LOS INICIOS

Una mañana más de trabajo, un día más como los otros, la promesa de Mr King de buscar un contacto para que me ayude por lo visto solo fue de momento para calmar mis ansias, sin embargo, yo sigo trabajando muy fuerte para poder conseguir mi propio dinero para poder pagar el abogado que necesito y recuperar mi casa.

He decidido volver al pueblo donde está mi casa, así que me tomare todos los días de descanso que no he tomado por trabajar, deseo ir al hospital a ver a mi hermana y por qué no, visitar a Ferdinand.

-Mr King, quiero avisarle que me tomare mis días de descanso pendientes, tengo temas que resolver, ya casi se acerca mi cumpleaños número diecisiete y desde que llegue aquí, pues nunca me he tomado un descanso, unas vacaciones o algo que se le parezca, así que desde el próximo sábado estaré lejos por unos tres o cuatro días, claro si está usted de acuerdo. - Le suelto a Mr. King mientras limpio el restaurante

-Claro mi niña, no se diga más, ve y resuelve no creas que me olvide de ti, mañana viene una amiga llamada Teresa, ella ya tiene tus documentos donde dice que eres mayor de edad, te ayudara con lo de tu casa- Responde Mr. Mientras hace unas anotaciones en una agenda

-Sabe señor King, usted ha sido muy bueno conmigo, ojalá algún día pueda compensarlo

-Yo solo te ayudo porque eres una buena empleada y chica, mereces cosas buenas- responde dándome una sonrisa en la comisura de sus labios.

No paso más de cinco minutos de esa conversación cuando sentimos unos fuertes ruidos en la entrada del restaurante.

- ¡QUIETOS! TODOS AL PISO- Entra bruscamente un hombre encapuchado al restaurante, detrás de él llegan dos hombres más, también encapuchados y con unas grandes armas apuntando a todos

Mr King y yo nos botamos al suelo uno muy cerca del otro, yo quería morir del miedo, empecé a sollozar, mis lagrimas no salían, pero era inevitable sentir pavor, llegué a pensar que iba a morir tan joven sin tan siquiera ver a mi hermana por una última vez.

-Tranquila mi niña, ahora vas a hacer todo lo que yo te diga, no es la primera vez que esto pasa, yo se quiénes son estos sujetos, no te preocupes. - dice Mr. Tratando de tranquilizarme.

Ahora vas a irte lentamente hacia la parte de atrás del restaurante, vas a avisarle a los muchachos que tenemos compañía, ellos sabrán que hacer.

-Pero Mr. Esos sujetos si me levanto ban a querer asesinarme

-No te preocupes, déjame eso a mí.

-DEJEN QUE SE VAYA TODO EL MUNDO, AQUÍ ESTOY YO, USTEDES VIENEN ES POR MI ¿VERDAD? - grita Mr. King hacia los hombres que nos están apuntando.

-Vaya vaya, el rey de reyes, por supuesto que venimos es por ti, y por todo lo que nos corresponde- responde el primer encapuchado

-Bueno, pues aquí estoy, deje que se vayan mis clientes, ellos no tienen nada que ver, además a ustedes no les conviene el escándalo.

-Está bien, salga todo el mundo tienen dos minutos para salir de aquí- dice el encapuchado.

Todo el mundo sale corriendo incluida yo, salgo hacia la parte de atrás del restaurante y allí estaban los dos escoltas de Mr.

-Oigan ¿Qué hacen aquí?, ha llegado unas personas muy peligrosas al restaurante y tienen al señor Mr. King, y ustedes aquí perdiendo el tiempo, tienen unas armas gigantes- les grito asustada a los guardaespaldas

- ¿Qué?, no nos dios cuenta ya vamos para allá- responde uno de ellos, llama refuerzos Ortiz, creo que los vamos a necesitar, le dice a su compañero.

-Señorita Liz, esto es para usted- saca y me entrega un arma.

-Defiéndase como pueda, esto se va a poner feo, si puede tome lo que pueda y lárguese de aquí esa gente acaba con todo el mundo.

-Pero si son solo tres y ustedes están entrenados- respondo molesta

-Son demasiado peligrosos, haga lo que le decimos.

Salen corriendo, me quedo temblando del miedo y pensando que hacer, pero al final del cuento que tenía que perder si ya lo había perdido todo, y mi corazón estaba duro como una roca, así que fui a la defensa de Mr. King y su restaurante, no se que estaba haciendo, pero había visto en películas como usar el arma así que me llené de valor y fui hacia ellos.

Caí al piso cuando escuché la cantidad de balas que estaban por todos lados, no sabía que hacer, a lo lejos pude observar como uno de los hombres malos habían matado a Ortiz uno de los escoltas.

