Amira“Siéntate a la mesa y quítate la camisa. Quiero poder ver todo tu brazo”.Estoy en modo ‘doctora’ ahora. En algún lugar en el fondo de mi cerebro, una parte de mí está temblando ante la idea de estar a solas ante un Dante sin camisa. Obviamente eso ha causado problemas antes.Pero sobre todo, estoy preocupada por su herida. Una infección puede ser mortal.“Puedo subirme la manga” dice él.“No”. Abro el botiquín de primeros auxilios que tomé prestado de la recepción y frunzo el ceño ante la lamentable escasez de suministros que contiene. “Tu camisa está sucia. Debe lavarse antes de puedas ponértela de nuevo. No quiero que se te infecte el brazo”.Dante refunfuña, pero finalmente se quita la camisa y se sienta. Solo cuando su abdomen está medio cubierto por la mesa me atrevo a mirarlo.Mierda. No sé qué esperaba, no es como si fuera a tener un aspecto diferente al de esta mañana, pero es una puta maravilla del pecho hacia arriba. Su cuerpo es duro ymusculoso. La piel broncea
“Seguro que sí” le digo finalmente, empujando su pecho para que se desplome en la cama a mi lado. “A los gallitos engreídos como tú siempre le gustan las cosas así”.Me arrastro sobre él y desabrocho sus jeans. Levanta las caderas para que pueda deslizarlos por sus piernas. A través de sus bóxers, puedo ver su imponente erección.Entonces deslizo también los bóxers, dejándolo al descubierto, y Dante pone las manos detrás de la cabeza, apoyándose para tener una mejor vista.Subo lentamente por su cuerpo, tomando su pene entre mis manos, y luego, con mis ojos fijos en los suyos, deslizo mi lengua por la parte posterior de él desde la base hasta la punta.Sus ojos se cierran mientras gime.Lo hago de nuevo y luego deslizo mis labios sobre él, dejándolo entrar en el calor de mi boca. Sus muslos se aprietan bajo mis dedos. Puedo sentir todo su cuerpo tensarse en el esfuerzo de controlarse.Se siente bien poner a un hombre como Dante metafóricamente de rodillas. Poder sacar de él cosas q
“Lo sé, pero no puede haber tantos cafés franceses en la ciudad, ¿verdad? ¡Especialmente no al lado de un lago! Sé que ahí es donde fueron. Tiene que ser” expreso.Él me mira. Sé que tiene sus dudas, pero yo no tengo ninguna. El agua me aclaró la cabeza. Tengo confianza.“Termina tu ducha y luego ven a la habitación”. Salgo de la ducha y entro a la habitación.Voy al paquete de folletos sobre la mesita y tomo uno de Albany. Hay una sección de “Lo que no te debes perder” pero no se menciona un restaurante francés en ninguna parte.Lo desdoblo y lo coloco sobre la mesa, mirando el mapa toscamente dibujado, como si la respuesta fuera a saltarme encima.Incluso, si no puedo encontrarlo yo misma, puedo preguntar. Alguien tiene que saber. Encontraremos el restaurante y las encontraremos en los alrededores. Lo sé.Cuando Dante sale de la ducha, agarro su teléfono de la mesita de noche y se lo tiro. “Escribe la contraseña”.Arquea una ceja en señal de duda, pero lo desbloquea y me lo devuelve
“Pero deberíamos comprobarlo” dice ella, y su determinación se debilita cada vez más. “¿No es así?”.Niego con la cabeza. “No debemos atraer atención innecesaria. No ahora”.Ella parece entender mi significado y asiente con la cabeza. “Si, de acuerdo”.“Gracias y, por favor, mejor no vuelvan” dice el hombre parado detrás del mostrador mientras nos retiramos.Paso un brazo por los hombros de Amira y la atraigo hacia mí mientras salimos por la puerta principal. Ella se siente tensa contra mí. “Vamos a encontrarlas” le digo. “Este fue apenas el primer lugar donde buscamos”.“Es el único lugar que se me ocurre” dice con voz quebrada y yo la aprieto más fuerte.“No, dijiste que había un hospedaje como este, pero también una cafetería y un lago. Todavía no hemos buscado en todas partes. Todavía podrían estar en esta área. Ni siquiera hemos empezado a buscar. Subámonos al auto y demos una vuelta. Quizás no podían pagar por este hospedaje, así que tal vez estén en el lago. O tal vez están com
