Es de valientes renunciar al amor por amor
–Buenos días. ¡¿Qué está pasando aquí?! –preguntó Juanne.
Dereck se levantó del sofá y se acercó a Juanne estirando su mano.
–Buenos días, Juanne –le dijo Dereck–. Como te dije el otro día, quiero entablar una amistad con tu hermana. Al menos por ahora. Ya después veremos.
Juanne se acercó primero a Naty y dejó a Dereck con la mano estirada, le dijo algo en baja y ella se retiró.
–Dereck, te advertí que tuvieras cuidado con mi hermana, no puedes irrumpir en la casa y sentarte con ella así por así. Mi hermana tiene un riguroso tratamiento médico y nada debe perturbarla –le dijo Juanne.
Lorain se levantó del sofá y subió las escaleras en carrera. Dereck sólo miró
La traición de AndreaMissie salió del hospitalito junto a Juanne, quien decidió estar presente en la reunión del equipo.–¿Ya llegó Andrea? –preguntó Missie.–No, creo que no vendrá –respondió Nahomy.–¿Ustedes la notaron indispuesta? ¿Se sentía enferma? –volvió a preguntar Missie.–Por la forma en que estaba comiendo esta mañana, no creo que este mal. ¿No dicen que el que tiene buen apetito goza de buena salud? –comentó Dereck sonriendo.–Bueno, ya hablaré con ella esta tarde. Por ahora quiero informarles que a partir de mañana, tienen que estar en el laboratorio a las 9 de la mañana. ¡Todos! Agradecemos sean puntuales muchachos –les dijo Missie.–Estoy de acuerdo con Missie –agregó el profesor Alfred sonriendo –
Un nuevo comienzo para DereckEran aproximadamente las 10 de la noche cuando Missie decidió ir al anexo, los acontecimientos de la tarde le dieron una alerta. Era necesario exponer todo lo que estaba ocurriendo y solucionarlo de inmediato.Andrea estaba sola en la sala, revisaba una carpeta que tenía en sus manos.–Buenas noches Andrea. ¿Qué te sucedió esta mañana que no te presentaste en el laboratorio? –Le preguntó Missie.–No tuve ganas de ir –le respondió altanera.–¡Vaya! Suenas grosera –chaqueo la lengua y levantó su ceja.–Bueno, es que ya no me siento bien con el grupo –argumentó en el mismo tono altanero.–Creo que estas dejando de lado tu profesionalismo y confiabilidad en lo que estamos haciendo. ¿Acaso olvidaste lo que estamos haciendo aquí?&ndas
“Un beso y un recuerdo”Missie se levantó muy temprano y con todos los aprendices y su padre salieron a su paseo mañanero. Dereck aún en su aprendizaje con Lois Vincens.Al regresar se encontraron todos en el laboratorio, Missie se estaba en su oficina cuando se asomó Andrea por el vidrio de la puerta. Missie sonriente le dejó pasar.–Buenos días, Missie aquí estoy. Si no es muy tarde, quisiera regresar al proyecto. Creo que es momento de que me dedique a lo que vine aquí.–Eso es Andrea. Gracias por regresar. Siento que ahora el equipo vuelve a ser el mismo, el mejor de la universidad de Toronto. Sin ti no es igual. De verás. Bienvenida de nuevo.Se fue con ella hasta el laboratorio.–Muchachos Andrea está de vuelta y hoy tiene muchas ganas de trabajar. Espero que todos le colaboren, porque en estos días que no vino
¡Siempre has sido tú!Missie corrió a la ducha y luego se vistió apresurada. Se miró al espejo y sonrió feliz. Estaba hermosa, la felicidad le hacía lucir radiante. Bajó corriendo las escaleras y se fue directo a la cocina.–Mamá Tulia ¿ha visto a Juanne? – preguntó enseguida.–No señorita, él todavía no ha pasado por aquí por la cocina –le dijo la mujer sin voltearse –. ¿Necesita algo?–No, gracias. Solo que quiero hablar con él.La señora Eva venía entrando en ese momento.–Eva, ¿has visto a Juanne por ahí afuera? –le pregunto presurosa.–El joven Juanne está reunido con unos rancheros en el estudio. También están el joven Dereck y la señorita Andrea, yo misma los fui a buscar a solicitud de él.
