5

Ella dejó un beso en los labios de Vladimir, pero él estaba muerto por dentro.

Aquel matrimonio lo había matado por dentro. Era completamente infeliz.

—Casi es nuestro aniversario, mi amor —dijo Margaret con una sonrisa en sus labios—. ¿No estás emocionado?

Vladimir no le respondió, nunca le había ocultado que estaba totalmente infeliz por el hecho de haber terminado con ella. Desde el principio de su noviazgo le había dejado saber que no la amaba, y que solo quería estar con ella porque necesitaba casarse, asi como lo habían hecho los demás hombres de su familia.

La mujer suspiró con furia ante el silencio de su esposo, pero no permitió que él viera lo frustrado que ella se encontraba.

—Ten, te preparé este té, mi amor.

Vladimir tomó el té sin ganas y lo bebió.

—No sé a que hora llegaré hoy en la noche, debo de asistir a la fiesta de inauguración de la nueva sucursal.

—No tienes que ir a la fiesta de inauguración, puedes solo mandar a Nicolas.

—El diseñador Shey Lu estará allí, debo de asistir.

—¿No es ese el hombre loco que nunca muestra su rostro en las creaciones?

Vladimir no respondió, pero la respuesta era sí.

Finalmente, hoy conocería a aquel hombre, después de casi un año trabajando con él.

***

Como era de esperarse, la inauguración de una sucursal tan grande e importante, traería que las más elegantes mujeres y los más ricos hombres se presentaran allí.

—La única razón por la que vine fue para no dejar en ridiculo al diseñador ese.

—Lo sé, Nicolas, esa fue la única razón por la que yo también vine, luego de conocerlo, me despediré y me iré.

—¿En dónde está?

—Tarde, supongo  —dijo Vladimir, impaciente, aquel día no se encontraba realmente de humor—. Lo llamaré.

El teléfono sonó y sonó, hasta que finalmente él lo contesto.

—Shey, este es Vladimir Petrov. Te estamos esperando en la fiesta. —Nadie respondió desde la otra línea—. ¿Me escuchas?

—Sí, te escucho. De hecho, estoy en la fiesta ya.

Vladimir frunció su ceño al escuchar la voz de una mujer.

—¿Con quién hablo?

—Con Shey Lu, el número que marcaste.

—Pero tú no suenas como… —En aquel instante se dio cuenta de que él jamás había escuchado la voz de Shey Lu, de hecho, solo se había comunicado con él mediante correo electronico—. ¿Dónde estás?

—A tu derecha, traje rojo con negro.

Vladimir frunció su ceño aún mas, ¿quién iba vestido de rojo y negro a una fiesta de blanco?

Con sus ojos Vladimir empezó a buscarlo y cuando finalmente dio con la persona, no pudo evitar sorprenderse.

Shey Lu no era un hombre, de hecho, era una mujer.

De cabellos rubios y piel muy pálida.

—¿Me estás diciendo que esa rubia es el diseñador? Eso es mentira, hermano. Llamalo de nuevo y dejale saber que no estás con ganas de bromear.

Vladimir caminó hacia la mujer, que se encontraba de lado.

Su largo cabello rubio cubria su cara, pero él necesitaba verla.

—¡Hey! ¡Shey Lu!

Finalmente, Shey Lu giró, mirando fijamente a Vladimir, quien se quedó helado a verla.

—Un gusto, Vladimir, soy Shey Lu.

Pero Vladimir no pudo responder nada.

Sintió un mareo repentino, por impulso se alejó de aquella mujer.

—No, no… tú…

—¿Sucede algo, Vladimir?

—Shey Lu… tú… no eres… ¡tú no eres Shey Lu!

Aquel grito capturó la atención de todos.

Vladimir sujetó a la rubia por los brazos y la llevó hacia la parte trasera del jardín, aislado de todos.

—¡Sueltame! ¿Acaso se está volviendo loco, Vladimir?

—¡Mentirosa, tú no eres Shey Lu!

Vladimir sujetó a la mujer de ambos hombros y la arrinconó con una de las paredes.

Ella sonrió perversamente.

—¿Entonces quien soy?

Vladimir dudó. Era como ver a un fantasma.

—Eres… tú… ¡tú eres Vera!

—¿Quién? ¿De qué me habla, Vladimir?

—¡Tú eres Vera Smirnov!

Ella sonrió con malicia.

—No sé de quien hablas. Ahora, si me disculpas.

Ella intentó irse, pero él la sujetó una vez más.

—Escuchame, ¡no me estoy volviendo loco! ¡Tú eres la muchacha que desapareció en el incendio! ¡La que estaba embaraza de mí!

Shey Lu sonrió, una vez más, acercándose hacia el oído de Vladimir.

—No sé de que hablas, Vladimir —le susurró, con su voz real.

Vladimir sintió escalofríos al escuchar aquella voz de nuevo.

No había duda alguna, aquella mujer en frente de él, era Vera Smirnov.

Pero… ¿qué había pasado?

¿Por qué ella se encontraba allí?

¿Cómo había desaparecido y después re aparecido?

¿Qué había pasado con el bebé que cargaba en su vientre?

—¡Mamá!

—¡Mamá!

De repente, unos gemelos se acercaron a Shey Lu.

Vladimir sintió tantos escalofríos que apenas pudo mantenerse de pie.

Se trataban de dos niños gemelos.

Dos niños idénticos a él.

¿O a su hermano?

No podía discernirlo, todo aquello era una locura.

—Lo noto que está un poco alterado, señor Vladimir. Espero pueda encontrar paz. Ahora si me disculpa, me iré con mis dos hijos.

—¿Esos son mis hijos?

Ella se carcajeó.

—¿De que hablas, Vladimir? Tú no eres el padre.

Ella se alejó rápidamente, sonriendo de manera diabólica.

Vladimir solo pudo sentarse en el suelo, casi histerico mientras negaba una y otra vez,

—No sé como has logrado esto, pero lograre que se te caiga tu teatro, Vera. Yo sé que eres tú, y… yo sé que esos niños son míos.

Pero mientras pensaba eso, por su cabeza solo podía resonar una y otra vez lo que ella había dicho.

“Tu no eres el padre”.

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