“Ella es mia, y no puedes hacer nada para evitarlo”
La afirmación en su voz al susurrarlo para que sólo yo escuchara su mierda, provocó que me hirviera la sangre. La palabra “mía” en sus labios me dio asco y repulsión. Inconscientemente una serie de imágenes de ellos juntos pasaron fugazmente por mi mente; ellos dos besándose, abrazándose, y haciendo lo que hasta ahora, yo solo había imaginado. El sobre ella, tocándola, acariciándola, haciéndole gemir hasta que grite su nombre.
Mi estómago se contrajo y solo una frase se repetía una y otra vez en mi cabeza; “Voy a matar a este hijo de puta”. Golpearlo hasta borrar la estúpida sonrisa de superioridad que adornaba su cara de bosta.
Necesito más, la necesito. Despegandome a regañadientes de su cuerpo, me incorporo sobre mis rodillas, tomó el borde de su vestido y lo arrancó de su cuerpo, rápido y de un tiro.Apenas la despojó de su vestido, inesperadamente ella arremete contra mi boca sin darme tiempo a reaccionar, me tomó de la nuca y con su cuerpo pegado a mi, me impulsa hacia atrás, dejando mi espalda contra el respaldo del sofá, con ella a oracadillas de mis piernas.Sin dejar de devorar mis labios, desliza sus manos por mi cuello hasta llegar al primer botón de la camisa que aun llevo puesta, ágilmente desprende cada uno, dejando mi torso al descubierto. Con la palma de su mano, marcando un recorrido por mi piel, su tacto provoca que un jadeo involun
Y tal como lo dijo, ese furtivo encuentro en el sofá solo fue el comienzo. Un incontable número de placenteros asaltos se desarrolló en mi cama. El tiempo se volvió relativo, la realidad se volvió distorsionada, solo eramos él y yo en un apartamento el cual se convirtió en nuestro propio mundo. El placer que sentí a su lado jamás la sentí antes, ni siquiera con Liam, fue totalmente irreal.No fue solo placer sexual que por cierto fue el mejor sexo de mi vida, sino que tambien me sienti realmente bien estando a su lado, bromeando, riendo, hablando de cosa triviales, disfrutando de la compania del otro.Pero en la vida todo la bueno tiene un final, era lunes por la mañana y mi sueño había sido interrumpido por una llamada de Beatrice, al pa
Me tomó alrededor de cinco minutos para ingresar a la oficina a enfrentarme a estos dos. Al entrar solo el señor Tylor está sentado frente a mi escritorio, mientras Liam permanece de pie junto al ventanal observando la maravillosa vista de la ciudad. Al darse cuenta de mi presencia, ambos giran para observarme caminar hasta mi silla, por mi parte no los miro y sigo mi camino. Liam que permanece justo detrás de mi asiento sin intención a moverse me mira fijamente, con un gesto le indico que tome asiento del otro lado de la escritura y me mira sorprendido por mi desconfianza, sin embargo no pone objeción. Puedo ver como su mirada se oscurece al notar algo detrás de mi cuello pero no dice nada, sos me mira mientras sus ojos se prenden fuego, la ira y la impotencia lo abruman. S
—Bien Emily, esto es un gran malentendido. Hace varios años, poco después de que tu abuelo fundara la empresa, Inglaterra pasó por una gran crisis económica que devastó la economía y casi destruyó lo que con gran esfuerzo tu abuelo había levantado, fue entonces cuando me pidió ayuda y como su mejor amigo no podía negar —comenzó hablar y sinceramente no entendí que tenía que ver eso conmigo, al ver mi confusión me extendio un monton de papeles y al leer el título quede más desconcertada; “Contrato” —La crisis tambien me afecto directamente por lo tanto me arriesgaba de sobremanera al ayudarlo, por lo tanto debía asegurar mi futuro y el de mi familia.Al leer el contrato parecía más una venta de propiedad que un acuerdo de mutua
Su declaración me dejó sin aliento. ¿Una década? Por favor, eso es todo una vida, un millón de cosas podrían pasar en un lapso de tiempo tan amplio.Pero a pesar de que es algo imposible sus palabras me conmueven, nos conocemos hace muy poco tiempo y el ya se proyectó diez años a mi lado.Conectó su mirada con la mía y sus ojos solo transmiten calidez. Su suave expresión me transporta, nada a mi alrededor es más relevante que el perfecto rostro del ser que tengo frente a mi. Es increíble las emociones que afloran mi interior con una sola mirada suya.Los acontecimientos del fin de semana contribuyeron aún más a todo esta maraña de emociones pero aun así no había querido prestarle demasiada atención y arruinar lo único bueno que me había pasado en estos meses. Es tan extraño que no lo entiendo, ¿cómo es posible que lo anhele tanto en tan poco tiempo?¿solo yo me siento así? si
Tanto mi asistente como mi nuevo guardaespaldas me miran en busca de aprobación. Por mi parte solo guardo silencio, conteniendo mis ganas de gritarle unas cuantas verdades. Momentos después ambos salen y un incómodo silencio se apodera del lugar.No lo miro, solo me concentro en un punto inexistente de la pared frente a mi. Estoy frustrada, porque muy extrañamente no estoy enojada con él, lo que hace que esté enojada conmigo misma por no estar enojada con él… Vaya, ahora entiendo a los hombres cuando dicen que somos complicadas e indescifrables. Ni yo misma entiendo porque todo es tan confuso.—Emily… —me llama en un susurro, pero no volteo a verlo, solo sigo en la misma posición que antes —Preciosa, por favor escúchame…
Baja su mano libre por mi cuerpo, recorriéndolo por encima de la tela hasta llegar al borde del vestido y subirlo de un tiro hacia mis caderas, dejando totalmente expuesta la parte inferior de mi cuerpo.Giro mi cabeza en su dirección para apreciar por un momento su accionar, lo que no pasa desapercibido por él, Cárter me mira y sus y ardientes ojos se dilatan aún más, dejando escapar un leve pero audible gruñido.—¡Maldita sea! —exclamó repentinamente, lo que me tomó por sorpresa. —podría correrme justo ahora con solo ver tu cara, te ves malditamente sexy con esa expresión… —susurra esta vez en mi oído, provocando que un jadeo involuntario se escape de mi garganta aumentando el deseo de tenerlo dentro de mi.
El suave beso no se prolongó mucho más que unos segundos, al separar nuestros labios nuestras miradas se vuelven a conectar por milésima vez en el día, a diferencia en esta ocasión es que sus ojos me miran con ternura y calidez, acompañada de una tenue sonrisa que provoca a mi corazón un vuelco, trayendo consigo una oleada de calor en mi pecho.La cálida sensación perdura hasta que finalmente él deposita un último beso en mi nariz y retrocede lentamente dejándome el espacio justo para que pueda bajar del escrito.Sin mediar palabra, camino a una de las puertas de la oficina que me llevan a un equipado habitación de descansa, al abrirá la puerta nos recibe un ambiente poco iluminado, decorado simplemente con una cama al centro,