¡Por ti y para tí!Missie llegó a la mesa donde Dereck jugaba a los naipes con Lorain y Nahomy, bromeaban y reían. Missie se sentó a conversar con ellos.–Buenas tardes –saludó Becker.–Buenas tardes –Missie contestó, pero hizo un movimiento para levantarse.–¿Por qué se va señorita Vincents? ¿Tanto le desagrado? –preguntó Becker–No, de ninguna manera–le dijo Missie.–Es que he notado que siempre que me acercó a usted, me evade, como si mi presencia le incomodara.–No piense eso, señor Becker. Es que yo soy así –dijo tajante.Dereck se percató de la conversación tan insistente del ranchero.–¿Pasa algo Missie?–No, sólo que el señor Becker me estaba saludando –aseveró Missie.El ranchero se retiro con visible molestia ante el gesto de Missie.–¡No termina de gustarme ese hombre! –dijo Missie.–Debes controlarte Missie, tienes ojos de asesino en serie… Tú no eres así, a
¡Siempre has sido tú!Missie corrió a la ducha y luego se vistió apresurada. Se miró al espejo y sonrió feliz. Estaba hermosa, la felicidad le hacía lucir radiante. Bajó corriendo las escaleras y se fue directo a la cocina.–Mamá Tulia ¿ha visto a Juanne? – preguntó enseguida.–No señorita, él todavía no ha pasado por aquí por la cocina –le dijo la mujer sin voltearse –. ¿Necesita algo?–No, gracias. Solo que quiero hablar con él.La señora Eva venía entrando en ese momento.–Eva, ¿has visto a Juanne por ahí afuera? –le pregunto presurosa.–El joven Juanne está reunido con unos rancheros en el estudio. También están el joven Dereck y la señorita Andrea, yo misma los fui a buscar a solicitud de él. ¿Quiere que la lleve con ellos?–¡Sí! – respondió, pero enseguida se arrepintió –. No. Está bien así Eva, mejor espero aquí, creo que si me hubiese necesitado me habría mandado a buscar a mi también.Con un poco de dece
¡Regreso a Toronto!Pasaron varios días de pruebas en el laboratorio, por fin los avances de las perforaciones comenzaron a dar buenos resultados.Missie decidió ir a entregar las primeras muestras y avances en la universidad. Angeline y Nahomy también viajaron para visitar a sus familiares. Andrea y Dereck decidieron quedarse en el rancho. El profesor Alfred, fue a Inglaterra también a pasar unos días con sus padres.Lois Vincents, Delay y Juanne se fueron con Nahomy y Missie al aeropuerto, ellos se iban a Luisiana.Es mañana en el aeropuerto, cuando ya cada uno se dirigía a tomar su vuelo, Lois Vincents se despidió de su hija con un beso en la frente y se alejó. Missie se quedó esperando a que Juanne le diera un hasta pronto. Pero el sólo dio la vuelta y se marchó.Missie se quedó muy triste. Sabía que él estaba incómodo porque ella se iba directo a Toronto, sin embargo le sentó muy mal el hecho de que ni
¡¿Podemos seguir donde nos quedamos?!–¿Puedes ver esto? –Y la acercó a la nevera. Había una nota en letras grandes con fecha de ese día. En ella decía:Tuve que salir a Italia esta mañana. Regreso en tres días.Tu mamá. Besos ¡¡¡¡quiero verte!!!!!Con pasos sigilosos fue hasta ella, cerca, muy cerca le tomó el rostro y se unieron en un beso apasionado, bajó lentamente sus manos y ella cerró los ojos. Juanne le beso hasta las orejas, allí se detuvo y le susurro al oído:–¿Ya viste lo que te dejó tu mamá allí? –Missie se sonrió tímida.–No dejó nada allí, sólo escribió para que no me preocupe, sólo que yo no había entrado en la cocina.–¡Pero yo sí! Además ella quiso decir en la nota, que tienes permiso para que yo esté aquí, contigo.–¡Juanne eres un tramposo sin remedios! ¡No tienes cura!… –le hablaba ella entrecortada, casi imperceptible su voz. Temblaba de emoción. Temblaba de deseo.–Entonces, tú crees que podemos