Cuando acabó de violarme, riendo me echó de la cama, me puse la ropa llorando y lo más deprisa que pude, cogi mi bolso y dando un portazo a la puerta me marché de la habitación dirigiéndome hacia los ascensores, entre apretando el botón de Hall del hotel. Al llegar salí corriendo por la puerta hasta la calle donde estaba el parking, cuando llegué, subí a mi coche llorando sin consuelo. Intente calmarme un poco ya que no quería llegar a mi casa en el estado en el que me encontraba, una vez que estaba más tranquila arranque mi coche para marcharme, llegando pude darme cuenta que la limusina de Giuliano y los demás vehículos de nuestros amigos estaban aparcados en el parking de la casa. Aparque mi coche y intentando tranquilizarme entre en mi casa recibiendo primero Gina, la sirvienta— Señora, gracias a Dios que ya ha llegado, el señor estaba muy preocupado por usted — me dijo— Tranquila Gina, ya estoy en casa ¿dónde está mi marido? — pregunté— En su despacho con el señor Mario, Carl
Giulano se quedó mirando mi cuerpo por unos minutos, tiró el cinturón con el que me azotó al suelo y girando su cuerpo, se acercó a la puerta abriéndose y marchandose del dormitorio, fue en ese momento cuando Mario aprovechó para entrar junto con Carlos. Se acercaron a mi mientras tapaba mi cuerpo con el albornoz, Mario rodeo mis hombros con su brazo— ¿Quién te ha dejado tan marcada? lo que tienes en tu cuerpo no son solos los azotes de Giuliano, dime quien a sido — me dijo Mario, pero en ese momento no podía responderlePuse mi cabeza en el cuello de mi amigo llorando sin poder tener consuelo, pasados unos minutos, Mario me ayudó a ponerme de pie entrando los dos en el baño, abrió los grifos de la ducha, me quito el albornoz, entrando conmigo en la ducha aún estando vestido para lavar mis heridas y la sangre que corría por mi dolorido cuerpo. Salimos de la ducha y cogiendo mi amigo una toalla grande que había colgada en la puerta, rodeo mi cuerpo con ella volviendo a mi dormitorio,
Nos marchamos del despacho de Giuliano Mario y yo, entre en mi dormitorio para recoger mis cosas viendo a Mario como se pasaba las manos por su pelo, ya que no comprendía cómo había sido capaz Giuliano de creer antes a una mujer que siempre le ha mentido que a su propia esposa. Cuando ya tenía mi equipaje preparado, Mario lo cogió y cogiendo mi mano nos marchamos de lo que fue mi dormitorio hacia la entrada de la casa donde me esperaba Gina llorando, nos abrazamos las dos prometiéndome ella, que me llamaría cuando Giuliano no estuviera en casa para poder ver a mi pequeño.Nos marchamos de la casa y aunque tenía mi propio vehiculo no quise llevarlo, a si que decidí subir al todo terreno de Mario marchandonos de lo que fue mi hogar hacia la casa de Mario, que me quiso dar cobijo hasta que yo me aclarara mis ideas, ya que en Sinaloa tenía mi empresa y una casa.En casa de Mario, la mujer que la cuidaba enseguida preparó un dormitorio para mí, llevó mi equipaje y me ayudó a poner mis pren
Me cogió en brazos sin apartar nuestras bocas, entró en lo que fue nuestro dormitorio dejándome en la cama. Beso, lamio y me dio mordiscos suaves por, mi lóbulo, mi cuello, mis pómulos, mis labios, mientras me hacía temblar de deseo hacia él como si fuera gelatina. Me fue quitando la ropa, me sente en la cama dejando que me quitara el sujetador, volvio a tumbarme, sintiendo el fuego de sus labios en mis pechos y en cada uno de mis pezones, se puso de rodillas quitandome con suavidad el tanga, besando y mordiendo mi entrepiernas hasta llegar ami sexo, su lengua era como una serpiente juguetona con sus dedos jugando dentro de mi interior. Arqueé mi espalda y cogi las sábanas con mis manos sintiendo como una descarga eléctrica recorría todo mi cuerpo cuando tuve mi orgasmo. Guilano fue subiendo por mi cuerpo entre besos lamidos y caricias con sus manos, hasta llegar a mis pechos deleitándose con ellos y con cada uno de mis duros pezones. Puso mis piernas encima de sus hombros introduciend
