BIANCA Intenté abrir los ojos pero casi no podía, lo veía todo borroso y tenía la boca muy seca, moví las manos para saber donde estaba, sintiendo una tela muy suave y me imagine que seria una cama por lo mullido que estaba. Poco a poco fui mirando con un poco más de claridad viendo que estaba como me acababa de imaginar, en una cama en una habitación que no conocía. Cuando ya pude ver mejor vi a Angelo acercándose a mí mirándome con su semblante muy serio. —¿Dónde estoy Angelo? ¿Qué pasa y por qué estoy aquí? — le pregunté — Lo siento Bianca, eres nuestra prisionera — me dijo — Como que prisionera, ¿de quien? — De Arianna y de mi, vamos a venderte a Victor Morales con la condición de que cuando nazca tu bastardo se lo dé a Arianna ya que planean Giuliano y ella casarse — me dijo dejándome atónita mientras escuchaba lo que me estaba diciendo — Giuliano no me haría eso, mi marido me ama — respondí — Siento ser yo el que te lo diga y perdoname por traicionarte, pero estoy muy enam
Cuando Victor me dijo que tenía planeado para mi y vi la cantidad de sicarios que rodeaban la casa, supe que ese era mi fin y que de ahí me sería imposible escapar, pero lo que no estaba dispuesta es a darles a mi hijo sin luchar aunque yo muriera en el intento. Pasaron los meses y lo único que yo podía hacer era pasear por el único sitio que me permitían.. Intente varias veces seducir a uno de sus sicarios para que me ayudara a escapar, pero fue un intento fallido, también quise sobornarlos, pero eran demasiado fieles a su jefe. Arianna fue a la casa de Victor un par de veces, pero aunque ella ya sabía que yo estaba prisionera allí, me encerraba en mi dormitorio hasta que la veía por la terraza que había en la habitación como se marchaba en su cocheUn mes antes de que mi hijo naciera, estaba sentada en uno de los sillones del jardín con Victor a mi lado, cuando uno de sus sicarios se acercó a él diciéndole algo al oído, levantándose Victor rápidamente de la silla, me levanté yo tamb
Gina se marchó de la cocina hasta la puerta de la casa, volviendo segundos después riendo sin poder parar— La limusina señora viene hacia la casa, usted tenía razón el señor está tan nervioso que se ha marchado sin usted — me dijo haciéndonos reír a Rosana y a mi tambien— Cariño lo siento, estoy nervioso y me he marchado sin ti, podrás perdonarme — me dijo mi marido cuando entró en la cocina Giuliano me ayudó a andar hasta donde estaba el vehículo, teniendo ya el chofer la puerta abierta. Entre tumbandome en el asiento ya que los dolores que tenia no me permitían estar sentada, mi marido se sentó a mi lado cogiéndome la mano, mientras algunas lágrimas le brotaban de sus preciosos ojos— ¿Hay algo en lo que yo pueda hacer para ayudarte? — me preguntó— Si una cosa Giuliano, no quiero más bebés por favor, me duele mucho — le dijeCuando el chofer paró la limusina en la puerta de urgencias, el doctor Beltran el médico en quien nada más confiaba Giuliano, ya estaba esperandonos abriénd
Para esa noche, me vestí con un vestido corto color ocre claro y escote cuadrado y zapatos de tacón fino a juego con el vestido que me compre el día anterior, una vez arreglada me quedé mirando a mi marido mientras se vestía, con un traje azul oscuro resaltando sus preciosos ojos y una camisa blanca.— Estás demasiado guapo señor Capri — le dije rodeando su cuello con mis brazos provocando— Me deseas di la verdad, pero no te preocupes cariño, que esta noche te haré otra vez madre porque nada más mirarte con el vestido que llevas ya la tengo dura, te amo gatita — me dijo rodeando mi cintura con sus brazos, pegando nuestros labios con deseo y pasión desenfrenada— Llegaremos tarde a la fiesta de nuestro hijo — le dije cuando me separe de mi marido para coger aireUna vez vestidos nos fuimos a esperar a los invitados como buenos anfitriones pues ya empezaban a llegar los invitados a nuestra casa. Vinieron casi todos mis socios y los de Giuliano con sus parejas, también acudieron Mario y
