Me limpié las lágrimas mirándome el espejo, tratando de calmarme después de leer el mensaje que me envió mi amiga Alejandra. Me confirmó que mi ex la persona que me engañó con Daniela que era mi supuesta mejor amiga, irían juntos a la boda de Luciana, otra de nuestras amigas comunes.Perra maldita.Chille mas alto destrozada por la traicion de los dos y lo peor, era que sentia que mis amigas no me apoyaban en nada. Tres años con Jack y resulta que todo era un mentira.No entendia porque las personas hacian eso, si ya no aman a su pareja, porque no terminan, antes de cometer ese acto tan despreciable.—Estás bien, Verónica? —preguntó, su voz fría y calculadora.Rápidamente me limpié las lágrimas y respiré profundo antes de responderle.—Sí, señor, estoy bien —dije, tratando de mantener la calma—. Ya salgo. Discúlpeme.Lo escuche gruñir y eso me puso más nerviosa.—Por favor, hazlo rápido —dijo—. Y ven a mi oficina inmediatamente.Asentí y me apresuré a salir del baño, tratando de recom
VERONICA—Lista para el espectáculo.—Estoy lista, señor —respondí, intentando mantener la calma.—Muy bien —dijo, sonriendo—. Vamos. Necesito que estés segura de que no eres tú la que va a casarse, pero sí la que va a robarse todas las miradas, porque estás muy hermosa.Me sorprendí de nuevo al escuchar sus palabras. Nunca pensé que fuera un hombre tan elocuente o que le gustara elogiar la belleza de una mujer. Sin embargo, guardé silencio y no me bajé del auto inmediatamente. Esperé a que Bruno Romano bajara primero y me abriera la puerta.Le ofrecí la mano y noté cómo me admiraba. Había optado por un vestido rojo, tal como él me había recomendado. Sus palabras habían calado profundamente en mí y había sentido que mis amigas no eran realmente mis amigas cuando apoyaron a Daniela después de su traición.Iba a ser la dama de honor, pero después de todo lo que había pasado, decidí no presentarme como dama de honor a la boda. Quería estar ahí para mi amiga, pero sabía que las cosas iban
VERONICAEmpecé a hiperventilar mientras me acercaba a los padres de Luciana y a ellos, a mi mejor amiga y a mi novio, los dos traidores que me habían destrozado el corazón.—Mantén la cabeza en alto, no les demuestres debilidad —me dijo Bruno, su voz baja y penetrante.—¿Cómo me dices esto? —le respondí, mi voz llena de incredulidad. —Si tú me estás enfrentando a ellos. Desde que supe que me traicionaron, no los había visto.Bruno se rió suavemente.—Es mejor ahora —dijo—. Es mejor enfrentarlos ahora y no después.—No me siento preparada —admití, mi voz temblando ligeramente.—No estabas preparada cuando te engañaron, ¿verdad? —dijo Bruno, su mirada intensa—. Y aun así sobreviviste. Sobrevivirás a esto también.—¿Y si no puedo? —le pregunté, mi voz apenas un susurro.—La mejor forma de enfrentar a unos traidores es mostrarles una sonrisa radiante —dijo Bruno, sonriendo—. Y tú tienes una perfecta.Me aclaré la garganta y me recompuse, revelando un destello de determinación en mis ojos
VERONICALa ceremonia se llevó a cabo en un hermoso jardín al aire libre, con el agua del lago como telón de fondo. La novia, Luciana, mi mejor amiga, caminó hacia el altar con una sonrisa radiante en su rostro.Las damas de honor, amigas nuestras desde la universidad, estaban sentadas en la primera fila, sonriendo y llorando al mismo tiempo. Me sentí un poco extraña al verlas allí, sabiendo que debería estar sentada junto a ellas, pero en ese momento no me importaba. Había distanciado a esas amigas después de todo lo que había pasado.El oficiante de la ceremonia comenzó a hablar, su voz clara y resonante. Habló de la importancia del amor y la compromiso, de la unión de dos personas en matrimonio. Luciana y su novio escuchaban atentamente, sus ojos fijos el uno en el otro.Después de un rato, el oficiante les pidió que se intercambiaran los votos. El novio comenzó a hablar, su voz llena de emoción. Prometió amar y proteger a Luciana por el resto de su vida.Luciana hizo lo mismo, pro
