Mi tío Piero se ha ido hace unos días para afinar ciertos detalles con el abogado de mi padre. Despido a Marco desde la puerta de entrada, aún con el pijama encima. Me ha pedido que me tome las cosas con calma y que pueda delegar más asuntos de la casa en las empleadas.
Haciendo caso a sus consejos y peticiones, me dirijo a la habitación con el fin de darme un baño de espuma para relajarme en el agua caliente. Antes de cerrar la puerta, Greta me llama y me dice que tengo una llamada de mi tío Piero, le digo que contestaré en mi recámara. Levanto el auricular y le digo a Greta que ya puede colgar.
-Hola, ragazza, te llamo porque ya tengo noticias de Giancarlo, el abogado.
-Perfecto, pero creo que eso deberías discutirlo con Luca o Marco, ellos son los hombres de la familia. Ellos deben organizar esas cosas.
-Cariño, te leo una parte de la carta que tu padre dejó para mí: “Piero, mi hermano, te pido que cites a Pía para que venga a Florencia junto a su hermano y su esposo, y den oído al testamento que he dejado para ellos”. Luego me dice que debes ser tú quien los organice, porque si bien ha sido una familia de patriarcado desde hace siglos, eres tú el tronco de este árbol.
-Pero… él nunca me lo dijo. Yo…
-Pía, Luca puede llevar la empresa, pero serás tú quien lleve la familia. Y tu padre siempre decía…
-Amor, familia, trabajo… lo sé. No lo entiendo, pero haré lo que fue su última voluntad. Gracias, tío.
-Por nada, princesa. Cuídate mucho y nos vemos en unos días. Te enviaré la información de la fecha de lectura, para que coordines los viajes.
Cuelgo y exhalo el aire que mantenía cautivo dentro de mí. Me voy al baño, negando con la cabeza todo esto que me está pasando. Mientras se llena la tina, agrego la esencia de rosas que tanto me gusta y me quito el pijama. Entro al agua que me llega a poco más arriba de los tobillos y me siento, dejo que el agua vaya subiendo junto a la espuma, apoyo mi cabeza en la tina y cierro los ojos.
Todo esto que mi padre ha dejado sobre mis hombros me tiene abrumada, porque a mí se me preparó para ser una dueña de casa, sumisa y dedicada a hacer felices a todos. No sé en qué momento mi padre me enseñó otra cosa. Ahora debo organizar todo lo del viaje, tendré que coordinar las agendas de Marco y Luca, espero que no se molesten conmigo por tener que hacer esto.
Cierro el grifo, ya que el agua ha llegado al nivel que deseo. Abro los ojos y los poso en la espuma, recuerdo las muchas veces que mi padre me dijo que nunca olvidara mi lugar como mujer de la familia. Sin embargo, antes de casarme yo era libre de hacer lo que quisiera, podía ir y venir, muchas veces fui a nuestra casa en Florencia.
Me gustaba pasear por la ciudad, pasar por el Ponte Vecchio, ir hasta la Piazza della Repubblica, para luego escaparme al Caffè Gilli. Pero siempre supe que eso se terminaría cuando encontrase al hombre de mi vida.
Marco llegó a la empresa como asistente del gerente de finanzas. Él con treintaiún años y yo con veintisiete, nos conocimos allí en una de las reuniones semanales para manejar el logro de objetivos de la empresa. Me cautivó de inmediato con su inteligencia, su piel trigueña y cabello oscuro, sus ojos café oscuro me envolvieron de inmediato. Todos esperaban a que terminara con algún modelo de mi departamento, pero jamás quise terminar con un rubio de metro noventa que se esforzaba para mantener su físico.
Salimos por un mes, luego iniciamos nuestro noviazgo y nos casamos al año de conocernos. Allí se terminaron mis viajes.
-A Florencia los pasajes, entonces.
Cuando el agua se ha vuelto tibia, casi fría, decido salir. Me cubro con mi albornoz de baño y me voy hasta el cuarto, saco un vestido de corte recto azul rey y busco los zapatos a juego. Elijo una chaqueta de manga tres cuartos de color crema, un cinturón dorado y me visto.
Me siento en el tocador, donde me aplico una crema humectante para luego aplicar la base de maquillaje y el resto de los aditivos para mi rostro. Mi padre siempre me dijo que no necesitaba ese estuco, pero a Marco le gusta y yo amo complacer a mi esposo. Dejo que mi cabellera rubia caiga sobre mis hombros con sus ondas naturales, me coloco unos sencillos aros con una perla en el centro y salgo de la habitación.
