiendo su rostro en el pecho de ese hombre, olió la fragancia de su perfume. Isabella tomó un poco de distancia, levantando su mirada, posando sus ojos verdes esmeraldas
Adrián sonrió y asintió lentamente. —Lo sé, has hecho mucho por mí, Jay… Gracias. Realmente te lo agradezco demasiado —expresó con sinceridad, Adrián. —Sí y comenzaré a cobrarte ya~ —sonrió Jameson dejando la copa sobre una mesita en la sala—. Quiero que vayas en lugar de mí a New York y que te ocupes de los desgraciados que contrató Franklin para asesinarme. Ya que estoy seguro que tienes también información de ellos. —Sí. La tengo~ tranquilo hermano, déjame eso a mí~ — sonrió Adrián acercándose a Jameson y dándole una palmada en el hombro—. También me ocuparé de los trabajos complicados en la empresa, mientras Isabella da a luz y la cuidas. —Está bien. Pero debo enviar a alguien contigo, ya sabes, solo para que te ayude~ —¿Ayuda? Jajaja~ ¿No será que me vigilen? —le preguntó Adrián riendo. —Por cierto. ¿Has investigado el accidente de Franklin?, es sospechoso que todo haya pasado de esa manera —comentó Jameson, curioso. —Contraté a alguien. Pero la verdad, creo que a
No podía decirle a Isabella que doña Dayan estaba enfrentando un proceso legal del que se ocupaba la familia Howard. Mejor dicho, los abuelos de Jameson, quienes repudiaron los crimines de su hija contra los padres de Isabella. Por supuesto, no era una noticia que esa mujer pelirroja en su embarazo delicado pudiera recibir, así mismo, tampoco podía enterarse del accidente de Franklin. Aunque Lilian lo sabía todo, y le dolía mucho ocultarle la verdad a su cuñada. Tenía que hacerlo por el propio bien de Isabella, como amigas. —Mi madre… Ella hizo un viaje a Inglaterra a desestresarse y despedirse de su amigo… Richard Thompson, ya sabes, los Thompson se fueron del país… —le mintió Lilian—. Es todo lo que sé~ —sonrió incómoda intentando hacerlo creíble para Isabella. —¿Es así?, lo entiendo… —respondió Isabella, que por supuesto, NO LE CREYÓ. ……. Más tarde esa noche, Isabella estaba en su habitación, hablando por vídeo llamada con su mejor amiga Evelyn. Sentada a la mesa,
—¡LO SÉ! —gritó Isabella, nuevamente sintiendo sus lágrimas deslizarse por sus mejillas— ¡Pero fue EL ÚNICO que estuvo para mí cuando no tenía ayuda de nadie! —¿Es necesario que me grites para decirme algo así? —le preguntó Jameson, seriamente—. Sabes que tampoco es mi culpa que hayas pasado por todo eso. Si hubieras confiado en mí cuando éramos novios nada hubiese sucedido… Pero no me creíste capaz de protegerte. Cómo sea, no hablemos del pasado. Él tuvo un accidente, uno probablemente ocasionado por alguien más, se encuentra en coma en la mansión de su familia, Adrián se ocupa de investigar el tema. Isabella se sorprendió, al darse cuenta que Jameson no solo no parecía disfrutar de las desgracias de Franklin, si no que junto a su primo, también querían hacer algo al respecto. De inmediato la culpabilidad la invadió, sintiendo una pesada carga en su corazón. "Aunque es su enemigo empresarial… Aunque Franklin buscó arruinarlo… Aún así… Jay es demasiado… Bueno, y yo, nuevame
Esa noche, las luces de la ciudad de New York, daban una vista magnífica, en el interior de un automóvil oscuro, el vicepresidente de Imperial World Travel, viajaba junto a su prima, Lilian Howard. —¿Realmente tenía que enviarte a ti?, creo que Jameson no te quiere. Arriesgarte así es- —¡No digas tonterías! —le respondió Lilian, que estaba con su vista fija en su teléfono móvil. —¿Con quién hablas tanto? ¿Tienes un novio escondido, Lili?, ya que tía Dayan no estará más para molestarte, podrías hacer pública una relación y- —¡NO ME MOLESTES, ADRIÁN! —alzó la voz Lilian, dándole un empujón a su primo en el brazo. Adrián sonrió viendo a su prima. —Haz crecido mucho~ eres más fuerte que antes. Pero probablemente a ti te gustan los extranjeros de tanto que viajas siendo una imagen para IWT. —¿Y tú, por qué no te has casado?, cada vez te haces más viejo, Adrián, y me sorprende que tío no te haya exigido salir con nadie por "buena imágen" a los Howard~ jaja~ porque los