Así que me llene de valor y empecé a disparar hacia los encapuchados dándole apoyo al otro escolta de Mr. King, no sabía que estaba haciendo y parecía más una película de acción, cerré mis ojos y dispare las veces que me dio el arma hasta que todo quedo en silencio, aunque sentí algo caliente en mi brazo, estaba herida.

-Liz, hija, ven aquí ¿estas bien? - es la voz de mr. King

-Miro hacia los lados y los tres hombres encapuchados estaban botados en el piso, muertos, el otro escolta de Mr. King me agradece por mi Azaña, y aun no entiendo que pasa allí.

-Liz, por qué hiciste eso, expusiste tu vida a razón de nada, té dije que te fueras, ahora tendrás que irte de aquí, te voy a liquidar tu trabajo y te vas de inmediato. - dice Mr. King preocupado

- ¿Por qué? me tengo que ir, yo soy feliz aquí y ustedes son lo único que tengo ahora, por favor no me eche, prometo trabajar duro y hacer lo que me diga, además hay que llamar a la policía.

-No entiendes hija, este no es un lugar para una niña como tú, aquí hay negocios que tu no entenderás y acabaste con dos de esos hombres, porque fuiste tu y es lógico que gente muy mala va a venir por ti y no quiero que por mi culpa te pase algo.

- ¿Yo los mate?, este no me di cuenta, ni vi, lo siento creo que debo ir presa.

-No hija, no entiendes esa gente es mala, ya mi gente viene por los cuerpos, aquí no vendrá policía ni vendrá nadie, nadie sabrá que fuiste tu quien ayudo a matarlos, no te preocupes, ahora alista tus cosas y lárgate de aquí.

-Pues no me voy a ir, déjeme trabajar para usted, cabo de descubrir que no le tengo miedo a nada, déjeme quedar con usted por favor- le suplico

-muchacha no se en que podrías trabajar para mí que no sea en el restaurante, quiero que seas una mujer de bien, lo que paso hoy no tuvo que pasar, está bien quédate aquí, pero te harás cargo de unos asuntos más personales, me has demostrado que eres de confiar.

-Gracias Mr King, ahora estoy a su disposición.

Desde ahí había firmado un contrato con el diablo, pero no me importaba, tenía un millón de sentimientos encontrados, la falta de mis padres, la burla de mis compañeros de colegio, la enfermedad de mi hermana, mi situación, todo había hecho que me hubiera convertido en una mujer sin sentimientos.

Mr King me había dado una larga lista de personas a las cuales debía cobrarles dinero que le deban a él, no sabía de qué tipo de negocios, yo solo obedecía órdenes.

Mi viaje al pueblo de mi casa quedo aplazado por un tiempo, debía de arreglar unos asuntos con el Mr. Y me demandaba mucho tiempo aprender, además de eso debía hacer cursos de defensa personal y mi sobre peso no me ayudaba en absoluto, aún seguía siendo esa chica gordita de la que todos se burlaban.

Empecé una rutina de ejercicios y una dieta balanceada, poco a poco fui perdiendo muchos kilos y tonificando mi cuerpo.

Aprendí a manejar armas de todo tipo, Mr, King se había encargado de entrenarme de todas las formas posibles para que nadie fuera hacerme daño, yo sentía que me estaba convirtiendo en un soldado de guerra.

Me levantaba muy temprano a hacer ejercicio, me acostaba muy tarde, y pocos meses después cuando me miré al espejo vi una mujer hermosa y totalmente diferente a la que hace un par de años se había congelado en el tiempo, estaba orgullosa de mí.

Era la hora de regresar al pueblo, recuperar mi casa, y ver a mi hermana. Y ¿por qué no?, empezar a vengarme de todos los que me hicieron daño cuando era una gorda, y aunque siempre me acepte tal cual, ellos solo se burlaban de mí.

Era de que conocieran la nueva Lizzie Brings, o mejor aún Lizzi knife.

Era una mañana muy soleada, estaba pronta a cumplir mis dieciocho años, me sentía espectacular, Mr King, me había convertido en toda una reina y yo solo tenía que ir con su escolta personal casa por casa cobrando su dinero, aunque ya llevaba tiempo trabajando con él, no me había enterado cual era en realidad su negocio, y con él era mejor no saberlo.

-Hija, ¿vas a ir tu pueblo por estos días? - Me pregunta Mr. King a mis espaladas

-Si señor ha llegado la hora, extraño tanto a mi hermana y aunque sé que su salud ha mejorado y que gracias a su ayuda ella está en un hospital de paso, quiero verla de pronto me recuerde, ya va para tres años que no estoy a su lado, y quiero recuperar mi casa, es lo único que me han dejado mis padres.

