Después de una larga espera, el médico apareció en la sala.—¿Cómo está mi hija, doctor? —preguntó Guillermo, con una expresión de angustia, mientras Valeria le sostenía la mano en señal de apoyo.—Señor Martínez, lamento informarle que las noticias que traigo no son alentadoras.—¿Qué quiere decir con eso, doctor? Por favor, hable. ¿Cómo está mi hija?—Laura no ha respondido al tratamiento como esperábamos. En las últimas semanas, su estado de salud ha empeorado considerablemente. Lo último que nos queda es realizar un trasplante de médula lo más pronto posible, es la única posiblidad que tenemos para poder salvarle la vida. Tanto Valeria como Guillermo quedaron impactados; la situación de Laura se deterioraba con cada minuto que pasaba.—¡Dios mío! Entonces, haga lo que sea necesario, doctor. Realice el trasplante a mi hija, por favor, sálvela —dijo Guillermo, llevándose las manos a la cabeza, abrumado por la angustia. Valeria le colocó la mano en el hombro, tratando de conso
Valeria sintió que la tensión en la sala aumentaba, y las palabras de Natalia resonaban en su mente. Sabía que debía revelar la verdad, pero el temor la mantenía en un estado de nervios, sin embargo, ya no podía seguir callando, había llegado la hora de enfrentarse a Guillermo y contarle toda la verdad.—Guillermo, yo... —comenzó, con la voz temblorosa—. La verdad es que...Antes de que pudiera continuar, Natalia intervino.—¡No! No permitas que ella te engañe, Guillermo. Valeria solo busca manipularte , pero exigele que te diga toda la verdad. —¡No es cierto, Natalia!—replicó Valeria, limpiándose las lágrimas— Yo jamás he pretendido manipular a nadie, cosa que tú sí has sabido hacer y muy bien.—¡Ya basta! Necesito que me digan de una buena vez qué es lo que está pasando aquí, por favor Valeria dime qué es lo que tengo que saber. ¡Habla por favor! Siento que me voy a volver loco. —exclamó Guillermo desesperado. —Habla Valeria, ¿O no te das cuenta de que estas perdida? Ya no pue
El ambiente en la sala de espera era tenso y silencioso, interrumpido solo por el suave murmullo de los equipos médicos. Guillermo y Natalia se miraban con ansiedad, cada uno perdido en sus pensamientos. Finalmente, la puerta se abrió y el médico apareció, su expresión era seria.—Señor Guillermo, señora Natalia —comenzó, tomando una pausa para reunir sus palabras—. Los he llamado para informarles que los resultados de las pruebas de compatibilidad han llegado.Guillermo sintió que su corazón se aceleraba. Sabía que este momento era crucial.—¿Y bien? —preguntó, tratando de mantener la voz firme.El médico inhaló profundamente antes de continuar.—Lamentablemente, ninguno de ustedes es compatible como donantes de médula ósea para Laura.Las palabras resonaron en la sala como un eco desgarrador. Guillermo sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. Natalia, a su lado, se quedó paralizada, con sus ojos llenos de incredulidad.—¿Cómo es posible? —preguntó ella, su voz tembl
Valeria llegó a la clínica con una mezcla de nerviosismo y determinación. En la sala de espera, se encontró con Guillermo, quien estaba acompañado por Natalia. La atmósfera era tensa, ya que Natalia, tras enterarse de que Valeria iba a hacerse la prueba, no quería separarse de él ni un instante. —Hola —saludó Valeria, intentando mantener la compostura.—Hola, Valeria. Agradezco que hayas venido —respondió Guillermo, consciente de la gravedad de la situación.—No tienes nada que agradecer, todo lo hago por Laura.Natalia no dejaba de mirarla con una expresión de odio en sus ojos.—Ni creas que esto significa que puedes estar cerca de Laura. Guillermo solo te llamó por la emergencia del caso, pero no te hagas ilusiones de que vas a entrar de nuevo a la mansión.—¡Ya basta, Natalia! No es el momento ni el lugar para buscar más problemas. Ahora lo más importante es la salud de Laurita. Te pido por favor que te comportes a la altura y pienses primero que nada en tu sobrina. —Así es, no t