VERONICAMe encontraba en mi apartamento de dos piezas, que había sido mi refugio y mi hogar durante tanto tiempo. Sin embargo, después de descubrir la traición de mi ex novio y mi amiga, la habitación principal se había convertido en un espacio insoportable para mí. Había pasado todas mis pertenencias a la segunda pieza, que era mucho más pequeña, pero al menos me permitía dormir sin sentirme invadida por los recuerdos dolorosos.Mientras me preparaba para la noche, no podía evitar pensar en cómo mi vida había cambiado en tan poco tiempo. Mi trabajo como secretaria de Bruno me había permitido pagar las cuotas del banco por mi apartamento, que había comprado con un préstamo. Sin embargo, después de la traición, me sentía como si estuviera viviendo en un lugar que ya no me pertenecía.Pero no tenía tiempo para pensar en eso ahora. Tenía solo 4 horas para alistarme para la cena con Bruno, y estaba decidida a hacerlo. Me pasé horas buscando el vestido perfecto, hasta que finalmente encon
VERONICAIngresamos en un lugar que parecía una discoteca, pero que en realidad era un bar con un ambiente muy peculiar. La luz era tenue, casi oscura, y el aire estaba cargado de una energía sensual.Me sentí incómoda al principio, ya que nunca había estado en un lugar como ese. Parecía que solo admitían parejas, y el ambiente era muy íntimo y exclusivo. Bruno me guió con su mano en mi espalda baja, lo que me hizo sentir un poco más segura en ese entorno desconocido.Mientras caminábamos hacia la mesa privada, pude sentir la mirada de los demás clientes sobre nosotros. Era como si estuviéramos en un mundo aparte, un mundo de placer y sensualidad.La mesa privada era un rincón acogedor con sillones en forma de L. Me senté junto a Bruno, y él se sentó junto a mí, muy cerca. Pude sentir el calor de su cuerpo y su respiración en mi oído.— ¿Qué te apetece beber? —me preguntó Bruno, con su voz baja y sensual.— Un cosmopolitan, por favor —respondí, intentando sonar segura.Bruno sonrió y
VERONICALa mujer suspendida, cegada y rodeada de cadenas por todo el cuerpo.Eso era impactante, pero asombroso era que estaba dando una escena para muchas personas que observaba como un hombre usaba su cuerpo dándole látigos, tocándole el coño y penetrándola el ano con un dildo mientras ella de piernas abiertas para el público.— Te sientes horrorizada por la escena —susurró.Me volví ligeramente hacia él, sin dejar de mirar la escena que nos rodeaba.Era imposible, ya que la mujer gemia demasiado.— Más que horrorizada, sorprendida —le respondí.— ¿Crees que le están haciendo daño? —preguntó, su voz baja y sensual.— Por los gemidos, al parecer no —le dije, mi voz apenas un susurro.Bruno se rió suavemente y me volteo, para que siguiera viendo. Dejo sus manos grandes en mi cintura y me susurro al oído, provocando que por un momento quisiera cerrar los ojos.— Tienes muy buena percepción —dijo deleitándome con su tono—. No le hacen daño, le están haciendo lo que ella desea.Me volví
El cuarto rojo de Bruno era un espacio que parecía haber sido diseñado específicamente para explorar los límites del placer y el dolor. La primera cosa que noté al entrar fue la iluminación tenue y rojiza que parecía envolver todo en una atmósfera de pasión y sensualidad.Las paredes estaban adornadas con herramientas y accesorios que parecían haber sido diseñados para el placer y la restricción. Vi cadenas, cuerdas, y dispositivos que parecían haber sido creados para estimular y controlar el cuerpo.En el centro de la habitación, había una gran cama con una estructura de madera oscura y adornos de cuero. La cama parecía haber sido diseñada para permitir una variedad de posiciones y restricciones, y había varias herramientas y accesorios dispuestos alrededor de ella.En una esquina de la habitación, vi un gran armario que parecía contener una variedad de ropa y accesorios de cuero y látex. Había también una gran mesa de madera oscura que parecía haber sido diseñada para permitir la ex