Capítulo 190: Una carga que nadie quiere

KATIA VEGA

—¿Katia? ¿Qué pasó? —preguntó mi abuela en cuanto abrí la puerta del departamento—. ¿Dónde está lo que ibas a comprar? ¿Quién es él?

Volteé sin disimular mi molestia y entorné los ojos en cuanto el teniente me sonrió con sorna. —¡Ahí! No te atrevas a dar un paso más —dije señalándolo. No iba a dejar que entrara al departamento. Retrocedió un paso con las manos en alto.

—¡Yo lo detengo, mami! —exclamó Samuel brincando por encima del descansabrazos del sillón y apuntándole con su pistolita de juguete.

—¡Tranquilo, vaquero! —respondió el teniente. Me sorprendía su buen humor con la herida en su abdomen. La bala apenas lo había rosado, pero no dejaba de sangrar.

Regresé con el botiquín de primeros auxilios de la cocina y se lo entregué, presionándolo sobre su pecho. —Supongo que estás entrenado a hacer milagros con tan poco y en terreno hostil —contesté.

—¿Tanto odiaste ese beso? —preguntó divertido viendo el botiquín con curiosidad, dándole vueltas entre sus manos.

—¿Qué
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