La soledad me pesa, el silencio que se ha instalado aquí hace que mis zapatos repiquen con un sonido demasiado alto sobre el piso flotante. Al menos la escalera alfombrada evita que el sonido me vuelva loca.
Tomo mi cartera del organizador que está en la entrada y llamo a Helen, una de las muchachas nuevas del servicio.
-Señora – me dice con una reverencia similar a la de la realeza, me hace sonreír -.
-No hagas eso, Helen, no somos reyes – se ruboriza un poco y prosigo -. Dile a Greta que saldré, que dejo en sus manos el almuerzo, que sea para tres, tal vez mi hermano venga.
-Sí, señora – hace un movimiento con la cabeza y se va -.
Tomo las llaves de mi auto, para irme rumbo a la empresa. Esto será muy duro sin papá allí.
Al llegar, Federico, el conserje del edificio, me abre la puerta con su singular sonrisa, yo le devuelvo el gesto, ya que lo conozco desde mi juventud. Paso por la recepción, donde me dan mi tarjeta de “visita” y sonrío, papá siempre me dijo que no la necesitaba, pero a mí me gusta dar el ejemplo.
Al llegar al último piso, donde están las oficinas de mi esposo y mi hermano, todos se me quedan viendo. Claro, mi padre no ha cumplido una semana fallecido y yo ya no porto el negro. Lo que no saben es que lo llevo dentro y amenaza con expandirse demasiado rápido.
Me voy directo hasta la oficina de Marco donde su secretaria, que me ve con los ojos muy abiertos, me dice que lo espere un momento, porque está ocupado en una reunión. Le digo que iré a ver a mi hermano para que le dé el recado.
No puedo creer que, no llevar negro, me haga parecer un monstruo.
Me voy a la oficina de presidencia pero veo la puerta abierta e intacta, ni siquiera las fotografías han sido quitadas. Veo a un chico del correo interno y le pregunto por Luca, me dice que está en su oficina, como siempre.
Voy hacia ella y lo veo sentado de espaldas, mirando la lejana precordillera nevada.
- ¿Quieres ir a la nieve? – se gira con una sonrisa leve, pero al verme bien su sonrisa se eleva más y se acerca para abrazarme -.
-Mia sorella… - me hundo en ese abrazo -. Que gusto verte tan radiante.
-Que bueno que tú no me juzgas – le digo separándome un poco para mirarlo a los ojos -. Todos me han visto con una cara de desagrado terrible.
-Marco me ha dicho como has estado, yo sé que sufres aquí – señala mi pecho con su índice -. Pero saldremos de esto.
-La oficina de papá, fui a buscarte allá.
-No, hermanita, esa oficina no se ocupará, al menos no por un tiempo – suspiramos y sonreímos -. ¿A qué debo la visita de mi hermana?
-Necesito hablar contigo y con Marco, es sobre la herencia de padre.
- ¿Herencia? – su cara es de duda y sorpresa -.
-Créeme que me quedé igual que tú cuando tío Piero me dijo, pensé que tu sabrías algo, como sucesor de padre.
-Bueno, pues no sé nada sobre una herencia. Yo sé de las propiedades a nuestro nombre y las acciones de la empresa aquí en Chile, pero nada de Italia, ven – me señala una silla y me sirve un vaso de agua -. Cuéntame lo que sabes.
Le digo lo poco que sé y que debemos estar allá la semana que viene.
-Eso es muy pronto, pero hablaré con mi asistente.
-Es muy linda – le doy un codazo leve en su costado y él finje que le duele -. ¡Te gusta!
-No – me miente descaradamente, yo lo fulmino con la mirada y sonríe -. Bueno, un poco. Es muy inteligente, risueña, servicial y está siempre pendiente de todo. Ayer me trajo un pastel para hacerme sentir mejor, por la tarde me pilló llorando y se acercó a abrazarme.
-Me alegro de que sientas esa leve conexión – le tomo la manos -, pero me gustaría que hicieras más.
-No puedo invitarla a salir, si es lo que sugieres, no sería correcto.
-Entre lo correcto y el corazón, elije siempre lo segundo.
-Me lo dice la voz de la experiencia ¿no?
-Claro, mírame, soy feliz desde hace cinco años, que conocí al amor de mi vida.
Reímos por las nuevas oportunidades que podría traer todo esto, cuando llaman a la puerta. Luca pide que entren y se asoma Marco.
-Amor… ¿qué haces aquí? – me abraza de inmediato y luego me mira con mi cabeza entre sus manos -. ¿Estás bien?
