Aquel vestido color azul marino tenía mangas largas y era absolutamente cubierto. Elegante y completamente cubierto. Y Kim lo agradecía porque eso significaba que Peter había pensado en cada uno de los besos que acababa de darle hacía menos de dos horas. Por primera vez en su vida aquellas marcas s
EN MI PRÓXIMA VIDA. CAPÍTULO 26. Algo importante —Kim ¿estás bien? Peter la había visto sonreír el resto de la velada, pero empezaba a conocerla lo suficiente como para saber que de repente todo ese brillo se había apagado. —Nena ¿qué es lo que pasa? —preguntó mientras caminaban despacio hacia un
Preparar algo como aquello desde el inicio parecía una locura, pero Kim había jurado que jamás había visto a Peter tan emocionado desde que lo conocía. Por supuesto que de inmediato contactó con su representante, y en cuestión de pocas horas ya se habían puesto de acuerdo en lo que iban a hacer.Kim
EN MI PRÓXIMA VIDA. CAPÍTULO 28. Lo mejor está a punto de sucederEstaba listo, estaba más que listo. Peter respiró hondo mientras sentía el aire frío de la montaña haciendo una fina escarcha sobre sus mejillas. Tenía muy poca piel descubierta en el rostro debajo de las gafas y entre las bufandas, p
Era una completa locura, pero era una locura hermosa. Los esquís de Arnold Lunn habían vuelto a su caja de fibra de vidrio, fijos de nuevo para que nadie pudiera tocarlos, y por suerte no le habían salido más que un par de grietas en aquel descenso.Tanto Kim como Peter se aseguraron de estar presen
ENERO SEATTLE —¡¿Cómo fuiste capaz de hacer esto?! —El rugido furioso de Zack Keller detuvo a su novia en la misma puerta de la casa apenas la vio llegar. Giselle vio una hoja en su mano y ni siquiera sabía de qué estaba hablando, pero jamás lo había visto tan alterado como en ese momento. —No s
NOVIEMBRE. VANCOUVER —¡Andrea! ¡A mi oficina! ¡Ahora! El grito de su jefe, un gerente medio en la compañía SportUnike, la hizo saltar en su asiento, angustiada, porque sabía que estaba de muy mal humor ese día. —¿Esta es una maldit@ broma? —gruñó lanzándole una carpeta de documentos a la cara—.
Pero si Zack creía que algo en aquella empresa iba mal, su instinto se disparó cuando bajó al estacionamiento y vio a la mujer apoyada en una de las paredes. Intentaba cambiarse los zapatos de tacón por unos tenis bajos, pero las manos le temblaban. Estuvo tentado a ir a hablarle, pero algo en él t