Capítulo 12
De regreso a La poza de los juegos
A la mañana siguiente, se fue a las cominerías, se sintió muy débil al levantarse. Al mirarse en el espejo, sus ojos aun estaban hinchados. Su mente no estaba en paz aún.
Ni siquiera se acercó a la cocina a tomar su acostumbrado jugo. Cuando bajó de su cuarto lo hizo a toda prisa, corría, Ann la oyó y salió a la sala. Traía ya la bandeja. Missie la miró con ojos reprobadores pero le sonrío con mucha ternura, mientras Ann le decía –No me diga que se pensaba ir sin tomarse su jugo señorita. ¡Nada es más importante ahora que estar bien alimentada! ¡No se me vaya a enfermar mi niña!
–¡Está bien Ann, me tomaré el jugo, gracias!
La señora Ann le decía, al tanto que ella agarraba su vaso de jugo –Mire, váyase rapidito, que ya sé que no quiere ver a su papá, ya la conozco, cuando se levanta tan temprano es para no verlo –se calló por un momento, Missie le volvió a poner el vaso de jugo en la ba
Capítulo 13Por unos tragosSu padre llegó muy temprano esa tarde y se fue directamente al cuarto de Missie. Tocó la puerta con timidez, sabía que su hija estaba molesta con él, pero al igual que ella, ambos eran frenteros y apremiantes en las cosas que les involucraban.–Adelante –Missie, sabía que era su padre. Le sonrío al entrar.–Soy yo hija. Puedo hablarte ahora o prefieres descansar. Me ha dicho Molé que llegaste empapada con la lluvia y te encerraste aquí.–Estoy cumpliendo su mandato. Fue ella quien me ordenó que me metiera en la cama, después de que, casi a la fuerza, me hizo tomar un té caliente para evitar que me dé un resfriado.Su padre sonrió cariñosamente. Luego la miro y comenzó su conversación pendiente.El semblante le cambio totalmente a Lois Vincent, se torno serio, sombrío. Entonces comenzó a decirle:–Hija, antes que nada quiero pedirte perdón –le miro directamente a los ojos–. Sé que lo
De la “A a la “Z”Missie, de pie frente a su madre le comenzó a interrogar:–Quiero que me expliques cómo es que toda la fortuna de mi padre se acabó, cómo es que las empresas Vincents están a punto de cerrar, qué desde que nos fuimos a Toronto hasta hoy día todavía mi padre es quien nos sustenta y nos cubre todos los gastos, incluyendo los de la Villa. Quiero que me expliques por qué es así? ¡Mamá, tú ganas una exorbitante cantidad de dinero! Entonces como es que, según las cuentas de mi padre, absolutamente todo, incluyendo el fastuoso departamento en el que te das ciertos caprichitos, también es a cuenta de él.Lois Vincent, se acercó a Missie, y cariñosamente le tomó de la mano mientras le decía:–No está bien que le hables así a tu madre, además… ¿Cómo puedes decir esas cosas?Missie miró a su madre esperando respuesta, Elizabeth Leanders, muy sorprendida y confundida a la vez, no se atrevía a decir palabra alguna.–¿Es que no me piensas r
Elizabeth Leanders cuenta su historiaEntonces, Elizabeth Leanders, cuando ya no le quedaba más remedio, comenzó a contarle una historia a su hija…–Cuando me casé con tu padre ya había tenido un largo noviazgo con un francés que conocí en Nueva Orleans, donde yo vivía con mis padres. Con él estuve casi cinco años de noviazgo apasionado a escondidas de mis padres, luego, cuando ellos se enteraron, me hicieron llevarlo a casa. Esa noche le pidieron que formalizara la relación y le pusieron fecha a la boda, entonces él confesó que no podía casarse conmigo porque ya estaba casado en su país. Mi padre lo sacó de la casa mientras lo apuntaba con su rifle, y el francés se fue y no volvió a aparecer por aquellos lados.Missie oía atenta, mientras su padre triste y apesadumbrado oía a aquella mujer. Que pese a todo, amaba irremediablemente.Elizabeth se volteó a mirar a Lois Vincent, mientras, con delicadeza, echaba sus cabellos hacia atrás sacudiendo