“Eso no es lo que yo estoy…”.“Yo no pedí nada de eso, Amira. Pero no voy a rehuirlo. Esto viene con el territorio. Tengo un imperio. Tengo un reino. Y los hombres envidiosos siempre querrán parte de eso. Vendrán contra mí con todo lo que tienen para poder tomar todo lo que he construido. Y los masacraré a todos cada vez”.Mis ojos se cubren en lágrimas. “¿Pero qué hay con tu hijo, Dante? ¿Qué clase de vida le da eso?”.Salta de la cama y se incorpora en toda su altura. Imponente. Devastador. Poderoso.“Le da la puta vida que jodidamente se merece. Lo dejé contigo para que intentara tener una vida normal, ¡y mira lo que pasó! Te lo robaron. Así que ahora, vamos a hacer las cosas a mi manera. Voy a recuperarlo. Voy a hacer que esos hijos de puta paguen por ponerle un solo dedo en su cabeza. Y luego el resto de ellos también pagará. Todos pagarán. Todos sangrarán. Todo el mundo recordará que soy el maldito Dante Romanoff, y todo lo que yo digo es obligatorio. Incluyéndote a ti, Amira. E
“Lo es” suspira él. “La he cagado. A lo grande. Pero para ser justos, Zotov no estaba precisamente anunciando sus planes por todas partes. Era un asunto encubierto en el que participaba la mitad de la Bratva. En cierto modo, creo que hubiera sido más fácil de detectar si solo unos pocos de los miembros hubieran estado planeando una revuelta. El hecho de que tantos de ellos se volvieran contra Dante nos tomó a todos por sorpresa. Nunca había sucedido antes”.“Dante dijo que es porque él no quiere hacer trata de personas. ¿Es eso cierto?”.“¿Que él no trafica con personas?” pregunta Gennady, con las cejas levantadas.Por un repugnante segundo, creo que está a punto de decirme que todo ha sido una mentira. Que Dante realmente se beneficia de la venta de personas. Que me mintió y que voy a ser vendida de nuevo.“Por supuesto que no” dice Gennady, con la nariz arrugada. “Dante tiene un código, ¿no lo sabes? Uno muy estricto. Él no hace daño a la gente a menos que se lo merezca”.Recuerdo
DanteGennady está de pie en la cocina cuando subo las escaleras, su rostro contraído en una mueca. “¿Cómo estuvo?” pregunta.“Bien” respondo.Paso junto a él y agarro mi bolsa de asalto del mostrador. Tiene armas, municiones y dispositivos de contención. No tengo ni idea de los obstáculos con los que nos podemos encontrar. Quiero estar preparado.“¿Estuvo ‘bien’? Acabas de encerrar a tu novia en el sótano” insiste él.“Ella no es mi…” me interrumpo. No sé qué es Amira para mí. Pero sé que es lo suficientemente valiosa como para hacer cualquier cosa para mantenerla a salvo. Incluso si eso significa hacer que me desprecie para siempre. “Ella está a salvo allí abajo y eso es lo que importa. Ahora vámonos”.Gennady se inclina hacia la puerta del sótano, con el oído atento. “No escucho ningún grito”.“Está insonorizado. Incluso si alguien entra por la fuerza mientras no estamos, no la escucharán. Y si por casualidadllegan a bajar, la única forma de entrar es con mi llave”.La
“No” digo en voz alta. “Maldita sea, no. No me sentaré aquí sentada a esperar que me rescaten. Voy a encontrar la manera de salir de esta mierda”.Me doy la vuelta y estudio los estantes.La mayoría de las armas en la habitación son pistolas, pero hay unas pequeñas cajas de metal en algunos de los estantes inferiores que parecen más estuches de herramientas. Abro una y encuentro una caja llena de guantes, cuerda, cinta adhesiva y pasamontañas.Son equipos de asalto. Bolsas ligeras de suministros que puedes agarrar y llevar para robar cosas y lastimar a laspersonas.Paso a la siguiente caja y a la siguiente, hojeándolas rápidamente hasta que encuentro lo que busco: un juego de ganzúas.Nueve años de formación veterinaria, de aprender a operar de todas las formas imaginables no convencionales, me han preparado para esto.Ahora, voy a emplear las firmes manos que uso para cirugías de animales de emergencia para abrir esta puerta y salir de aquí.Mi plan más allá de eso es vago. Neces