David y Mane salían de la terapia e iban rumbo a una hamburguesería cercana a cenar. — Para ser la primera sesión en la terapia ha estado muy bien... ¿Verdad? — El estudiante asentía, pues, era sorprendente la capacidad que tenía Sheyla de hacer maravillas con tan solo una dinámica de grupo. — Ha estado muy bien, sí. — El silencio reinaba en el coche entonces, el universitario cogía su teléfono, marcaba el número de Brenda con la esperanza de que la chica se lo cogiese para que se fuesen a cenar juntos, pero no había manera, la línea al otro lado se limitaba a un simple y llano tono de llamada. Por las calles de Guanajuato, y mientras el Range Rover negro del policía se arrastraba, Mane miraba a su marido. — ¿No contesta tu novio? — Su esposo abría los ojos sorprendido, no esperaba para nada que el policía le dijese algo así. — No es mi novio Mane, y para que lo sepas, estaba llamando a Brenda para ver si venía a cenar con nosotros. — Haciendo caso omiso a la última parte de la frase
A veces, la vida podía ser como una persona que tenía dislexia, es decir, podías leer bien las cuatro primeras páginas de un libro, pero al final, las palabras se borraban de tu campo de visión, o peor aún, se te confundían en la mente y tenías que volver hacia atrás para volver a leerlo todo más detenidamente, así una, y otra, y otra vez... Podríamos decir que así se sentía David esa noche en la cama, a su lado, unas espaldas gigantescas dormitaban, podría decirse que le había costado mucho aceptar la proposición de qué tuviese que compartir cama con Mane, por qué aunque quería evitarlo. No podía. En su casa solo había una habitación de invitados, y la estaban ocupando sus padres, luego estaba la de Miguel, la de Gabriela y la de ellos. Aunque todo sea dicho, David había preferido dormir en el sofá y nadie de su familia le había dejado, así que por descarte allí se encontraba, al lado de su esposo. Los nervios se entremezclan con la sensación que se le producía a alguien cuando esta
Era Jueves, y los muebles que los chicos habían pedido hace días en la tienda llegaban a manos de un gigantesco camión, David entraba más tarde a la universidad y es por eso que se había podido permitir el lujo de poder ayudar, en su cabeza aún latía el recuerdo de ese día, de la reacción y de por qué esa mujer había hecho que su esposo reaccionase así. Él había decidido no decirle nada, darle la libertad a Mane para que fuese él quien le contase lo que pasaba con esa trabajadora, aunque, por la familiaridad de la cara podía hacerse una idea de lo que estaba pasando.Permanecían en silencio mientras metían los muebles en la casa, y ese silencio era roto por la voz de Brenda que se asomaba para ver qué estaba pasando. - Hombre forastera... - El estudiante rompía el tenso silencio que poco a poco iba atenazando a la familia. Brenda seguía con su perrito en las manos, como ese motivo de aferrarse a algo para no caer del puente, siempre se había dicho que todos los suicidas estaban enamor
En la terapia, Mane y David se habían puesto en posición, el policía detrás del estudiante, así con todas las parejas, primero los hombres detrás de las mujeres y luego y viceversa. La actividad grupal consistía en que, debían dejarse caer y que sus parejas los cogiesen, eso afianzaría aún más la confianza, si es que esta había disminuido o incluso se había roto. Todos lo hacían. — !Venga David lánzate...! — El chico tenía mucho miedo mientras negaba. Sheyla unía sus ojos a los dos y se acercaba a ellos. — ¿Que os pasa? — Mane, era el que desde atrás respondía. — David no quiere tirarse, no confía en mí. Y su voz ronca y fastidiosa había hecho acto de presencia en los tres, el nudo en la garganta se había colgado en el estudiante. Pero, tantas veces le había dejado caer, tantas veces que no le había importado tirarle a propósito que ahora no había nada que pudiese hacer que el universitario quiriese hacer caso a la terapeuta. — Oh, o sea que tienes miedo... — David respondía. — Sí, e
En la hamburguesería y mientras Mane, Brenda y David cenaban, el chico terminaba por confesarle lo que habian hecho, Mane al principio intentaba comprender cual había sido el proceso mental por el que estaba pasando su esposo cuando se decidió a ir a la tienda. — !Ustedes no tienen ningún derecho a hacer algo así! — Y esa vez el policía tenía razón, nadie tenía derecho a hurgar en el pasado de nadie, por muy duro o complicado que fuese. — Sólo queríamos intentar ayudarte Mane. — Brenda era la primera en romper el tenso silencio que se había formado en la mesa. Él, golpeando con el dedo índice la tabla respondía. — Nadie les ha pedido ayuda. ¿Que no entienden? David miraba a su esposo, de nuevo esa parte que no le gustaba, esa parte que no quería que volviese se estaba volviendo a reflejar. El dolor golpeaba a David, lo golpeaba de tal manera que de repente sentía que no podía respirar, la respiración se le aceleraba a unos niveles fuera de lo común y aun así tenía que ocultarlo, mien
Si me llegan a decir todo lo que me iba a pasar tras el infarto, no me lo hubiese creído, durante toda mi vida he sido testigo de la lucha que mis padres emprendieron para darme lo mejor y que no me faltase de nada, por eso, les quiero demasiado, a ellos y a mi abuela, a la que no concibo mi vida sin ella. Llegar a caer en el vacío, en el abismo, en la lucha por llevar adelante una casa y a uno mismo fue agotador, pero más agotador aún fue el resultado final de la batalla, pero eso es otro tema, hemos tenido que pasar muchas cosas para llegar a poder abrazarnos Mane y yo. Un abrazo implicaba muchas cosas, implicaba refugio, protección, implicaba un cierto aprecio que se tiene que adquirir de cara a que todo salga bien. Fue un tiempo en el que tuvimos muchos vaivenes, un tiempo en el que sentía que sin Mane la vida había dejado de tener sentido para mí, saber que habíamos emprendido una carrera sin llegada a la meta me mataba por dentro. — Hola Cariño... ¿Qué estás haciendo? — Mi ma
¿Alguna vez te has enamorado de una persona de tu mismo sexo?Eso es lo que debieron pensar Mane Peña y David, un matrimonio por conveniencia que se ha acabado convirtiendo en una tórrida historia de amor.Mane, el hombre de la casa, está roto por dentro,y David, David ni siquiera sabe lo que significa sentir debido a su pasado.¿Qué va a pasar cuando dos almas heridas se unan?¿Qué va a pasar cuando el amor irrumpa en sus vidas?Pero lo más importante de todo... ¿Que va a pasar cuando la potencia de las emociones los inunde a los dos?
Guanajuato se despertaba soleado y colorido como cada mañana mexicana que se preciase, allí ocurrían muchas cosas, como en cualquier lugar del mundo, cosas como que dos de los protagonistas se hubiesen casado por conveniencia, David se despertaba, él fue obligado por su esposo a dormir en la habitación de invitados, un esposo que no le quería, que era déspota, un esposo que siempre que podía le maltrataba, en definitiva un esposo ausente en su vida como en la de su hijo, por qué si, una de las cláusulas y caprichos que tuvo David, como un niño rico es que casarse con Mane pudiese implicar poder adoptar y así lo hicieron, Miguel llegaba a sus vidas pocos meses después de su casamiento y ni por esas el hombre de la casa, Mane, cambiaba su actitud. David Abades era un chico sensible, cariñoso, con una hiper sensibilidad en su mente que le hacía pasarse la mayor parte del tiempo preocupado por lo que le había pasado, que por la solución en sí, además era el niño consentido de su padre, p