Ella dejó un beso en los labios de Vladimir, pero él estaba muerto por dentro.
Aquel matrimonio lo había matado por dentro. Era completamente infeliz.
—Casi es nuestro aniversario, mi amor —dijo Margaret con una sonrisa en sus labios—. ¿No estás emocionado?
Vladimir no le respondió, nunca le había ocultado que estaba totalmente infeliz por el hecho de haber terminado con ella. Desde el principio de su noviazgo le había dejado saber que no la amaba, y que solo quería estar con ella porque necesitaba casarse, asi como lo habían hecho los demás hombres de su familia.
La mujer suspiró con furia ante el silencio de su esposo, pero no permitió que él viera lo frustrado que ella se encontraba.
—Ten, te preparé este té, mi amor.
Vladimir tomó el té sin ganas y lo bebió.
—No sé a que hora llegaré hoy en la noche, debo de asistir a la fiesta de inauguración de la nueva sucursal.
—No tienes que ir a la fiesta de inauguración, puedes solo mandar a Nicolas.
—El diseñador Shey Lu estará allí, debo de asistir.
—¿No es ese el hombre loco que nunca muestra su rostro en las creaciones?
Vladimir no respondió, pero la respuesta era sí.
Finalmente, hoy conocería a aquel hombre, después de casi un año trabajando con él.
***
Como era de esperarse, la inauguración de una sucursal tan grande e importante, traería que las más elegantes mujeres y los más ricos hombres se presentaran allí.
—La única razón por la que vine fue para no dejar en ridiculo al diseñador ese.
—Lo sé, Nicolas, esa fue la única razón por la que yo también vine, luego de conocerlo, me despediré y me iré.
—¿En dónde está?
—Tarde, supongo —dijo Vladimir, impaciente, aquel día no se encontraba realmente de humor—. Lo llamaré.
El teléfono sonó y sonó, hasta que finalmente él lo contesto.
—Shey, este es Vladimir Petrov. Te estamos esperando en la fiesta. —Nadie respondió desde la otra línea—. ¿Me escuchas?
—Sí, te escucho. De hecho, estoy en la fiesta ya.
Vladimir frunció su ceño al escuchar la voz de una mujer.
—¿Con quién hablo?
—Con Shey Lu, el número que marcaste.
—Pero tú no suenas como… —En aquel instante se dio cuenta de que él jamás había escuchado la voz de Shey Lu, de hecho, solo se había comunicado con él mediante correo electronico—. ¿Dónde estás?
—A tu derecha, traje rojo con negro.
Vladimir frunció su ceño aún mas, ¿quién iba vestido de rojo y negro a una fiesta de blanco?
Con sus ojos Vladimir empezó a buscarlo y cuando finalmente dio con la persona, no pudo evitar sorprenderse.
Shey Lu no era un hombre, de hecho, era una mujer.
De cabellos rubios y piel muy pálida.
—¿Me estás diciendo que esa rubia es el diseñador? Eso es mentira, hermano. Llamalo de nuevo y dejale saber que no estás con ganas de bromear.
Vladimir caminó hacia la mujer, que se encontraba de lado.
Su largo cabello rubio cubria su cara, pero él necesitaba verla.
—¡Hey! ¡Shey Lu!
Finalmente, Shey Lu giró, mirando fijamente a Vladimir, quien se quedó helado a verla.
—Un gusto, Vladimir, soy Shey Lu.
Pero Vladimir no pudo responder nada.
Sintió un mareo repentino, por impulso se alejó de aquella mujer.
—No, no… tú…
—¿Sucede algo, Vladimir?
—Shey Lu… tú… no eres… ¡tú no eres Shey Lu!
Aquel grito capturó la atención de todos.
Vladimir sujetó a la rubia por los brazos y la llevó hacia la parte trasera del jardín, aislado de todos.
—¡Sueltame! ¿Acaso se está volviendo loco, Vladimir?
—¡Mentirosa, tú no eres Shey Lu!
Vladimir sujetó a la mujer de ambos hombros y la arrinconó con una de las paredes.
Ella sonrió perversamente.
—¿Entonces quien soy?
Vladimir dudó. Era como ver a un fantasma.
—Eres… tú… ¡tú eres Vera!
—¿Quién? ¿De qué me habla, Vladimir?
—¡Tú eres Vera Smirnov!
Ella sonrió con malicia.
—No sé de quien hablas. Ahora, si me disculpas.
Ella intentó irse, pero él la sujetó una vez más.
—Escuchame, ¡no me estoy volviendo loco! ¡Tú eres la muchacha que desapareció en el incendio! ¡La que estaba embaraza de mí!
Shey Lu sonrió, una vez más, acercándose hacia el oído de Vladimir.
—No sé de que hablas, Vladimir —le susurró, con su voz real.
Vladimir sintió escalofríos al escuchar aquella voz de nuevo.
No había duda alguna, aquella mujer en frente de él, era Vera Smirnov.
