La tarde avanzaba y la tensión en la mansión era palpable. Guillermo observaba como Javier miraba a Valeria, se podía apreciar facilmente, que a pesar del tiempo que tenían sin verse, aún existía en él un gran interés por ella. Y Valeria por su parte, lo miraba y sonreía, a pesar de que no se veía en ella el mismo interés, tampoco le disgustaba su presencia. La inquietud aumentó en Guillermo a tal punto que se sentía impotente y ansioso, ya que después de las amenazas de Natalia, no podía hacer nada en ese momento, así que decidió que no podía permitir que esto lo afectara más; debía centrarse en Laura y en su bienestar.Javier completamente ingenuo a lo que estaba pasando entre Guillermo y Valeria, intervino diciendo: —Me gustaría conocer a la niña, ¿Puede ser? —Sí, por supuesto, Valeria por favor lleva a Javier a la habitación de Laura. Valeria lo miró y manteniendo las apariencias ante Javier, le respondió: —Sí, por supuesto. Ven conmigo Javier. Ambos se retiraron y mientra
La noche se había instalado en la mansión, envolviendo cada rincón en un silencio tenso. Valeria, con el corazón aún agitado por el mensaje de Guillermo, sintió que la cocina se convertía en un refugio incierto. Mientras preparaba la cena de Laura, sus pensamientos se desbordaban como la pasta que hervía en la olla.—¿Qué significa este mensaje? ¿Por qué me escribe esto y no me dice lo que realmente está pasando? Debo hablar con él, para que me diga la verdad. Se que algo me está ocultando. —murmuró para sí misma, sintiendo el peso de la incertidumbre.Laura entró de repente, interrumpiendo su reflexión. La pequeña, con su cabello desordenado y una sonrisa que iluminaba el ambiente, se acercó a Valeria.—¿Ya está lista la cena? Tengo hambre —dijo, estirando sus manitas hacia la mesa.Valeria sonrió, tratando de ocultar su agitación. —Le falta muy poco, cariño. ¿Te gustaría ayudarme a poner la mesa?Laura asintió emocionada y comenzó a sacar los platos del armario. Mientras ambas se moví
Guillermo sintió la presión aumentar en su pecho. La imagen de Laura, vulnerable y necesitada de estabilidad, lo atormentaba. Sabía que no podía arriesgarse a perderla, y la amenaza de Natalia se cernía sobre él como una sombra ominosa. —Valeria… — comenzó, su voz temblorosa mientras miraba a Natalia, quien tenía una actitud amenazante, esperando a escuchar lo que diría. Guillermo sabía que Natalia estaba dispuesta a todo, así que se armó de valor y le dijo: —Sí, es cierto, Natalia y yo nos vamos a casar.Natalia sintió un gran alivio y mostró una sonrisa de satisfacción, pero la expresión de Valeria era devastadora. No podía creer lo que estaba escuchando. Minutos antes, Guillermo le había enviado un mensaje donde claramente le demostraba que la amaba, y no conforme con eso, la había besado. Valeria se sintió engañada y traicionada.Las lágrimas cayeron por su rostro. Estaba paralizada, su rostro había palidecido mientras miraba a Guillermo llena de dolor y coraje al mismo tiempo.
Rebeca reveló toda la verdad a Javier, expresando su angustia tras haber perdido su empleo por haber ayudado a Valeria a proporcionar información sobre la familia que había adquirido sus óvulos.Javier, visiblemente impactado, no podía creer lo que escuchaba.—Eso es imposible, Valeria no podría haber hecho algo así —respondió, atónito.—Ella estaba desesperada y decidí ayudarla. En cierto modo, me sentía culpable por haberla traicionado contigo. Pero si no la hubiera animado a vender sus óvulos, probablemente estaría en mi puesto de trabajo ahora mismo.—¿Qué quieres decir con eso?—Perdí mi empleo debido a Valeria. En la clínica se dieron cuenta de que violé el reglamento al proporcionar información sobre la familia que adquirió los óvulos. Nunca debí haber escuchado a Valeria, pero sentía remordimientos por lo que tú y yo le hicimos. Ahora, la vida me ha castigado, y soy yo quien se encuentra sin empleo y a punto de ser desalojada del apartamento, ya que debo varios meses de renta.