-Sí – le sonrío -. Vine porque necesito arreglar algo con los dos.
Tras explicar lo mismo que le dije a Luca, me dice que arreglará su agenda con su asistente de inmediato, ya que no puede ir en contra de lo que mi padre quería.
Me dejan la tarea que organice todo lo del viaje con las asistentes, amenazo a Luca para que vaya a almorzar con nosotros y, luego de una breve despedida de mi hermano, salgo acompañada de mi esposo hacia el corredor hasta el elevador.
-Te ves realmente hermosa – me dice apoyando su frente contra la mía y nuestros alientos se entremezclan -.
-Hueles a fresa – sonrío -.
- ¿Así? ¿Y eso le causa risa, señora Russo?
-Cavalcanti, recuerda que aquí no usa el apellido del esposo.
-Pero debería – me aprisiona contra su cuerpo -, así todos sabrían que eres mía.
-Solo tuya – me da un beso que hace que algo se despierte en mi interior, algo que lleva hibernando varios días -. ¿Te espero temprano?
-No, hoy llegaré tarde, debo ir a una cena con un futuro proveedor.
-Muy bien, invitaré a Camila entonces.
-Me parece perfecto, noche de chicas para que mi esposa recupere su sonrisa.
-Acerca de eso, por la tarde tengo cita con un psiquiatra. Camila me dijo que era excelente.
-Maravilloso, si quieres que te acompañe, solo debes arreglarlo con mi asistente.
-Gracias, pero creo que puedo solita – le doy un beso y lo miro directo a los ojos -. Pero por la noche te estaré esperando.
Le guiño un ojo y me alejo de él hacia el elevador. Solo niega con la cabeza mientras sonríe, se queda mirándome mientras se cierran las puertas.
Llamo a Camila para invitarla a pasar la tarde conmigo y a que me acompañe a cenar, pero tiene un compromiso previo que no puede postergar.
Me voy a casa, para preparar lo que falta para nuestro almuerzo familiar.
Una semana después de que llamara mi tío, vamos con rumbo a Florencia. Le he pedido a Camila que me acompañe, porque necesito apoyo, como la excelente amiga que es, ha accedido de inmediato. Los últimos tres días se ha quedado conmigo hasta que las pastillas para dormir han hecho efecto, esperando a que llegue Marco para no dejarme sola.Mientras que mi hermano se ha traído a Emily, su asistente, como su apoyo. Según él para aprovechar de visitar la fábrica de telas (o eso es lo que él prefiere creer). La verdad es que lo he estado animando todos estos días para que se dé una oportunidad.Si mi padre me ha delegado la responsabilidad de ser la cabeza de la familia, entonces él puede dejar de lado que el amor de su vida podría ser su asistente. Y como nueva matriarca de la familia Cavalcanti, solo espero su felicidad.Nos instalamos cómodamente en el je
Luca corre una silla para que me siente y él hace lo mismo muy cerca de mí. Giancarlo Benetti se apresura a tomar su lugar, que no es del otro lado del escritorio, sino que es una silla delante de este y frente a nosotros. Al menos ha respetado el lugar que fue de mi padre y lo agradezco.-Señor y señora Cavalcanti, esta carta es de carácter personal. Unas últimas palabras que su padre dejó conmigo hace cuatro meses – suspiro, mientras él sigue -. Procedo a leerla y luego puedo responder algunas preguntas.“Mis queridos Pía y Luca: Tengo el corazón lleno de regocijo porque mis hijos son personas buenas e inteligentes, llenos de amor por los demás y por el legado que mi padre construyó con tanto esfuerzo para sus nietos y bisnietos, ya que siempre su visión fue que desde ustedes disfrutaran esta fortuna. Luca, hijo mío. Cr
Tras estar unos días en Florencia, le propongo a Pía una segunda luna de miel, aprovechando que estamos en Europa. A ella no le ha parecido mala idea, ya que hace mucho que no tenemos la oportunidad de viajar a esta parte del mundo.Mi cuñado se quedará unos días más en Italia, para visitar la fábrica de telas y algunas propiedades que mi suegro le dejó, de las que nadie sabía. Aunque me parece que su interés de quedarse por acá tiene más relación con su asistente que con la empresa.Lo que me inquieta es que, luego de tantos días, aún no me puedo sacar de la cabeza el hecho de que mi suegro le dejara tan poco a la que se supone es la matriarca de la familia. A su niñita amada le ha dejado algo para que no se quejara seguramente y ella se ha conformado.A Luca parece no molestarle el hecho de que él ya no sea la cabeza de la familia, pero a m&ia