-Si, todo eso lo se hija, pero antes de que te vayas, quiero que conozcas a alguien.

-De quien se trata señor- pregunto intrigada

-Es mi hijo, es hora de que conozcas quien se va a quedar a cargo del negocio cuando me retire, que será en pronto hija, el será tu principal apoyo y será como yo, ya sabe de tu existencia y tu lealtad.

-ok, está bien Mr. King, gracias por la confianza

-Vamos nos está esperando en la sala del restaurante.

Sigo a Mr hacia el restaurante, y al entrar allí mis ojos se perdieron inmediatamente en aquel hombre, un hombre alto, cabello negro, acuerpado, con un rostro que parecía haber sido tallado por los mismísimos ángeles, unos ojos negros hechiceros, jamás en mi vida había visto tal belleza.

-Padre, estaba esperando pos ustedes, así que ella es la señorita knife, mucho gusto Ernest King, a sus órdenes- me dice le hijo del señor Mr King tomando mi mano y posando un beso sobre ella.

-Mu… mucho gusto, solo dígame, Liz, gracias- le quito mi mano de la suya, estaba empezando a sudar y no quería que lo notara.

Desde ese momento sentí una fuerte atracción por él, quería ser suya, yo era muy joven y jamás había tenido algo parecido a un novio, así que no sabía cómo actuar.

-Bueno muchachos, los dejo solos paraque se puedan conocer, ahora me iré a descansar- dice Mr King dejándome a solas con su precioso hijo.

-Eres muy hermosa y joven señorita Liz, mi papa me ha hablado maravillas de ti, como ya sabrás yo seré quien me haga cargo del negocio de ahora en adelante, seré yo quien de las órdenes.

-Si, eso ya lo sé y yo estoy aquí para cumplirlas, por eso no se preocupe señor Ernest- Respondo mirándolo irónicamente

-Ya se de sus habilidades señorita Liz, así que no debo explicar mucho acerca de sus funciones, por ahora no tengo más que decirle, me despido de usted, no sin antes decirle que es usted muy sexy y encantadora- se acerca al oído y me susurra- me encantaría también llevarla a la cama.

-Abro mis ojos demasiado nerviosa y sorprendida, y más bien eso había parecido una invitación a pecar, y yo de eso no sabía nada, había matado dos hombres ya, había sufrido decepción, había conocido la real tristeza, pero jamás había conocido que era el amor con un hombre, así que los nervios me jugaban una mala pasada.

Ernest sale del restaurante dejando por el paso el fuerte olor de su perfume, que se notaba era demasiado fino, y es que el hombre destilada elegancia por donde pasaba, que chica se podría imaginar que era un asesino en potencia, porque eso era, un mafioso más al igual que su padre y le lucia serlo, me gustaba.

El siguiente fin de semana me fui hacia el pueblo, tenía muchos nervios, deseaba entrar a mi antigua casa, quería abrazar a mi hermana, volver a mis raíces, ahora no me conocía.

Primero fui al hospital donde estaba internada mi hermanita, y allí estaba ella, tan delgada, tan mayor se veía ahora.

-Ella no se acuerda de nadie de su familia señorita Brings, y mucho menos si nadie ha venido a verla- me dice la enfermera de turno.

-S única familia soy yo y no había podido venir, pero de ahora en adelante me hare cargo de ella y vendré más seguido- Le digo mirándola molesta.

Me acerco a mi hermana:

-Carolain, hermanita, soy yo, me recuerdas, soy Liz, tu hermanita menor- le digo mirándola postrada en esa silla, ella solo mira hacia el jardín

-Hola, tú no eres mi hermanita, mi hermana es una bebe muy gordita y rosadita, ella está de viaje con mis padres, tú no eres mi hermana- responde Carolain desorientada

-y ¿Qué tal si tratamos de ser amigas? - le digo sonriendo

-Si, esa idea me gusta, me llamo princesa y tu como te llamas, ¿te puedo llamar princesa dos? - dice poniendo una voz infantil.

-Claro que si princesa- por dentro el corazón se me arrugaba de ver así a mi hermana.

Hace mucho no me inundaba la tristeza, pero ese día volvió todo sentimiento de nostalgia a mi corazón, ver a mi hermana tan sensible me hacía revivir muchos recuerdos, ella no tendría por qué estar así, pero el destino siempre ha sido cruel conmigo.

Paso como dos de la visita y yame dieron la orden de irme.

-Princesa vendré a verte pronto, ¿de acuerdo? - le digo a mi hermana

-Sí, aquí te espero princesa dos, ahora debo ir a la cama, te quiero- me dice Carolain mientras se abalanza como una niña pequeña y me da un abrazo.

Logro contener las lágrimas, ella es lo único que me queda en el mundo.

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