Guillermo miró a Valeria con preocupación, su rostro reflejaba la angustia que sentía al verla llorar.—¿Qué está pasando aquí? —preguntó de nuevo, con su voz temblando ligeramente.Valeria, con lágrimas en los ojos, intentó recomponer su voz. —Guillermo, yo… lo que pasa es que… —Valeria, miraba a Natalia y al mismo tiempo a Guillermo, no sabía si ella se iba a atrever a contarle toda la verdad, pero las palabras no salían de su boca. Javier, solo observaba la situación con mucha tensión, y ahora veía a Guillermo como su rival. Natalia, cruzando los brazos, se adelantó a Valeria. —Lo que pasa es que Valeria ha decidido renunciar a su empleo. Guillermo frunció el ceño, mirando alternadamente a Valeria y a Natalia. —¿De qué estás hablando, Natalia? ¿Valeria, eso es verdad? Valeria, bajó la mirada, era obvio que a Natalia, no le convenía contarle la verdad, eso en el fondo la hizo respirar aliviada, pero al mismo tiempo significaba el tener que abandonarlo todo por evitar ir a prisió
Valeria y Javier se alejaron de la mansión, pero el dolor en el corazón de Valeria era abrumador. Cada paso que daban la distanciaba más de Laura, y la promesa que le había hecho a su hija resonaba en su mente, intensificando su angustia. Era consciente de que debía encontrar la manera de regresar y protegerla de Natalia. Mientras caminaban, Javier la miró con preocupación. —Valeria, ¿te encuentras bien? No puedo creer lo que acaba de suceder. En cierto modo, me siento culpable. Perdóname. —En este momento no estoy bien; no puedo pensar en nada más que en mi hija —respondió ella con voz temblorosa—. No puedo dejar a Laura al cuidado de esa mujer; es capaz de cualquier cosa. —Entiendo tu angustia, Valeria, pero lo que hiciste es grave. ¿No te das cuenta de que podrías enfrentar consecuencias legales? Además, esa niña no es tu hija; pertenece a esa familia, aunque haya sido concebida con tus óvulos. Firmaste un acuerdo en el que te comprometiste a no tener contacto con la famili
Guillermo y Tania ingresaron a la habitación de Laura y la encontraron en la cama, temblando y con la piel cubierta de sudor. Tania se acercó de inmediato, examinando a la niña con preocupación.—Laura, cariño, soy Tania. Todo va a estar bien, tu papá está aquí —dijo, acercándose a ella con ternura.—Papá… —susurró Laura, entrecerrando los ojos.—Estoy aquí, mi amor. Todo va a estar bien. Haremos lo posible para que te sientas mejor —respondió Guillermo, tomando la mano de su hija con delicadeza.Tania comenzó a revisar el equipo médico y los medicamentos disponibles.—Necesitamos estabilizarla antes de trasladarla a la clínica. Voy a administrarle oxígeno y algunos medicamentos para controlar la fiebre —explicó, moviéndose con rapidez y determinación.Guillermo observaba, sintiendo que la angustia lo invadía. Cada segundo parecía una eternidad. No podía dejar de pensar en cómo habían llegado a esta situación, con su hija enferma y Natalia intentando manejar sus vidas. Se sentía culpa
Guillermo marcó el número de Valeria con manos temblorosas. No había tenido noticias de ella desde que Natalia la expulsó de la mansión. Se sentía engañado, ya que Valeria, obligada por Natalia, le había mentido haciéndole creer que había retomado su relación con Javier.Al ver aquella cadena con el dije que llevaba la primera letra de su nombre, sintió que el destino le estaba enviando una señal. Tenía sus sospechas: creía que Valeria podría ser la hermana perdida de Isabel y Natalia. Si sus sospechas eran ciertas, haría todo lo posible para que Valeria recibiera la parte de la herencia que sus padres le dejaron, a pesar de que en ese entonces no sabían nada de su paradero.Sintió una leve esperanza de poder cambiar su destino. Siendo Valeria tía de Laura, también tenía derecho a formar parte de su vida. Sin embargo, Guillermo no sospechaba que Valeria no solo era la niña secuestrada abruptamente cuando era bebé, sino también la mujer que había vendido sus óvulos. Como cosas del de