Pero… ¿qué había pasado?
¿Por qué ella se encontraba allí?
¿Cómo había desaparecido y después re aparecido?
¿Qué había pasado con el bebé que cargaba en su vientre?
—¡Mamá!
—¡Mamá!
De repente, unos gemelos se acercaron a Shey Lu.
Vladimir sintió tantos escalofríos que apenas pudo mantenerse de pie.
Se trataban de dos niños gemelos.
Dos niños idénticos a él.
¿O a su hermano?
No podía discernirlo, todo aquello era una locura.
—Lo noto que está un poco alterado, señor Vladimir. Espero pueda encontrar paz. Ahora si me disculpa, me iré con mis dos hijos.
—¿Esos son mis hijos?
Ella se carcajeó.
—¿De que hablas, Vladimir? Tú no eres el padre.
Ella se alejó rápidamente, sonriendo de manera diabólica.
Vladimir solo pudo sentarse en el suelo, casi histerico mientras negaba una y otra vez,
—No sé como has logrado esto, pero lograre que se te caiga tu teatro, Vera. Yo sé que eres tú, y… yo sé que esos niños son míos.
Pero mientras pensaba eso, por su cabeza solo podía resonar una y otra vez lo que ella había dicho.
“Tu no eres el padre”.
Vladimir no sabia cuanto tiempo había pasado desde que había hablado con ella, solo sabia que el tiempo se había congelado.Él se encontraba congelado, sentado en el pasto de aquel establecimiento, sin saber que hacer o que decir. Aquello no tenía alguna explicación, no entendía como ella había sobrevivido, pero de algo estaba seguro y era de que ella mentía acerca de su nombre.—Por supuesto que eres tú, Vera.—¿Vladimir? —Nicolas apareció, observando a su hermano sin comprender que pasaba—. ¿Por qué desapareciste? La última vez que te vi estabas hablando con Shey Lu.—Esa no es Shey Lu.—Bueno, yo también estoy sorprendido de que es una mujer, pero todo indica a que es ella.—No, no entiendes, ¡esa es Vera!Nicolas permaneció en silencio por un momento, sin comprender demasiado bien lo que su hermano quería decir.—¿Quién?—Vera Smirnov.—No tengo idea de quien es esa, ¿te estás sintiendo bien, Vladimir?Su hermano se encontraba pálido, Nicolas entendia demasiado poco, pero empezaba
Vladimir suspiró profundamente mientras observaba por la ventana como Vera salía de su auto.No importaba las veces que ella se negara, él sabía que era ella. Solo debía de hacer que Vera dijese la verdad.Mientras esperaba a que Vera sacara a los gemelos del auto, recibió una llamada.—¿Encontraste algo de ella?—Muy poco, solo información general que no nos ayudaría a probar nada.—Dime que encontraste.—Su nombre es Vera Lu Smirnov, tenia veinte años al momento de su desaparición. No hay reportes de su embarazo, su cuerpo tampoco fue reportado, los únicos trabajos que había tenidos antes de desvanecerse eran trabajos informales, no pude conseguir nada de información en tarjeta de crédito. Su madre sigue viva, está en un asilo, pero se rehúsa a hablar desde que su hija desapareció. Muchos en el asilo creen que su hija no existió. —Nicolas suspiró desde la otra linea—. Nadie puede realmente confirmar que ella existió.Vladimir maldijo en su mente.—Intenté llamar al doctor que la ate
Vladimir se encontraba ansioso.Vera era tan descarada que estaba dispuesta a seguirse presentando como su socia.Aquella soleada tarde, ella iría y ambos trabajarían en el mismo proyecto.Vladimir solo necesitaba ADN de los gemelos y podría fácilmente saber si ambos bebés eran suyos.De ser suyos, él se los quitaría como venganza por ella querer ocultarlos de él, por venganza de ella haciéndolo lucir como un total lunático.La puerta fue abierta y Vera entró por esta, con un elegante bolso color café claro y con su espeso cabello rubio casi ocultándole el rostro.Vladimir sonrió cuando la vio entrar.—A pesar de los inconvenientes presentados la noche anterior, estoy dispuesta a darle una oportunidad, señor Vladimir, pues al final de todo, usted es mi socio.—¿Podemos dejar las formalidades estúpidas e ir al grano?Vera elevó una ceja.—No sé de que me habla, señor Vladimir.—Ayer me llamaste, ayer me confesaste que eres Vera.—Mi nombre es Shey Lu, no sé de que me habla.Vladimir la