La operación de médula fue un procedimiento rápido y sencillo, aunque no exento de riesgos. Valeria había sido informada de que, aunque la intervención en sí no era complicada, requería un cuidado especial en el post-operatorio para asegurar que todo saliera bien.Después de un par de horas, el doctor regresó a la habitación de Valeria donde se encontraba Guillermo, el cual estaba muy ansioso por saber los resultados de la operación. Había aprovechado la ausencia de Natalia para poder acercarse a Valeria, el doctor entró y al verlos lo primero que dijo esta vez con una expresión más relajada: —La operación fue un éxito —anunció—. Laura está en recuperación y, aunque estará un poco débil durante los próximos días, su estado de salud es estable, solo hay que esperar que transcurran algunos días para que estemos completamente seguros de que el trasplante no lo rechace su cuerpo. Guillermo y Valeria se miraron con una gran sonrisa que iluminó sus rostros. —¡Qué buena noticia doct
Días después, Laura se encontraba en la mansión, rodeada de un ambiente cálido y familiar, Guillermo había hecho todo lo posible porque su hija estuviera rodeada de mucha tranquilidad ya que de eso dependía su recuperación. Valeria estaba a su lado, atenta a cada uno de sus movimientos, sintiendo una mezcla de alegría y ansiedad por la recuperación de su hija. La operación de médula había sido un éxito, y la salud de Laura mejoraba día a día, lo que llenaba a Valeria de esperanza.Valeria se sentaba en una silla junto a la cama de Laura, observándola mientras dormía. Las luces del atardecer se filtraban a través de las cortinas, creando un halo dorado alrededor de la habitación. Era un momento de paz que Valeria atesoraba, sabiendo que cada día que pasaba era una nueva oportunidad para fortalecer el vínculo que había estado ausente durante tanto tiempo.La enfermera Tania entró de pronto con una sonrisa un poco fingida, ya que no soportaba la presencia de Valeria en la mansión, s
Valeria, aturdida por la escena que había presenciado entre Natalia y Guillermo, se dirigió rápidamente a la habitación de Laura. La confusión y el dolor la acompañaban mientras trataba de concentrarse en atender a su hija. Laura, aunque aún un poco débil, sonrió al verla, lo que le otorgó a Valeria un breve respiro en medio de la tormenta emocional que enfrentaba.—¿Por qué estás triste, Valeria? —preguntó la pequeña, mientras disfrutaba de una de las galletas que ella le había traído.—No estoy triste, Laurita. Solo tengo un fuerte dolor de cabeza, pero pronto se me pasará. Mejor termina tus galletas y bebe toda la leche; en un momento debes tomar tu medicina —respondió Valeria, esforzándose por disimular su angustia.Laura obedeció, mientras Valeria luchaba por controlar el coraje y el dolor que le había causado el beso entre Natalia y Guillermo. Sabía que debía ser fuerte, especialmente por su hija, que era su motor para seguir adelante.Con el transcurso de las horas, la atmósfe
El día amaneció brillante y soleado, pero la luz que entraba por la ventana de la habitación de Laura no lograba disipar la inquietud que sentía en su interior. La noche anterior, había escuchado gritos provenientes de la sala, y esos ecos aún resonaban en su mente. Se desesperó sintiendo que algo importante estaba ocurriendo. Un nudo en su estómago le indicaba que la calma de la mañana no duraría mucho.Con un profundo suspiro, se levantó de la cama y se acercó a la puerta. La curiosidad y la preocupación la impulsaron a descender las escaleras, cada paso resonando en el silencio tenso del pasillo. Al llegar al último peldaño, se detuvo y se asomó, ocultándose detrás de la pared que daba a la sala.Desde su posición, pudo observar a Natalia y Valeria de pie frente a frente, con expresiones que reflejaban la intensidad de la discusión. Natalia, con los brazos cruzados y el rostro enrojecido, parecía estar al borde de la explosión.—¡No puedes simplemente aparecer y reclamar lo que no