—Lo siento mucho, se nota que era algo muy importante para ti. —Debí decírtelo antes pero... la verdad es que nadie de mi familia conoció jamás a Gisselle, no pensé que mi hermana la traería a colación —murmuró él. —Sí, debiste decirme, ahora me veo como una rompehogares, pero eso sí, seré una rom
Zack estaba contagiado con el espíritu Navideño, y aunque ya algunos creían que estaban muy grandes para esos juegos, nadie se atrevió a contradecir a la señora Luana. Se desperdigaron entre las cocinas de la mansión y Zack atacó la despensa de los dulces. Adriana estaba más que feliz en los brazos
—Mamá... ¿de qué hablas? —susurró Zack y su madre levantó las cejas con un gesto sugerente. —Hijo, tu padre fue uno de los banqueros más respetados de de este país por años, créeme que está acostumbrado a que la gente le mienta a la cara, pero nunca tan mal. —Mamá... —Ahórratelo, Zack, escuché to
La cena fue bastante tranquila y se notaba que el señor Nikola estaba más que feliz. Adriana descansaba en su sillita de comer, pero parecía que solo en una tarde había aprendido a reconocer su voz, porque apenas él hablaba enseguida le prestaba atención. Y a la hora del postre se entretuvieron los
Andrea y Zack se miraron por un segundo y él se encogió de hombros. —No pasa nada, yo duermo en el suelo. El closet estaba lleno de mantas, pero tener a Adriana durmiendo en aquella cunita de princesa y ella en una cama de emperatriz, y a Zack durmiendo en una manta en el suelo, le parecía lo más
—Oye, ¿qué crees si de verdad hoy te llevo a esquiar y todo eso? —le preguntó Zack a Andrea con complicidad mientras le servía café. —¿De verdad quieres verme rodar montaña abajo? —lo increpó ella. —No, pero si nos mantenemos alejados de la casa, es menos probable que nos molesten y hagan pregunta
Zack se quedó mudo por algunos instantes, sin saber qué decirle. Había algo limpio y lindo en sus ojos, que le hizo palpitar el corazón con fuerza en el pecho. Pasaron el resto del día juntos y regresaron a casa cuando el sol estaba punto de ponerse, porque la familia los esperaba para la cena. An
Y no se equivocaba al pensar que, en efecto, el señor Nikola no la estaba pasando bien con aquellas peleas. —No importa cómo lo supe, lo que importa es que lo sé —le respondió a Zack vivamente—. Mi nieta no lleva mi apellido y quiero saber por qué. Zack trató de explicar la situación y disculparse