Me marche corriendo del jardin, tropezandome con todos los invitados que estaban en mi paso por toda la sala, hasta que pude salir a la calle faltando a mis pulmones el oxígeno por el gran estado de ansiedad que tenía, puse mis manos en la pared, respirando con dificultad cuando sentí como una mano me cogía el brazo y me hacía girar mi cuerpo viendo enfrente mía a Giuliano — Bianca por favor, te lo quería decir antes de que lo supieras por otras personas, pero no te quería hacer más daño, comprendeme — -me dijo — Eres un cabron malnacido, un pelele de Arianna, pero te aseguro que a mi hijo no lo va a criar esa fulana — le grite delante de los que allí en la calle había mirandonos todos extrañados — No grites por favor, aqui no te puedo decir el porque me caso con ella pero te juro que mañana cuando te explique porque me caso con ella lo comprenderas ¿te recojo en la casa de Mario y hablamos tranquilamente?, mira se que ahora no estas bien pero si quieres te puedo decir porque cariñ
Cuando se separo de mi ese hombre que me besaba tan dulcemente haciéndome sentir fuego en mi boca y en mi cuerpo mientras mi cuerpo temblaba como una hoja cuando cae del árbol, me di cuenta de que era Giuliano, sin pensarlo dos veces y con el puño de mi mano cerrado, le di un puñetazo en su boca rompiéndole el labio viendo como le salía la sangre manchando su traje, me levanté del suelo como un rayo apuntando a Giulano con el arma a su cabeza, no me opuso resistencia, no me dijo nada, no me suplico como lo hizo la vibora de su amante, pero a mi si que me bastó mirarlo a los ojos, los mismos ojos que los de nuestro hijo.— Bianca ¿qué quieres hacer con tu verdugo? — me preguntó Mario— Es el padre de mi hijo y como le he dicho a esa puta que está ahí muerta, yo no soy igual que ellos, y ahora si que te lo voy a decir querido Giuliano para que lo sepas y te quede claro, yo fui la que te fue quitando y te fue robando a tus queridos socios, por cada latigazo que me distes, por cada noche
Le di un beso a mi hijo en la mejilla suavemente por no despertarlo, me giré para marcharme del dormitorio tropezando con Giuliano ya que no me di cuenta de lo cerca que lo tenia de mi. Giulano tuvo que ponerme su brazo en mi cintura para evitar que me cayera al suelo, cuando me incorpore quedaron nuestros labios a milímetros mientras nos mirabamos a los ojos, reaccionando mi cuerpo por el deseo de besarlo, pero no, no podía permitirme bajar la guardia con el, aun tenia Giulano mucho que demostrar si de verdad deseaba que yo lo volviera amarlo. Le aparté mi mirada y poniendo mis manos en su pecho le di un fuerte empujón alejándome de él y dándole las buenas noches me marché del dormitorio de mi hijo Al día siguiente me desperté escuchando llorar a mi hijo, me levanté enseguida entrando el dormitorio, viendo a Giuliano con nuestro pequeño en brazos, lo puso en la encimera para cambiarle el pañal haciendome reir al ver que no sabía cómo cambiarlo,— ¿Me puedes ayudar por favor? — me d
El resto del día fue muy tranquilo, ya que mi hijo no era para nada un llorón, solamente se despertaba cuando tenía hambre o cuando se sentía molesto por el pañal sucio. Por la tarde Giuliano se encerró en su despacho y yo me fui al dormitorio de mi hijo sentándome en la mecedora que había al lado de su cuna para leer un libro o bien para mirar cómo dormía. Cuando ya cayó la noche y terminamos de cenar, Giuliano se marchó a su dormitorio y yo me quedé un rato más en el salón porque tenía que repasar las anotaciones de mis clientes y los proveedores, porque sabía que en unos días tendría que viajar a México para hablar con ellos, ya que Victor estaba intentando arrebatarmelo todo y no estaba dispuesta a dejarme avasallar por él. Sin darme cuenta del tiempo, me marché del salón hacia mi dormitorio cerca de la media noche, me quite la ropa que llevaba poniéndome un camisón corto y transparente que me gustaba mucho. Cerca del amanecer escuche llorar a mi pequeño, me levanté de la cama sa