Me marché del salón, cerré la puerta para marcharme hasta la misma entrada de mi casa con el móvil en la mano, una vez que estuve fuera de la casa y sin decir nada Arianna siguio hablandome— ¿Te escucha alguien? — preguntó— No Arianna, estoy sola en la puerta de mi casa — respondí— Está bien monina, quiero que a las ocho de la noche, cojas tu coche sin decir a donde vas, te marches al hotel que te indicaré por una ubicacion y subas a la habitación que te mande, pero eso sí, si quieres volver a ver a tu hijo tienes que hacer todo lo que te diga la persona que habrá dentro de esa habitación, si veo a algunos de tus amigos o no haces lo que se te diga, te devolveré a tu bastardo en una caja de pino blanco ¿entendido?--- preguntó— Haré todo lo que me pidas, pero por favor no le hagas daño a mi hijo Arianna — suplique terminando ella la llamada— Bianca, ¿quién te ha llamado? — preguntó Mario acercándose a mi— Un amigo nuestro, preguntando — contesté— Disculpame Mario, pero tengo que
Cuando acabó de violarme, riendo me echó de la cama, me puse la ropa llorando y lo más deprisa que pude, cogi mi bolso y dando un portazo a la puerta me marché de la habitación dirigiéndome hacia los ascensores, entre apretando el botón de Hall del hotel. Al llegar salí corriendo por la puerta hasta la calle donde estaba el parking, cuando llegué, subí a mi coche llorando sin consuelo. Intente calmarme un poco ya que no quería llegar a mi casa en el estado en el que me encontraba, una vez que estaba más tranquila arranque mi coche para marcharme, llegando pude darme cuenta que la limusina de Giuliano y los demás vehículos de nuestros amigos estaban aparcados en el parking de la casa. Aparque mi coche y intentando tranquilizarme entre en mi casa recibiendo primero Gina, la sirvienta— Señora, gracias a Dios que ya ha llegado, el señor estaba muy preocupado por usted — me dijo— Tranquila Gina, ya estoy en casa ¿dónde está mi marido? — pregunté— En su despacho con el señor Mario, Carl
Giulano se quedó mirando mi cuerpo por unos minutos, tiró el cinturón con el que me azotó al suelo y girando su cuerpo, se acercó a la puerta abriéndose y marchandose del dormitorio, fue en ese momento cuando Mario aprovechó para entrar junto con Carlos. Se acercaron a mi mientras tapaba mi cuerpo con el albornoz, Mario rodeo mis hombros con su brazo— ¿Quién te ha dejado tan marcada? lo que tienes en tu cuerpo no son solos los azotes de Giuliano, dime quien a sido — me dijo Mario, pero en ese momento no podía responderlePuse mi cabeza en el cuello de mi amigo llorando sin poder tener consuelo, pasados unos minutos, Mario me ayudó a ponerme de pie entrando los dos en el baño, abrió los grifos de la ducha, me quito el albornoz, entrando conmigo en la ducha aún estando vestido para lavar mis heridas y la sangre que corría por mi dolorido cuerpo. Salimos de la ducha y cogiendo mi amigo una toalla grande que había colgada en la puerta, rodeo mi cuerpo con ella volviendo a mi dormitorio,
Nos marchamos del despacho de Giuliano Mario y yo, entre en mi dormitorio para recoger mis cosas viendo a Mario como se pasaba las manos por su pelo, ya que no comprendía cómo había sido capaz Giuliano de creer antes a una mujer que siempre le ha mentido que a su propia esposa. Cuando ya tenía mi equipaje preparado, Mario lo cogió y cogiendo mi mano nos marchamos de lo que fue mi dormitorio hacia la entrada de la casa donde me esperaba Gina llorando, nos abrazamos las dos prometiéndome ella, que me llamaría cuando Giuliano no estuviera en casa para poder ver a mi pequeño.Nos marchamos de la casa y aunque tenía mi propio vehiculo no quise llevarlo, a si que decidí subir al todo terreno de Mario marchandonos de lo que fue mi hogar hacia la casa de Mario, que me quiso dar cobijo hasta que yo me aclarara mis ideas, ya que en Sinaloa tenía mi empresa y una casa.En casa de Mario, la mujer que la cuidaba enseguida preparó un dormitorio para mí, llevó mi equipaje y me ayudó a poner mis pren