Buscando otras opcionesLuego de unos días, después de que habló con su madre, ya calmada y con otras ideas en mente, se decidió a llamar a Dereck para plantearle, de manera sutil, la posibilidad de trabajar con una empresa en Estados Unidos, para desarrollar las pruebas de campo de su proyecto de grado, pero Dereck la cortó enseguida, le dijo que eso ya estaba planificado con sus padres desde ek inicio de la carrera y que ellos estaban dispuestos a aportar todo lo necesario para ello, agregando que ella lo sabía y había estado de acuerdo.Después de que habló con Dereck, y éste le rechazó la idea de realizar el proyecto en Estados Unidos, entonces a Missie se le ocurrió que pudiera pedirle a Dereck que la ayudase, y que sus padres, a través de las industrias Douglast sean los inversores en las empresas de Lois Vincent, así podía dejar de lado todo lo que tuviera que ver con Juanne y estaría salvando a su padre de la inminente quiebra.A l
DecisionesDespués de una noche con tanto en su mente, Missie se levantó y bajó temprano a la cocina esa mañana, y viendo a Ann moverse en ella para prepararle el desayuno, se sentó a esperar mientras la observaba ir y venir de un lado a otro. Colocándose de forma cómoda en la silla, se reclinó un poco en la orilla de la mesa y con una pierna debajo de sus glúteos.Ann se volteó hacía ella y por encima de sus ya gastados anteojos, la miró con curiosidad y soltó una sonora carcajada.–Jajajaja, señorita Missie, hacía años que no la veía así. Usted trama algo en esa cabecita –y riendo aún, continuó:–Pareciera que hubiese hecho una travesura y está esperando ver el resultado para reírse de ello, ¡mire que la conozco! Esa carita es la misma de cuando me revolvía los cubiertos en las gavetas y se sentaba ahí mismo, montando primero la pierna en la silla para después ponerle su trasero encima. ¡Así mismo esperaba para burlarse de mí cuando me v
Conociendo a cada quiénUna semana después, la villa era todo algarabía y gente por todos lados, Ann y Molé caminaban apresuradas atendiendo a los jóvenes visitantes.Molé, como de costumbre haciendo reír a Ann, le haló por el tirante del vestido mientras le decía:–¡Yo que me sentía tranquila porque la niña ya esta crecida y no se traería el muchacherío para la casa, como cuando estaba niña, y mira eso parece que fuese la fiesta de sus 7 añitos! ¿Recuerdas? Ese fue un día que corrimos mucho sacando esos niños del jardín, y el tejano vuelto loco y mal encarado por sus flores rotas y regadas, jajaja! –Ambas rieron a carcajadas.–¿¡Cómo olvidarlo!? –le dijo Ann–. Pero hoy, si me alegro mucho de que estén todos esos muchachos aqu&iacu
¿Con quién hablabas por teléfono?Al día siguiente, todos tomaron sus maletas y se enrumbaron al aeropuerto, Juanne les envió transporte y los pasajes de cada uno.A las 9 exactamente subieron al avión, Missie miraba a todos lados y se sintió muy decepcionada al constatar que Juanne no se iba con ellos.Dereck se sentó a su lado y le preguntó con quién estaba hablando cuando él la sorprendió en el estudio la noche anterior. Missie estaba algo pensativa y como si no estuviese allí, no le contestó. Dereck se molestó y comenzó a sacudirla un poco por el hombro a su lado, hasta que ella volteó a mirarle, le rehízo la pregunta.–¿Estabas hablando con alguno de los abogados?–Si –respondió a secas.–¿Es algún ogro o algo parecido –le insistió Dereck–¿Por qué lo preguntas?–No sé, es que creo que te quedaste molesta después que hablaste con esa persona. ¿Acaso te está molestando? De todas formas ya debe haberse
La llegada al Rancho “Los Cuatro Hermanos”El camino a aquél lugar se hizo muy ameno para todos, contemplar desde las alturas el verdor de las hermosas montañas, y los bosques que se veían era realmente cautivador.Missie habló muy poco, disfrutó al máximo de aquellos paisajes mientras disipaba su mente. Las demás chicas junto a Dereck, señalaban aquí y allá, luego de pasar por allí, bordearon una montaña rocosa y detrás de ella había un enorme Rancho, a los lejos se divisaba una gran cantidad de ganado pasteando y del otro lado un centenar de caballos daban cuentas de un inmenso y extenso terreno, kilómetros y kilómetros de verde pastizales, hasta pasar por una caída de aguas que provenía de lo alto de la montaña y cuyo curso seguía hasta los verdes pastizales. Sin darse cuenta el Helicóptero estaba aterrizando. Todos bajaron y un grupo de hombres los recibieron. Estaban dos de gruesa contextura que tomaron sus equipajes y los subieron a un rústico