Hemos llegado de nuestro viaje hace dos días. Marco me ha pedido que descanse de la intensidad de nuestra luna de miel, no me dejó salir de la cama en dos semanas nada más que para ir al baño y tomar un ducha.No puedo creer que fuésemos a París solo para eso, no hubo salidas, paseos, visitas al Louvre… y podría decir que fue una escapada romántica, pero internamente mi realidad es otra. Hace meses que no tengo un orgasmo, amo a mi esposo con todo mi corazón, sin embargo en ese ámbito es demasiado brusco y me siento insatisfecha.Lo peor es no tener con quien conversarlo, porque me da una tonelada de vergüenza de decirle a Camila. En algunas revistas señalan que es algo que se debe hablar con la pareja, pero ¿cómo le digo a mi marido que no me deja satisfecha?Otro de los “excelentes” consejos es buscar la satisfacción por tu propia mano, com
Otro día más de salir a buscar trabajo, dejando mis antecedentes en los colegios, incluso en galerías de arte aunque nada pueda hacer allí.Con 23 años, recién titulado de pedagogía en Artes Visuales y nada de experiencia. Ha sido un golpe duro para mí que la escuela donde he realizado mi práctica profesional no me dejaran continuar como parte de su planta académica.Eso me ha mantenido bastante ocupado buscando alguna fuente laboral lo más estable posible, aunque en educación es muy difícil, sobre todo para un docente de especialidad, como yo. Eso me ha obligado a ingresar a todos los grupos de redes sociales donde se publicitan puestos laborales y también en páginas especializadas en ello.Estoy pensando en cómo cubriremos los gastos de este mes que recién empieza, cuando veo en mi teléfono la notificación de una página, m
Me encuentro sentado en mi oficina sentado mirando por la ventana, pensando en si tengo mucha fortuna o carezco de ella.La primera sensación me la produce el hecho de tener a mi disposición a dos mujeres exclusivas para mí, una que me sirve para desahogarme sexualmente devolviendo la pasión que le entrego experimentando lo que se nos ocurra y donde sea, y la otra es la fuente de dinero de donde voy sacando una tajada para ocultarla en un banco en el extranjero, de manera que si algo sale mal tengo de dónde sostener mi vida llena de lujos.Precisamente eso me lleva a pensar en que no soy tan afortunado como quisiera, porque aunque debería, no tengo acceso a las cuentas de la empresa como le corresponde al vicepresidente de Cavalcanti Moda. Sin embargo no voy a presionar mucho y esperaré a que me den algo de libertad en un tiempo más, ya que la muerte de mi suegro ha ocurrido hace tan solo poco más de un mes
Me descubro dando vueltas por la casa sin nada que hacer más que ir al jardín a ver mis flores, visitar el despacho de mi padre para buscar un libro o ir a mi estudio. Me voy a la habitación, pensando en que me falta algo que hacer, además de la pintura, algo en lo que no me quede estancada si me falta inspiración.Veo la hora y me doy cuenta de que a Marco le falta poco para salir de la oficina, así que me retoco el maquillaje, me cambio las pantuflas por mis zapatos de tacón y me voy a buscar a mi marido. Seguro le daré una sorpresa.Al llegar a la oficina, cumplo con el protocolo de la identificación de visita. El señor Gómez me sonríe y me dice:-Señorita Pía, usted no debería pasar por este protocolo. Solo debería pasar directo al ascensor.-Señora – le corrijo -, recuerde que me casé hace algunos años – le
Me despierto feliz, a pesar de la noche anterior, donde me he quedado esperando a mi esposo otra vez. Y no es por uno de mis compañeros nuevos, sino porque he decidido ya es tiempo de ser madre.Ayudará a enfocarme en alguien más que no sea yo, para no sentir esa soledad. Mi marido sigue durmiendo, dado que hoy es sábado. Salgo de la cama con mucho cuidado y me voy a la cocina, esta mañana quiero preparar un desayuno delicioso para mí. Marco se puede quedar todo lo que quiera en la cama, esto es algo que nunca había hecho, desayunar sola con él en casa.Pero no tengo ganas de despertarlo y ahora estando sola puedo pensar con tranquilidad la forma en la que le diré que quiero ser madre. Solo espero que no me mire mal, ni se moleste o mucho menos me diga que no es momento, porque esta vez si lo es. Llamado a la cigüeña sí o sí.Estoy terminando unos panqueques de huevo relleno