CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 37. Sin espacio para arrepentimientosVamos a aclararlo. La simple palabra “problema” en los labios de Chloe era más que suficiente como para que a Elías se le aflojaran las rodillas. Saltó por encima de un sofá y un segundo después estaba en la puerta de aquel baño.—¿Qu
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 38. Gemidos en la nocheLa besó como si quisiera tatuarse su sabor, con urgencia y deseo, porque sabía que esa noche cruzarían del todo la línea. Con la palma abierta sobre su vientre, encontró ese punto exacto que la volvía loca, haciéndola temblar, maldecir, gemir y, fi
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 39. Cosas innombrablesLa respiración de Chloe se volvió más profunda. El deseo la recorría entera, como un cosquilleo eléctrico desde el vientre hasta los muslos que se iba haciendo más desesperado por segundos. Él intensificó sus movimientos, marcando un ritmo lento per
ENERO SEATTLE —¡¿Cómo fuiste capaz de hacer esto?! —El rugido furioso de Zack Keller detuvo a su novia en la misma puerta de la casa apenas la vio llegar. Giselle vio una hoja en su mano y ni siquiera sabía de qué estaba hablando, pero jamás lo había visto tan alterado como en ese momento. —No s
NOVIEMBRE. VANCOUVER —¡Andrea! ¡A mi oficina! ¡Ahora! El grito de su jefe, un gerente medio en la compañía SportUnike, la hizo saltar en su asiento, angustiada, porque sabía que estaba de muy mal humor ese día. —¿Esta es una maldit@ broma? —gruñó lanzándole una carpeta de documentos a la cara—.
Pero si Zack creía que algo en aquella empresa iba mal, su instinto se disparó cuando bajó al estacionamiento y vio a la mujer apoyada en una de las paredes. Intentaba cambiarse los zapatos de tacón por unos tenis bajos, pero las manos le temblaban. Estuvo tentado a ir a hablarle, pero algo en él t
El rostro de Trembley enrojeció visiblemente y la dureza de sus ojos se mantuvo. —¿Esperando a Andrea? —gruñó—. ¿Te estás haciendo el gracioso o acabas de llegar y no sabes que las relaciones interpersonales están prohibidas en esta empresa? —Pues soy de lento aprendizaje pero tiendo a la imitació
Furioso... no, pero sí frustrado y mucho. No podía entender que ella fuera tan sumisa con un tipo que era un impresentable. Ya sabía que era el jefe, ¡pero que Dios le mandara un rayo directamente a la cabeza si algún día él llegaba a comportarse así con alguno de sus empleados! Andrea no solo trat