Capítulo catorce

Decir que todo era un desastre era quedarse corto, estaba patas arriba el campamento, gente yendo de un lado a otro, mujeres cuidando a los niños, guerreros entrenando o afilando cuchillos, que, viendo bien, eran de plata.

Lo cual me sorprendió, la plata nos quema, no solo a los lobos, sino a toda criatura fantástica, al ser un material creado por los arcángeles no podemos tocarlo por no ser "puros".

Veo de lejos a Rae, está sola, solo viendo a su manada, su familia, me ve, y se aleja, apresuro mi paso, esta vez no la dejaré escaparse, no sin antes darme respuestas.

Rae se mete a su tienda y cierra la cortina que sirve de puerta, con una mano la aviento y entro apresurado, cuando me quedo totalmente quieto y trato de tranquilizar mi respiración.

Un cuchillo de media luna está en mi garganta y sola la mínima variación de mi exhalación hará que me corte, es un cuchillo de pl

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