La mujer miró a su esposo totalmente nerviosa. No podía creer que habían descubierto un secreto que ella creía enterrado desde hace años. Mucho menos podía creer que aquella muchacha se encontraba viva.—Nada, no he dicho nada.—¡Repite lo que has dicho!—Vamos, repítelo —insistió Vera, con una enorme sonrisa en su rostro.—¡Tú no puedes estar viva!Vera sonrió aún más, de una manera tan diabólica que asustó a ambos.—Bueno, los dejaré que ustedes hablen. Al final de cuentas, no sé de quien esa muchacha que hablan, mi nombre es Shey Lu.—¡Eres una maldita demente! —gritó Margaret, queriendo abalanzarse sobre la muchacha, pero Vladimir la sostuvo por los brazos—. ¡Esta tipa está loca!Vera sonrió, saliendo de la oficina.—¡Calmate, Margaret!—¡Ella no debería estar aquí! ¡Ella debería estar muerta!—¡He dicho que te calmes! —Margaret lo miró asustada, no sabía como reaccionar, él jamás le había hablado de aquella manera—. ¡Me vas a explicar como es eso de que intentaste matar a Vera!—
Nicolas y Vladimir se miraron a los ojos, suspirando casi al mismo tiempo.—No sé que haré, pero la voy a hacer confesar —dijo Nicolas, determinado—. Esa zorra no va a jugar con mi cabeza.—De alguna forma debemos de acercarnos a los gemelos y obtener una prueba de su ADN —comentó Vladimir—, pero no se me ocurre nada ahora mismo.—Si los gemelos son mis hijos se los quitaré. —Vladimir miró a su hermano sin decir nada—. Esa zorra me ha puesto a pasar por demasiado estrés como para que solo se salga con la suya.—Nicolas, no digas estupideces.—¡Le quitaré a los hijos! No me importa si el padre eres incluso tú, me encargaré de que también le quites la custodia. Nadie va a hacerse la muerta y va a aparecer después de cuatro años con unos mellizos y a hacernos dudar de si somos el padre o no. La semana pasada la confronté y le pregunté si yo era el padre de los mellizos, ¿sabes que me respondió?Vladimir suspiró.—Tu no eres el padre —adivinó Vladimir.—¿Cómo lo supiste?—Porque también m
Vera llegó a su casa y preparó una cena ligera para sus dos hijos, dándoles un beso en la cabeza y diciéndoles que se vayan a dormir.Ambos niños eran bastante educados e inteligentes, por lo que desde una corta edad eran capaces de entender comandos e instrucciones. Pues así los había criado la madre.Vera se sentó en su sofá a mirar por la ventana hacia la calle, cuando de repente sintió una presencia que la miraba. Sabia que uno de los hermanos Petrov la había estado persiguiendo, por lo que se mantuvo en calma. Lo más probable era que se tratara de Nicolas, pues él era el mas impulsivo de los dos, también al que más detestaba.La mujer abrió su computadora, yendo al internet y escribiendo el nombre de ambos hermanos Petrov. La noticia de que Nicolas estaba saliendo con una muchacha estaban por todos lados, al parecer era verdad, o al menos eso Vera esperaba, pues estaba a punto de hacer algo de lo que quizás se arrepentiría, pero después de todo la única razón por la que Vera habí
Nicolas miró a su hermano, casi arrepentido.—No podemos permitir que algo así vuelva a suceder —dijo Vladimir mientras una de las sirvientas limpiaba sus heridas—. Es como si hubiese perdido la cordura por instantes, no pude controlarme.Ninguno de los dos pudo, era como si ella hubiese puesto una clase de maldición en los dos. Habían perdido la capacidad de raciocinio, se habían olvidado de que estaban en aquello juntos, de que eran ellos dos contra Vera, no ellos contra sí mismos.—Creo que Vera nos grabó —murmuró Nicolas.—¿Por qué lo dices?Con las manos temblorosas, Nicolas levantó su teléfono, mostrándole a su hermano la noticia que parecía llenar todos los medios sociales.‘Hermanos Petrov se van en pelea por motivos desconocidos; se dice que la causa es una mujer’.Lo peor de todo es que la causa fue una mujer.—Aleja eso de mí —murmuró Vladimir—. No debiste acostarte con ella.—Eso no iba a cambiar nada si tú no hubieses llegado.—¿Eso quiere decir que pretendías ir a acosta
Eran las tres de la mañana, Vera había llamado a una niñera de confianza, pues había dejado la casa a verse con aquel misterioso hombre.Estaba al tanto de que lo que hacia era un completa locura, pero realmente necesitaba saber que era lo que ese hombre quería, o sabía, y sobre todo, como había conseguido aquella información.La dirección marcaba hacia un parque de diversiones abandonado, él le había indicado que lo esperara en uno de los bancos.Los minutos pasaban y nadie llegaba, Vera pensó que todo había sido una broma de mal gusto preparada por los hermanos Petrov, hasta que escuchó pasos acercándose, pero no fue capaz de ver a nadie.—Eres aun más bella de cerca.Vera giró rápidamente cuando escuchó aquella voz. Un alto hombre se acercó a ella. En medio de la oscuridad de la noche lo único que ella pudo ver fueron aquellos ojos grises intensos.—¿Quién es usted?—Creo que quien debería preguntar eso soy yo, ¿Quién realmente eres tú?—Mi nombre es Shey Lu. No sé por qué usted m